miércoles, 30 de junio de 2010

Y uno aprender









Después de un tiempo,

uno aprende la sutil diferencia

entre sostener una mano

y encadenar un alma,

y uno aprende que el amor

no significa acostarse

y una compañía no significa seguridad

y uno empieza a aprender.

Que los besos no son contratos

y los regalos no son promesas

y uno empieza a aceptar sus derrotas
                     
  con la cabeza alta y los ojos abiertos

y uno aprende a construir

todos sus caminos en el hoy,

porque el terreno de mañana

es demasiado inseguro para planes...

y los futuros tienen una forma de

caerse en la mitad.

Y después de un tiempo

uno aprende que si es demasiado,

hasta el calorcito del sol quema.

Así que uno planta su propio jardín

y decora su propia alma, en lugar

de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,

que uno realmente es fuerte,

que uno realmente vale,

y uno aprende y aprende...

y con cada día uno aprende.


Jorge Luis Borges





romi
 
 
Porquè para ser feliz hace falta no saberlo?

La escritura y el amor






La escritura no puede representar o significar el amor, pero en cambio, puede simularlo creando atmósferas placenteras que consiguen atrapar los sentidos del gusto, del tacto, de la vista, e incluso del olfato, exaltando así los ánimos de quien se atreve a aventurarse por sus intensidades.


Cuenta mucho la fantasía que acompaña a la imaginación, dejarse llevar por ese camino hacia lo perfectible y lo deseable. El enamorado duerme poco y casi nunca descansa, siempre se desvela para hallar la forma exacta de conquistar a su amada.

La escritura amorosa crea un bello lenguaje articulado desde el propio cuerpo, volviéndose un arte de la seducción, pero asimismo, constituye a la larga una especie de catarsis del dolor que sirve para dejar testimonio de lo sucedido y exorcizar todos los males.

En la escritura vivencial se describen los pormenores del desamor, incluyendo los trágicos celos y los tormentos somáticos de quien se enamora. Así como existe el lado tierno, también se reproducen en la realidad las circunstancias de querer sin ser correspondidos; esa es la otra vertiente que no se puede soslayar.

Tal escenario simboliza ciertamente, el gran sufrimiento del amor, porque no se puede vivir guardando odio en el corazón, ni alimentando rencores por los amores del pasado, esos que ya no están pero que un día sí tuvieron un inmenso esplendor.

Desterrando a la soledad que se vuelve tragedia cuando existen los despiadados celos. Sobretodo cuando éstos terminan en obsesión paranóica. Ante este panorama, es difícil no decepcionarse o sentirse insatisfecho en cualquier momento, huyendo siempre del amor no correspondido y buscando sin cesar el momento de cumplir los más preciados anhelos.

Pero cuando se supera la tormentosa soledad y la no correspondencia, la inspiración del enamorado no se detiene: su locura con frecuencia se vuelve el centro de su relaciones amorosas. Se desata el nudo de la creatividad y las musas acuden por fin al llamado. Es entonces cuando la sensibilidad aumenta, la escritura sube de temperatura y se estremecen las palabras, volcadas hacia la pertinaz tarea de revelar la intensidad del encuentro en pareja.

Las prioridades por resolver giran hasta tener otra importancia y su tema número uno es indagar el carácter sagrado ya no de lo amado, como en un principio, sino del puro sentimiento amoroso. En la medida en que se logra concretar ese juego de seducciones, los motivos de sus atenciones y cariños también son llevados al terreno de lo literario.

Justo allí la expresión del amor desmesurado se vuelve paradigma en la escritura. Esa es la razón de que Dante le haya cantado con tantos versos a su Beatrice, pasando por todo el Infierno, el Purgatorio y la mayor parte del Paraíso.

Es inmejorable el ejemplo de ese amor casi beatífico, mezcla inequívoca que se cristaliza como la misión sustancial de una vida dedicada a la hazaña de amar a otro ser, pero sin olvidar en absoluto que la redención del escritor está en el amor, y no en lo amado.



romi

Porquè para ser feliz, hace falta no saberlo?

martes, 29 de junio de 2010

Mis primeros libros





Me inicié en la lectura de la mano de mi padre,  (gracias a él hoy amo los libros) que siempre que leia algún libro nuevo nos lo contaba de una forma que nos hacia tratar de conocer a los personajes de los que hablaba, tenia todos los clasicos: Caperucita, Pinocho, pulgarcito,  Blancanieves, Cenicienta, La bella durmiente del Bosque (clásicos de la literatura infantil).

