Con estas palabras que hoy escribo, quiero agradecer
todas las felicitaciones recibidas durante estos días y al mismo tiempo desear
que todos y todas, sigamos siendo felices en el año que está a punto de
estrenarse.
Son deseos que espero se alarguen en el tiempo y duren
tanto como la larga vida que os deseo.
Pero también quiero felicitar a los demás. A los que me
leen y a los que no, a los que me entienden y a los que están en desacuerdo.
Para todos, deseo que el verbo amor
sea el verdadero motivo de la existencia, sean cual sean las palabras que se
utilicen para nombrarlo.
Deseo que las estrellas estén en nuestros pechos, en vez
de colgadas en árboles enanos. Deseo que de las nubes de algodón lluevan caricias y
abrazos verdaderos, anegando de cariño la adusta resequéz de la existencia.
Deseo que todas las figuras de los belenes recobren
movimiento y se afanen en sus funciones: que los pobres presentes de los
pastores, lleguen a quien los necesita. Que la luz que brilla encima del portal
alumbre siempre con claros destellos de esperanza, para todos los que nazcan,
sea donde sea.
Deseo y a eso os conmino, que luchemos juntos por que no haya más barcas
de Caronte cruzando los mares procelosos, buscando lo que no debía faltarles.
Porque eso es la Navidad: querer a un niño, cuidar a un necesitado,
entender a un emigrante, acoger a los que son masacrados en su tierra y sobre
todo querernos a nosotros mismos sin en gaños, para así aprender a querer a los
demás.
La Navidad y todo el año, es risa, es afrontar la vida
con el deseo de mejorarla, es saber perdonar., es estrenar una canción cada
mañana, es buscar con ahínco el sol que siempre aparece tras las nubes, es
saber buscar los versos que las vida nos ofrece, entre pardas hojarascas de
mala prosa.
Felicidad es que ningún emisario de Oriente, por muchos
regalos que traiga y por muy dorados que sean sus palacios, pueda poner una
“jaima” en nuestras conciencias y menos en nuestras convicciones. Sobre todo,
cuando a otros también venidos desde allí, se les niega hasta la existencia.
Esto y mucho más que me gustaría
poder explicar, es lo que deseo en estos días y en todos los días.
Yo me conformo con mantener a mis amigos, ser proclive a
los sueños y agradecer lo que me ha tocado en el reparto.
Y si puedo y a ello me comprometo, procurar ser un poco mejor, en cada unos de los días que
me queden.