miércoles, 25 de abril de 2012
Eres mi taumaturga favorita
Amada mía,
la magia de tu corazón
es un misterio para mí
y un enorme alborozo
que nadie conoce mejor que yo.
Tus manos hacen desaparecer
hábilmente mis miedos.
Cuando tú y yo miramos a la luna
el mundo entero se enamora.
En suma, amada mía,
eres mi taumaturga favorita.
lunes, 23 de abril de 2012
Aldaba
A Raquel
Quiero darte las gracias
por el júbilo.
Porque aunque hace meses
que nos conocimos
ha sido hoy
que me has abierto
de par en par
la puerta.
Me has hablado
como si ya me conocieras
de antaño,
como si fuera un amigo
cercano con quien
te sientes cómoda,
a quien puedes mostrar
sin reservas
tus sentimientos,
tu fragilidad.
Y te he visto
por primera vez
y ha sido tierno,
dulce y hermoso.
Me he sentido
en paz.
Como recuerdo
de nuestro encuentro
me quedo
con la aldaba
que golpea las puertas
de la amistad.
Quiero darte las gracias
por el júbilo.
Porque aunque hace meses
que nos conocimos
ha sido hoy
que me has abierto
de par en par
la puerta.
Me has hablado
como si ya me conocieras
de antaño,
como si fuera un amigo
cercano con quien
te sientes cómoda,
a quien puedes mostrar
sin reservas
tus sentimientos,
tu fragilidad.
Y te he visto
por primera vez
y ha sido tierno,
dulce y hermoso.
Me he sentido
en paz.
Como recuerdo
de nuestro encuentro
me quedo
con la aldaba
que golpea las puertas
de la amistad.
miércoles, 18 de abril de 2012
Mnemotecnia
Entro en el aula
que me ha sido asignada.
Los alumnos
van a pasar una prueba
de conocimientos
y destrezas indispensables.
Paso lista lentamente
mirándoles a la cara,
intentando recordar sus nombres
aunque soy consciente
de que eso no será suficiente.
Después de darles algunas instrucciones,
comienzan a trabajar.
Mientras tanto,
me dedico a memorizar sus nombres
utilizando la lista disimuladamente.
Trato de hacerlo rápido,
así que utilizo
algunos recursos mnemotécnicos.
Los nombres que se repiten
son más fáciles de recordar.
Hay dos Marías,
dos Albas,
dos Jaimes,
dos Ignacios
y dos Gonzalos.
Hay un Juan y un Carlos.
Sus nombres juntos forman el mío,
será fácil recordarlos.
Hay una Teresa, como mi ex,
un Guillermo, como mi hijo,
una Natalia, como mi amiga de la facultad.
Asocio el nombre de otros
a algún rasgo físico:
Pablo y Adrián son muy rubios,
Mercedes tiene los ojos azules,
Mario es grande y tan alto
que casi no cabe en el pupitre.
Ramón es muy inquieto,
no para de moverse en la silla.
Es el primero que levanta la mano
para hacer una pregunta.
Se sorprende cuando le llamo por su nombre,
pero atendida la cuestión,
continúa trabajando.
Prosigo asociando nombres
a cómo van vestidos,
al lugar que ocupan en la clase
o a cualquier otra cosa
que me ayude.
Finalmente los repaso todos
hasta comprobar que me los he aprendido.
Después solo tengo que esperar
a que pregunten dudas
para sorprenderles
llamándolos por su nombre.
Cuando van acabando,
les pregunto qué tal les ha ido,
siempre utilizando su nombre.
Sorpresa, admiración, regocijo
y una corriente de simpatía
se establece entre nosotros
cuando comprueban que me los sé todos.
Se muestran amigables,
alegres y cariñosos.
Me siento bien acogido.
Hoy he querido mostrarles,
y acaso pueda ser educativo,
que sus nombres eran para mí
importantes.
que me ha sido asignada.
Los alumnos
van a pasar una prueba
de conocimientos
y destrezas indispensables.
Paso lista lentamente
mirándoles a la cara,
intentando recordar sus nombres
aunque soy consciente
de que eso no será suficiente.
Después de darles algunas instrucciones,
comienzan a trabajar.
Mientras tanto,
me dedico a memorizar sus nombres
utilizando la lista disimuladamente.
Trato de hacerlo rápido,
así que utilizo
algunos recursos mnemotécnicos.
Los nombres que se repiten
son más fáciles de recordar.
Hay dos Marías,
dos Albas,
dos Jaimes,
dos Ignacios
y dos Gonzalos.
Hay un Juan y un Carlos.
Sus nombres juntos forman el mío,
será fácil recordarlos.
Hay una Teresa, como mi ex,
un Guillermo, como mi hijo,
una Natalia, como mi amiga de la facultad.
Asocio el nombre de otros
a algún rasgo físico:
Pablo y Adrián son muy rubios,
Mercedes tiene los ojos azules,
Mario es grande y tan alto
que casi no cabe en el pupitre.
Ramón es muy inquieto,
no para de moverse en la silla.
Es el primero que levanta la mano
para hacer una pregunta.
Se sorprende cuando le llamo por su nombre,
pero atendida la cuestión,
continúa trabajando.
Prosigo asociando nombres
a cómo van vestidos,
al lugar que ocupan en la clase
o a cualquier otra cosa
que me ayude.
Finalmente los repaso todos
hasta comprobar que me los he aprendido.
Después solo tengo que esperar
a que pregunten dudas
para sorprenderles
llamándolos por su nombre.
Cuando van acabando,
les pregunto qué tal les ha ido,
siempre utilizando su nombre.
Sorpresa, admiración, regocijo
y una corriente de simpatía
se establece entre nosotros
cuando comprueban que me los sé todos.
Se muestran amigables,
alegres y cariñosos.
Me siento bien acogido.
Hoy he querido mostrarles,
y acaso pueda ser educativo,
que sus nombres eran para mí
importantes.
martes, 3 de abril de 2012
Testamento vital
He vivido ya cuarenta y siete años.
Hasta ahora
me he escapado de la muerte.
Amo la vida
y voy a aferrarme a ella
hasta mi último aliento.
Sin embargo, quiero ir
despidiéndome
pues no sé
si voy a irme pronto
para siempre.
Si fuera posible
deseo que alguna parte de mi cuerpo
siga viviendo en otros
cuando yo ya esté muerto.
No es que quiera
sobrevivirme
a mí mismo,
es que me gustaría hacer
un último servicio.
Pido ser desconectado
de cualquier máquina
si clínicamente
ya estoy muerto.
Dejo firmados
los documentos necesarios.
Quiero arreglar también
otros asuntos:
no quiero cajas,
ni cementerios.
Prefiero
que se esparzan mis cenizas.
Me gustan los bosques,
las montañas y los jardines,
aunque cualquier lugar
será bueno
para regresar a la tierra.
Que sea sencillo,
como quien da
un último paseo
con alguien querido.
Quien quiera,
que lea algún poema.
Será una buena forma
de despedirse de un poeta.
Mi agradecimiento
por adelantado.
Que os vaya muy bien.
Os quiero.
Madrid, a tres de abril
de dos mil doce.
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