El primer libro que leí fué Los Heidi, cuando era chiquita mi mamá siempre me compraba las colecciones de libros que venían con las revistas infantiles,

Mi gran tesoro de niña era un libro que me regalaron cuando cumpli 7 u 8 años, era de cuentos pero no traia dibujitos,(era lo que más gustaba x que así me lo podía imaginar todo a mi gusto) .

Tenia unos 10 años cuando tuve varicela y mi madre me compró Alicia en el país de las maravillas. Quedé tan deslumbrada con ese libro

"La isla del tesoro". Lo leí dos veces en un mes..Tenía 11 años...Me abrió la puerta hacia los sueños.


Se me vienen muchos títulos a la mente, pero los que más me gustaban eran las colecciones de cuentos que había en la biblioteca. A partir de ahí no pare de leer Pero lo que más me incentivo fueron las clases de literatura en el colegio

Luego ya  de adolecente lei "Cien años de Soledad" de Gabriel Garcia Marquez, El tunel de Borges y muchos màs y recuerdo con gran alegría Bestiario de Julio Cortázar, de este libro tengo recuerdos relindos, lo lei de muy chica y no podia interpretarlo..y mi abuelito con paciencia me hizo entender que quiso contar Cortazar en ese libro...me gusta mucho Isabel Allende  tiene una gran sensibilidad para escribir, tengo varios escritores favoritos.
 
Mi abuelo ocupa un lugar importante en mi formaciòn para mi gusto para la lectura, puès tambien me enseñó a interpretar , especialmente contandome historias, el no era sin embargo hombre de lecturas numerosas. La sabiduría que había atesorado no se la habían proporcionado los libros, sino las asperezas y sinsabores de la vida;



El poema predilecto de mi abuelo se titulaba El vaquerillo; y me lo recitaba a diario, con una voz que era a un tiempo muy viril y muy melancólica, como si en el niño protagonista estuviese viendo  al niño que él mismo había sido:  

«He dormido esta noche en el monte

con el niño que cuida mis vacas.

En el valle tendió para ambos

el rapaz su raquítica manta

y se quiso quitar, ¡pobrecillo!,

su blusilla y hacerme almohada».


 
 Esta es màs o menos mi historia con la lectura.., se que no puse muchos libros que lei, pero lo que rescato que tuve la fortuna de tener como referentes a mis padres y a mi abuelito..y eso me hace muy feliz


 
 
romi
 
 
Porquè para ser feliz, hace falta no saberlo?

RAFAEL ALBERTI





“Tenía la poesía metida en el alma. Ha sido uno de los grandes poetas españoles, no sólo por la calidad literaria de su obra sino por la capacidad que demostró para llegar al pueblo, a los lectores.
“Su poética está impulsada por el recuerdo y la nostalgia del mar que le dio libertad, claridad y sobre todo esa capacidad de ver siempre la luz en medio de lo oscuro. Queda el recuerdo del hombre que marchó al exilio con el puño cerrado y volvió con la mano abierta. Su poesía pasó a través de tiempos turbulentos de España, pero siempre al fondo de lo oscuro, de lo tenebroso, de lo difícil, lo duro y lo negativo supo ver la esperanza, admirar la claridad por medio de las tinieblas.” .
 
"Rafael Alberti supo aunar las dos líneas vertebrales de la poesía del siglo XX: el riesgo y la rebeldía de las vanguardias y el entronque con la inspiración clásica, popular y tradicional"
 
 
Biografia
 
Rafael Alberti Merello nacía en El Puerto de Santa María (Cádiz) el 16 de diciembre de 1902, quinto de los seis hijos que tuvo el matrimonio de Agustín y María, nieto de bodegueros proveedores de las cortes europeas. En 1917 se trasladaba con su familia a Madrid, para dedicarse a copiar pinturas en el Museo del Prado, vocación que prefirió al bachillerato, que jamás terminaría. La nostalgia de la bahía de Cádiz y los remordimientos tras la muerte de su padre, le llevaron a refugiarse en la poesía y dejar la pintura en un segundo plano. A partir de ese momento, iría introduciéndose en la Residencia de Estudiantes, donde se relacionaría con los padres de la que se daría en llamar Generación del 27 (Dámaso Alonso, Lorca, Gerardo Diego y Aleixandre, entre otros), el ponderado movimiento intelectual que, según los estudiosos, había surgido con motivo del homenaje celebrado en Sevilla en 1927 a Luis de Góngora, en el centenario de su muerte, formado por un grupo extraordinario de autores que renovaría las letras e influiría de forma determinante en todas las artes. Alberti reunió entre 1920 y 1924 sus primeros poemas bajo el título "Mar y Tierra", que presentó en el Premio Nacional de Literatura de 1924-1925, y ganó, junto al poeta santanderino Gerardo Diego. El libro se titularía definitivamente "Marinero en Tierra".
 
