Viena es una ciudad que respira arte por todos los costados, iglesias, palacios, casas, museos, galerías, chocolates, cafés, etc. todo es estupendo aquí, no sabes donde poner la vista y al final del día te duele el cuello de mirar tantas maravillas. Por lo que respecta al tiempo atmosférico, no hemos mejorado, al revés, más lluvia y más frío. Ayer amaneció un día de perros con lluvia y frío que obligaba (que delicia!) a ir a un museo, al Kunsthistorischesmuseum, del que hace poco hemos tenido una muestra en el Guggenheim de Bilbao. A la salida el sol brillaba y tomando algo de comer y beber en el Museum Quartier hice este apunte, con el Leopold Musem, que he visitado hoy a la mañana. Lo que veis en la acuarela con aspecto de barcas rojas son unos artilugios que los jóvenes utilizan para tumbarse o sentarse y comer y beber o simplemente charlar en completa libertad.
A propósito, en el hall del museo, del Leopold, se exhibe una muestra de 70 acuarelas de los mejores acuarelistas de la actualidad. Esto se hace como complemento a una exposición de la historia de la acuarela en Austria, que para mis pesar había terminado a finales de Mayo.
En Salzburgo también he observado en algún museo, obras de pintores no profesionales, en una sala junto a las obras maestras. Es un ejemplo que se podía exportar a nuestro pais.