El universo

El universo acumula formas con sus manos.
En sus gigantescos brazos
gravitan millares de mundos remotos.
Su masa colosal
puesta en marcha hace millones de años
avanza indetenible
en eterna expansión.
En su lento pero firme impulso
envuelve el espacio
con su lienzo de estrellas y galaxias
que resplandecen en la distancia.

Nosotros aquí en la tierra
con nuestros miedos y nuestras dudas
somos seres minúsculos
que no conocen
ni apenas presienten
la conciencia del universo
que los contiene.

Mi amiga tranquilidad

Mi amiga tranquilidad
viene a darme compañía.
Su presencia siempre me calma
y apacigua mi ajetreada existencia.
A ella no le cuesta trabajo ayudarme
a poner calma en mi pecho.
Es mirarla a los ojos
y me inspira una paz infinita
no sé si en el corazón o en el alma.

Mi amiga tranquilidad y yo
nos hemos hecho íntimos
ya en la madurez.
En la juventud tenía otro talante
que lo hacía imposible.
Resulta que ahora
su presencia me complace
y me anima a estarme quieto
a contemplar la riqueza del mundo
a disfrutar del hermoso silencio.

Mi amiga tranquilidad
es frágil y vulnerable.
Apenas un temblor
del atosigo de los días
la quebranta,
la más mínima impaciencia
y se precipita a huir sin remedio.
¡Lo sé!

Esta noche de estrellas
mi amiga tranquilidad
se asoma a mis ojos deslumbrados
cuando parece que la eternidad
me reclama.

Los cincuenta y seis años

Los cincuenta y seis años
se acercan ágiles y audaces.
Vienen a mi encuentro
buscándome
con una búsqueda de días exactos.
Cómo no aceptarlos
cómo no tomarlos con júbilo
si me buscaban desde hacía tanto
si se meten en mi cuerpo
en mis huesos
y en mi rostro
como si yo fuera suyo
y ellos fueran míos.

Gracias, cincuenta y seis años,
qué Dios os bendiga
por sostenerme
por juntaros
por amontonaros en rebaño
por venir a traerme
la plenitud de esta vida gozosa
a la que me entrego,
gracias por deslizaros dentro de mí
lentos, dulcísimos
sumándoos sin parar
continuando mi vida
que avanza ávida e impaciente.

Cierro los ojos
y los cincuenta y seis años
me sonríen
con su recién aprendida abundancia
y mientras el tiempo transcurre
camino con ellos todos juntos
la vida que ahora comienza.

Estar aquí dentro de casa

Estar aquí dentro de casa
sin ir al trabajo
cualquiera diría que es bueno
o que tiene su gracia
o al menos que no es lo peor
que me podría haber pasado.
Pero esta noche no puedo dormir
y he decidido escribir un poema
sobre la sensación
de estar aquí dentro de casa.
Así de sencillo.
“Todo va a ir bien”
dicen los carteles que mis vecinos
han colgado en sus ventanas.
Y tienen razón.
Estoy aquí dentro de casa
y tengo suerte
de estar haciendo lo que quiera
lo que me haga más feliz
como escribir este poema.
Tengo suerte
de no estar en una cama de hospital
sin aire en los pulmones
sin poder dormir
pensando en mi propia muerte.
No. No estoy atrapado.
Estoy aquí dentro de casa
sin correr peligro.
Y todo podría ser peor.