 
Bibliografia, algunas de sus obras
 
 
 
Poesía, escena y prosa

Poesías anteriores a Marinero en tierra (1969)
Marinero en tierra (1925)
La amante (1926)
El alba del alhelí (1927)
Domecq 1730-1928 (1928)
Cal y canto (1929)
Sobre los ángeles (1929)
 
 
Poemas
 
Marinero en tierra

Cal y canto
Sobre los Ángeles
LXXV Balada del andaluz perdido





                                           Marinero en tierra



... Y ya estarán los esteros

rezumando azul de mar.

¡Dejadme ser, salineros,

granito del salinar!

¡Qué bien, a la madrugada,

correr en las vagonetas,

llenas de nieve salada,

hacia las blancas casetas!

¡Dejo de ser marinero,

madre, por ser salinero!

*

Si mi voz muriera en tierra,

llevadla al nivel del mar

y nombradla capitana

de un blanco bajel de guerra.

¡Oh mi voz condecorada

con la insignia marinera:

sobre el corazón un ancla

y sobre el ancla una estrella

y sobre la estrella el viento

y sobre el viento la vela!






romi
 
 
Porquè para ser feliz hace falta no saberlo?

domingo, 27 de junio de 2010

Viceverza



Tengo miedo de verte

necesidad de verte

esperanza de verte

desazones de verte



tengo ganas de hallarte

preocupación de hallarte

certidumbre de hallarte

pobres dudas de hallarte



tengo urgencia de oírte

alegría de oírte

buena suerte de oírte

y temores de oírte



o sea

resumiendo

estoy jodido

y radiante

quizá más lo primero

que lo segundo

y también

viceversa.


Poemas de Mario Benedetti



romi

Porquè para ser feliz hace falta no saberlo?

“¿Qué te ha enseñado la vida?”





 Charlando con mis padres  me enseñaron que los seres humanos (o al menos yo) queremos certezas y la vida es incertidumbre. Queremos que las cosas sean de cierta manera y nos cuesta aceptar que las cosas son como son, no como nosotros querramos que sean. Que en la vida hay que correr riesgos, que uno no sabe como van a resultar las cosas que emprendamos… pero si no nos arriesgamos tampoco vamos a saberlo… Que hay dos opciones, o te la jugás o no te la jugás. Resumiendo, la vida me enseñó que es mejor amigarse con la idea de que en la vida no hay certezas, seguridades, porque si no  amigamos con la idea acabamos detenidos… sin vivir por miedo a quien sabe que cosa.”

¿Qué por qué hago estas preguntas? Porque el sólo hecho de planteártelas vos mismo te hace pensar. Ahora están de moda los sentimientos y es bueno, pero la gente siente y siente y actúa únicamente guiada por eso y al final no piensa nada. Vale la pena pasar por esta pregunta, y el que se reconoce como un idiota porque piensa que la vida le ha enseñado poco, no lo es, por el contrario, tiene la humildad de reconocerse como es, y de saber que le falta mucho por aprender. Como dice la frase “El que reconoce un punto de locura e irracionalidad en su naturaleza está en camino de la cordura”.



Un consejo rápido y gratis, desconfía de aquellos que no se cuestionan sus éxitos o peor aun, aquellos que no los agradecen y se piensan superiores por alcanzarlos.

Mi abuelito me decia que de la madurez de una persona consiste en interrogarse el porqué de las cosas y de sus actos, porque eso le permitirá enmendar el camino cuando haya que hacerlo, y no creérsela demasiado cuando haya alcanzado lo inalcanzable de forma tal que pueda seguir aprovechando las oportunidades que le da la vida con humildad y sencillez.

Hay trenes que sólo pasan una vez en la vida, los suelen tomar los pasajeros despiertos y precavidos que están dispuestos a preguntarse y repreguntarse las preguntas que realmente valen la pena hacerse


 
romi
 
 
Porquè para ser feliz, hace falta no saberlo?

sábado, 26 de junio de 2010

Un corto viaje, dialogando sin palabras




Ella:

Llegué corriendo al andén. No solía retrasarme en la Universidad. Era maniáticamente puntual. Pero ese día el tren llegaba tarde y yo también. Veinte minutos pasaron en el reloj de mi vida, hasta que en la lejanía de aquella oscura mañana pude divisar las luces desdibujadas del farol de mi tren.

