"El pensamiento claro no nos basta, nos da un mundo usado hasta el agotamiento. Lo que es claro es lo que nos es inmediatamente accesible, pero lo inmediatamente accesible es la simple apariencia de la vida." antonin artaud.
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jueves, 28 de junio de 2012

junto a alumnas y alumnos, en el tercer festival de poesía en la escuela, pude realizar con la artista visual analía gomez camacho, un taller sobre la poeta marosa di giorgio




Taller con Marosa di Giorgio y los pintores surrealistas. 

Experiencias perturbadoras… porque nos “salimos” de la escena escolar. Salimos aún adentro. En esta aula se enseña, por ejemplo y en mi caso, Cívica. La asignatura para formar ciudadanía. Los chicos escolarizados brevan en la Constitución Nacional. Es tercer año. Los chicos son alumnos y alumnas, la adulta es una profesora. Cuando en este espacio irrumpe un Festival, otras vivencias están autorizadas. Se puede pintar en vez de tomar nota en la carpeta. Se puede manchar un banco por descuido y nadie sanciona. Se puede hablar en clase. Se puede reír y cambiar de lugar, y caminar. Hay libros de poetas y pintores. Los adultos pueden ser artistas. Los alumnos pueden convertirse en artistas. Releen fragmentos de ‘Los papeles salvajes”. ‘Así veo en qué me hace pensar”, dice alguien, fue la sugerencia. Otros adolescentes agarran una imagen con la fuerza de la imaginación y no la van a soltar hasta el final del taller. Las mariposas no se escapan, y los ángeles tampoco. “¿Una oruga es lo mismo que un gusano? ¿Hay transformación?”. “Una madre está cerca”. “Hay una palabra oscura. Hay una palabra cercana”. Todos hijos e hijas. Y el verde de las hojas, con tela.  Buscar como quién investiga el Universo. Des-pegar. Pegamento para el papel negro (Es la palabra oscura, me digo. Y yo que no lograba visualizarla). Analía va y viene. Ana toma fotografías. Las manos, las protagonistas. Remueven la témpera. Azul y blanco. Esos colores, exigen. Con voz firme. Las bocas rojas recortadas. Las nubes demasiado así, mejor, por qué no las hacen así. Los ángeles calzan botas negras. p A R A Í S O. Remarcar la pé. No. “Bueno, que se lea de lejos ARAÍSO, entonces”. Entre el cielo y la tierra marosiana. Las conversaciones con la fauna y la vegetación y los objetos dejan de ser inertes. Los dioses nos asistan cuando la razón no prima sobre nadie. Al comienzo del taller, alguien dice que soñó que alguien mataba a otro. “Viene la policía, ¿no profe?”. En nuestras mentes está todo. Y podemos soñar crímenes y no viene la policía. Aunque estamos muy vivitos y coleando. Ya sabemos, esto, no es una clase de Cívica. Es alguna otra cosa, y por esta vez. En el Festival de Poesía.

Para el FESTIVAL DE POESÍA EN LA ESCUELA, coordinado por Marisa Negri y Alejandra Correa. Ana Adjiman, coordinadora del área de Talleres Visuales del Festival. La artista visual Analía Gomez Camacho y yo, realizamos el taller al que hace referencia el texto, con chicos y chicas de un Tercer año, del Liceo 1.

Por Catalina Boccardo, año 2012. Agradecida por estos momentos con mis alumnos y alumnas, para toda la vida, a sus responsables.

lunes, 30 de abril de 2012

a 35 años de la primera marcha...




por el artista visual pablo ramirez arnol...

 a 35 años de la primera marcha de las Madres en la plaza de mayo... lucha contra aquella sangrienta dictadura del 76

martes, 28 de febrero de 2012

poesía de julia magistratti





El eclipse


Con un carbón te pintaste la cara
y tomaste el camino al espejo.
Alguien gritó “vengan a ver el eclipse”
y te quedaste alzada en tus propios brazos. Inmensa de tan triste.
Primitiva de la naturaleza.

Una madre apuró un pañuelo por si alguien decidía llorar.

