hace noches que me despierto
con una carta entre los labios
y es que tengo mucho que decirte y nada
que mis hijos siguen creciendo y yo envejezco
y que me consta que tú andas en lo mismo
que ya llegó el otoño y los higos
me devuelven a tus besos y a tus labios
que la noche es
demasiado larga
para no tener tu cadera a mi alcance
que al acecho andan los monstruos y falta tu sonrisa
al otro lado del pasillo para salir de la cama
que ya puedo beber de tu taza sin apenas pensarte
pero que he tenido que subir tu foto al altillo de lo
prohibido
que no es sano hablar con las fotos de los desaparecidos
que tu pijama me sorprendió una mañana
al buscar en un cajón la ropa de abrigo
y que me rompí en un NO enloquecido
como postrada ante el cadáver del amado
que nadie va a salvarte de tu soledad
ni a mí tampoco
que al final estaremos solos ante la muerte
que no fue ni tu culpa ni la mía
aunque me sea difícil perdonarte
que por suerte la mar sigue ahí para liberarme
y quedan muchos árboles por abrazar
que te quiero y que te odio
a partes desiguales
dependiendo del día, de la hora y del recuerdo
que tengo mucho y nada que decirte
que parece mentira pero ya casi he contado tres meses
de días sin verte y aquí sigo
hace tiempo que me despierto en mitad de la noche
con una carta entre los labios