Los vagones aún dormían, silenciosos, con apenas el susurro de una niña hablando con su madre en un hilo de voz. Sólo ellas y yo en aquel sombrío y desierto vagón de mi tardía mañana. Mis libros también dormían en mi regazo, aún fríos por el rocío de la calle. Mi bufanda amarilla resguardaba mi cuello, empapada en mi perfume de fresias.

Tres estaciones pasaron en el momento en que él llegó. No lo esperaba, claro que no. ¿Pero quién espera al destino? Y mi destino, aquella mañana, tenía el pelo largo hasta los hombros, del color de los ríos. Llevaba ropa desgreñada y una guitarra bajo su brazo. Un bohemio, sin dudarlo. De no ser porque me miró directo a los ojos durante el tiempo que duró su paso, no me hubiese fijado en aquel muchacho de piel blanca y mirada perdida.

Pasó por mi lado, rozando mi tapado. Su aroma a cigarro me impregnó la memoria. Se sentó lentamente detrás de mí, con la guitarra en su regazo…

Él:

Dormía menos desde hace un tiempo, por eso llegaba muy temprano a mi trabajo. Pero ese día mi cuerpo dijo: “Ya basta”. Y me sentenció a unas horas más de sueño. Tomé el tren de las seis y cuarto, ese que dicen que viene vacío, pues nadie vive en las horas que yo vivo. De no ser por el color de su bufanda no la hubiese mirado. Nuestros ojos se encontraron al tiempo que el tren pitaba su partida hacia la siguiente estación. Era una universitaria, sin dudarlo. Lo supe por los libros de Cálculo que reposaban en su regazo, y porque cuando me asomé a su vagón observaba su reloj, con el atisbo de un retraso. No pude dejar de mirarla, la belleza de sus ojos exaltó mis sentidos. Y su perfume perforó mis poros, abrazando mi aroma a cigarro. ¿Qué debía hacer? Sentarme detrás de ella y observar su pelo castaño ondulado…

Ella:

Escuché una nota, luego otra y luego otra. Estaba tocando a mi espalda, con su mirada clavada en mi rostro. La melodía era lenta, baja, suave, armoniosa. Cerré mis ojos y aquellas notas recorrieron mi pecho, mi alma. Mi memoria evocó su rostro en el momento que él comenzó a tararear aquellas palabras: “Todo es frágil: tu costumbre de amarme, mi fe, el silencio y la vida que duerme en un vagón de tren. Tu contrato fugaz, la memoria, este hilo de voz, las quimeras que surcan estrechos y este corazón que persigue tu rastro…”

Él:

Observé su perfil, desde la diagonal de mis ojos a su rostro. Recorrí su rostro y memoricé sus modos. Ella notaba que la estaba mirando. Pero me era incontrolable. Vaya a saber qué extraña fuerza hizo que mis dedos se deslizasen inconscientes hacia las cuerdas de mi eterna compañera. Noté que cerró los ojos, como evocando algún recuerdo. Agradable seguramente, pues sonreía hermosa, como un niño cuando le prometen una plaza. Mientras tanto yo susurraba sílabas para ella…

Ella:

Cuando sus dedos cesaron de aquel jugueteo armonioso con sus cuerdas, su recuerdo se borró del interior de mis párpados. Abrí los ojos y observé que nuestro vagón continuaba oscuro y dormido. Ya no estaba desierto. No desde que él había aparecido. Yo miraba hacia el mundo que corría fuera del tren. Veía pasar volando los negocios que alguna vez había visitado. La heladería de mi niñez seguía en su puesto de la esquina, enraizada en la vieja Plaza Italia.

Sabía que me observaba atentamente, que me estudiaba cada ángulo y cada gesto con detenimiento. No me molestaba, me gustaba sentir que sus ojos rozaban mi piel de algún modo…

Él:

Y me quedé sin sílabas ante su sonrisa y los surcos de su mejilla. ¿Qué halagos puedes darle a la perfección? Lo que para mí era la perfección: las líneas de su rostro. Las notas se esfumaron de mis dedos, como las sílabas de mi voz, pero mis ojos continuaban hipnotizados. Miraba atenta a la vida que pasaba allí afuera. Se detenía en cada detalle de aquel barrio. Me enteré que le gustaban los helados, me lo dijeron sus ojos cada vez que un puesto de éstos se cruzaba ante ellos.

La universitaria retrasada volvió a mirar su reloj y a acomodar los libros de su regazo. Supuse que llegaba su estación…

Ella:

Cómo deseaba que se detuviese el reloj que vivía en mi muñeca. Mi estación estaba llegando…

Él:

Se levantó sigilosa, sin ganas. Tomó sus libros y miró al techo, como quien no quiere la cosa. El viento, que corría sin permiso por los vagones, esparció su aroma a fresias por aquel universo de rieles y asientos. Se evaporó tras la pared de aquel vagón.