-Lo que le sucede al planeta, nos sucede.
Lo has sentido cuando remontaste un barrilete
o bebiste con sed de un canal en el Perú-

Ya puedes volver a todos los espejos,
dejar piedras en los caminos
para que algo tocado por tu mano se incorpore al mundo,

o criar a tu conejo de la suerte
afinar los pastos
encontrar tu trébol.

Siempre llega el eclipse cuando están las madres cerca. Y su secuela
en la costura recién abandonada, seguirá en los años, comiéndote los ojos.

El agua que chifla sola hirviendo en la cocina;
el gusano del durazno sumergido en su placenta;
el huevo que siempre cae cuando hay un eclipse.

Mi madre es la que gritó, con la blusa a medio prender, y el cuello
extendido al cielo.
Alguien había dejado un libro sin señalar, otro la taza por la mitad
y una sábana mojada.
Y yo no caía en cuenta.

A la hora del eclipse, mi madre
era una niña olvidadiza, tremenda de sol,
que yo taparía con tierra.




Historias

La historia de dos que se amaron
cae aquí, igual a la cucaracha
muere de envés.

Arrojamos cadenas de deseos al universo.

Quien haya visto girar la tierra,
su pelota loca sobre un solo sentido,
temerá más el batir de los rayos de las antiguas historias cayendo en el presente.
La unidad mutada,
su sentencia que puede enlazar la muerte de un limonero, el canto de un zorzal, un niño en las estaciones, un número abandonado.

Siempre es mayor lo que no puede ser
Y despierta con sus clavos nuestros días.

Las historias imposibles están en todos los sitios
mendigan tu día, tus hijos y tus muertos.
Van en dirección horizontal igual a los fantasmas
o la mirada de los ancianos.

Indefensas, son tus huérfanas,
la causa del vacío que crías algunas tardes.

Las aguas del bautismo no las curan.

Todo lo que no ames se dispara al mundo
para que alguien lo recoja
No amar es clausurar a un niño
quitarle el hombre.




Las visitas

Arrastras el trapo, el de secar el piso
que, en breve, ocuparán las visitas.
y deberás colocarte el hombro en su lugar,
tu ojo que anda solo detrás de unas hormigas
y tu pie, que viene del desengaño
a llevarte a sus pequeños cementerios.

Deberás disimular la luna que criaste de pequeña
y tu tabla de la adivinación, allí, secando
después de una rabia o de una lluvia.

Tu pan caliente y tu pan enfermo
debes arrojarlos lejos, porque vienen las visitas.
Y al amor devolverle la temperatura
su color azul, sacarle la venda.

Yo que iba a ser anfitriona
ahora que miro mi reino tapado por la alfombra
quisiera que mis desperdicios no iluminen tanto.

No hay nada intacto aquí,
todo fue, a su modo, atacado por la vida:
las estampas por las arañas,
mis huesos por las vacunas,
las cortinas por miradas de personas.

No tengo gatos, si los tuviera serían los únicos
que sentirían calor de hogar entre mis andrajos.

Pero somos livianos, tenemos primitivos los cuatro elementos.
Nuestra tierra también es habitable.

Y aunque mis palomas celen,
en este reino hay niños dormidos abrazados a muñecos.





María Julia Magistratti (del libro “El hueso de la sombra”, ed. Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2011)

sábado, 14 de enero de 2012

un poema de humberto (cacho) costantini, escrito en el exilio. posteado por miguel martinez naón





Uno no debe tomar en broma a la distancia, dicen,
dicen que la distancia es un cuchillo,
una extraña botella donde crece la noche.

Que no se puede jugar con la distancia, dicen,
... porque la muerte viene como una bayoneta
y no hay Dios que te salve
cuando estás entre andenes que sollozan.

Que es una cosa seria la distancia, dicen,
que a veces se disfraza de hastaluego,
y a veces es tan simple
que dan ganas de hablarle, hacerle un chiste,
o simplemente andar calle tras calle
llevando su valija.
Total ella es así,
tiene un pequeño bolso y un pañuelo,
y un trajecito gris,
y es tan muchacha de familia, buena.

Pero no es de confiar en la distancia, dicen,
porque ataca de pronto y como un tigre,
tiene predilección por las gargantas.
Sabe partir en dos las primaveras,
saltar sobre palabras que palpitan
y beberles la sangre.
Sabe matar de golpe y limpiamente,
lo mismo que un verdugo.

Pero a mi me dan risa los verdugos,
quería decírtelo,
y con los tigres suelo llevarme bien,
y esto también quería decírtelo,
y la distancia es una cosa tonta,
un padrenuestro,
un pequeño bocado,
que mi amor se devora, clack, casi sin darse cuenta.




Humberto "cacho" Costantini

sábado, 7 de enero de 2012

"videla" del poeta alejandro schmidt




¿Qué hacía el mar?




Qué hicieron los sueños

Qué hicieron los muertos
con quién fueron

¿Bajaban las estatuas
con largos lápices
a beber
en la memoria?

Qué hacía el silencio
sentado entre las manos

y qué
las lágrimas

Qué hacían los padrinos
las rosas
los breteles
de la dictadura

¿Por qué brillaban látigos de sed?

¿Adónde flotaban las mentiras
pidiendo la verdad?

¿Qué hizo tu heroísmo
tu temor?

Y todos los días
todos los días
mirar el cielo
volver a trabajar

a tener cosas

¿Por qué ahora se ha vuelto
una palabra
un fotograma
libros
si era espuma de sangre
piedra
sobre lo invisible?

¿Por qué apareció
y desapareció
no del todo
no del todo

a ese
aquella
que conocías tanto?

¿No del todo
no del todo?

Llamó a tu puerta.

¿Te mostró sus botitas?
¿Su raro amor
venido con la noche?

¿Y a quién besaban
las campanas de las catedrales
de la dictadura?
Plegaria que fue
volvió
con un tarrito
golpeando paredones.

Palabra nacida
por la atracción o repulsión entre sus partes
originada por la existencia de electrones, con carga negativa
o protones, con carga positiva
desde el cuerpo de Silvia
Ramón Estévez
gente así...

de esos cuerpos
voces
atravesando médanos
llanuras, casitas

magnéticas como secretos
salían a regresar
exhalaciones, ideas, vísceras

¿de
en
con la dictadura?

Hay cadáveres decía el poeta
pero
¿hasta donde llegaron
los huesitos
su luz mala?

Todo eso
nada de eso
flota arriba
arriba del mar
hasta caer
también
en el exilio de América

¿Adónde estaba el mar?
¿Adónde estaban los pájaros?


¿Qué hiciste el 23,
el 25 de marzo?

¿Qué hicieron con vos?



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Como una rosa silvestre en el abismo




¿No había una inmensa vitalidad acaso
ansias
fervor de respirar
o hundirse?
¿No decíamos
(en voz baja pero tan intensa)
-armó las valijas
y después midió
los cielos del umbral o el olvido…
aquellos duermen
otros vendrán mañana
o esta noche
o cuando estés caminando
casi distraído-?

No están ni vivos ni muertos

¿Son persistentes
los encantos del saber ahogado?

Hasta en la sangre del ventarrón
se hallaban lobos, mártires y espías

confusos delatores
gasas de silencio

la tortura naciendo
como una rosa silvestre
en el abismo

ah, la inspiración
de lo cruel
las madres locas
los hijos santos
los oscuros principados
del exilio

y esta especie de celebración
ahora
en donde la agonía
recibe sus corderos
complacida por la banalidad

sí,
fueron tiempos
sublimes
sin duda

VOLVERAN.



(...)


-----------------------------------------------------


Por algo será




No están ni vivos ni muertos
están
allá
debajo del farol
en la casita de Dios

yo lo comprendo
(estábamos vivos y muertos)
una patria era el viento

y a vos
cómo te fue con el caudal
y el camalote
de la sangre derramada
aclamada

por algo será

que los llevaban a galpones musicales
y cantaba el jilguero ay! ay! ay!

tarde


tarde.



(...)



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Y no poder aliviarse con un grito




Y así se le salía el corazón y lo agarraba
y así se le salía el corazón y lo agarraba

y así se le salía el corazón

¡se le escapó!

y no poder aliviarse con un grito

y no poder culpar a nadie

sale del corazón
de su semilla
sale
la voz

¡ya!

aire plateadito

se fue con la capucha y el zurrón
cáscara más tierna y primera del amor

que lo agarraba
que lo soltaba
con sus manitas de santo y el vigor
que lo tenía
que lo perdía

anduvo por el mundo y se rompió

y no poder buscarlo en cuatro patas
y no saber ahora ni el candor

y así se le salía el corazón

se le salía.






de su libro "Videla", Córdoba, ediciones Recovecos, 2009


de Alejandro Schmidt, poeta y periodista, argentino

viernes, 30 de diciembre de 2011

poemas de autoayuda y aforismos para morir mejor‏, según nos medica máximo ballester


4



Consiga el sonido de unos aplausos.

Si contienen vítores y bravos, mucho mejor.

Colóquelos en su computadora,

su despertador, el timbre de la casa, su celular.

Cada vez que realice una acción, ponga los aplausos.

Recíbalos como si no los esperara

pero muy seguro de que son para usted.

Inclínese y agradezca.




16



Usted es el conductor de su propia vida.

Y su vida es su coche. No deje que otros lo conduzcan.

Usted mismo es el volante, la palanca de cambios

y las ruedas. Regule la velocidad a su antojo.

Cada vez que salga a la calle, camine con la destreza

de un mecanismo hidráulico. Que cada paso suyo

suene como el cerrar de las puertas de un coche importado.





17



Es posible que usted se deprima.

Para estos estados hay que estar bien preparado.

Vaya por su agenda y llame a sus contactos.

Hágase pasar por otro –un amigo, un familiar–

y comuníqueles a todos la tristísima noticia

de que usted ha muerto.

Reciba con gratitud las condolencias. Anótelas.

Anuncie que sus restos serán velados en el

Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación.




27



Nunca pierda la esperanza.

Nunca diga nunca.

Nunca pierda. Jamás.





28



Tómese una foto de cuerpo entero y haga muchas copias.

Una en la que usted aparezca como turista

con una cámara colgando del cuello,

una filmadora en una mano y en la otra una guía.

Compre varias reproducciones de pinturas y paisajes.

Recorte su foto y péguela en los cuadros.

Cuélguelos por toda la casa. Cuando lo visiten sus amigos

se asombrarán al verlo a usted en Bombay, en Tánger,

en Saint Thomas, entre los pequeños faunos del

Venus y Marte de Botticelli, en el Guernica de Picasso.






29



Confeccione una lista con sus talentos.

Sea generoso.

Cópiela en una gran pancarta.

A la próxima protesta en la vía pública

asista con la pancarta y atraviese la marcha a contramano.




30



Cultive el placer de regalar.

Regalar es regalarse.

Despójese de las cosas que ya no use.

Ejemplos:

un cepillo de dientes

una afeitadora de las descartables

un colchón

un felpudo de los que dicen Welcome

vajilla

espejos rotos

un flotante de depósito de agua de inodoro

un televisor blanco y negro

su colección de tapitas de gaseosa

su colección de caracoles de mar

su colección de videos de Jane Fonda

guías telefónicas

medicamentos

el cubo mágico de Rubik

rompecabezas con piezas faltantes

almanaques

el toallón de los Power Rangers

imanes de heladera

libros de Chopra, de Bucay y de Coelho.





34



En los días de aburrimiento, procure hacer actividades

distintas y divertidas. Construya un caleidoscopio,

por ejemplo. Uno lo suficientemente grande

para que quepa usted en él y pueda moverse a su antojo.

Dentro del tubo pegue triángulos de papel plateado

y azul brillante que sobresalgan y apunten hacia el centro.

Ilumine el tubo por dentro con las luces de su árbol de navidad.

Coloque una tapa con una pequeña mirilla cubierta con celofán

violeta. Al pie del caleidoscopio, ubique una escalera. Invite a sus

amigos a que lo espíen por la mirilla. Dentro del caleidoscopio

haga movimientos lentos, como si caminara por la superficie

de la luna. Dígales a todos que usted viaja por el tiempo.




de Máximo Ballester, poeta argentino

de su libro " Poemas de autoayuda y aforismos para morir mejor", Bs. As., El mono armado, 2011