Y llegó su estación… Y se llevaba con ella a mi amor nacido…

Ella:

¡Qué rápido corre el tiempo! Y eso que solía quejarme de que me pasaba despacio. ¡Qué ironía cuando los sentimientos se unen al tiempo! ¿Acaso no podía romperse el tren en medio del puente que estábamos cruzando? La hora de la despedida imaginaria llegaba y debía irme. Pisé el primer escalón de mi tren, pero mi corazón se detuvo en aquel instante. La película de mi vida sin su aroma a cigarro comenzó a correr por mis ojos, garabateada en mis pupilas. Y no pude descender más escalones…

Él:

Se había ido, arrastrando mis sueños nacidos en aquel vagón. ¿Acaso el amor podía nacer en un vagón de tren? ¿Podía mi corazón crear sueños en tan corto tiempo? Sólo una larga mirada nos unió. ¿De eso se trataba el amor?

La busqué a través del vidrio empañado de mi ventana, pero no había ni un vestigio de sus pasos. Pensé que aquello había sido un sueño, una invención de mi corazón…

Ella:


El tren arrancó, con mis piernas petrificadas en aquel segundo. Y ya no pude bajarme… Nunca quise bajarme a aquel andén. ¿Qué haría ahora? ¿Debía volver?

Y así fue que me asomé…

Él:


Y entonces se asomó. Reapareció tras la pared de aquel vagón. ¡Juro que el corazón me desbordaba de emoción! No podía haberse equivocado de estación. No le faltó tiempo para descender…

Ella:

Y me miró…

Él:

Y la miré…

Ella:

Nuestras miradas se enredaron una con la otra sobre el espacio circundante…

Él:

Y sonreí…

Ella:

Y me sonrió…

Él:

Y entonces nuestro encuentro…



romi


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La literatura en la edad media





La épica representa una de las tendencias principales de este período y responde a una situación social de continuos enfrentamientos fronterizos; en estos poemas, de tradición oral, se narran las aventuras de un héroe, o conjunto de nobles, que reúne las virtudes de valor y justicia; se distingue de la literatura clásica griega y latina tanto por utilizar las lenguas romances como por tratar temas de interés popular, situados en una época indeterminada. Sus temas se agrupan en ciclos que se corresponden con leyendas populares características de las diferentes culturas. De las obras épicas hay que destacar:



◦La canción de Roldán


◦El cantar de Mio Cid


◦El cantar de los Nibelungos


La lírica provenzal, o poesía trovadoresca, escrita en lengua de oc, es la más antigua expresión lírica en lengua romance e influyó en Italia y en las literaturas hispánicas de la Edad Media. Se trata de poesía culta en lengua vulgar, escrita para ser recitada, de sensibilidad cortesana y centrada en el amor cortés, en el cual el amante rinde vasallaje a la amada. Estas composiciones eran recitadas por trovadores, entre los que destacan los provenzales Guilhem de Peitieu, Marcabru, Bertran de Born y Bernart de Ventadorn.


En Italia, la lírica tiene su máximo exponente en Guido Guinizelli, quien encabeza lo que se ha denominado dolce stil nuovo, en el cual la idealización de la dama la eleva a un plano espiritual, próximo a la adoración divina. Otros destacados representantes de este movimiento fueron Guido Cavalcanti y Dante.


En Alemania, la poesía lírica primitiva recibe el nombre de Minnesang y no entra en contacto con la poesía trovadoresca hasta el siglo XII, sus temas son políticos y morales: la lealtad, el valor, la tristeza y, a partir del siglo XII, también trata el amor cortés. Destacan Küremberg, H. von Morungen y W. von der Vogelweide, máximo exponente de las estrofas propias de este movimiento: el spruch, epigrama de una estrofa, el lied, canción compuesta por estrofas simétricas, y el leich, composición de una sola estrofa de estructura variable.


Otra forma de poesía común a toda Europa fue la goliárdica, que escrita en latín en sus inicios, derivó hacia las lenguas romances paralelamente a la degradación de sus temas; los goliardos, poetas y clérigos vagantes, constituían un grupo bohemio y culto que se mostraba rebelde ante la Iglesia y que preconizaba un estilo de vida desenfrenado. Destacan los Carmina burana alemanes, además de otras colecciones de Carmina anónimas en toda Europa.

Paralelamente a la poesía épica y a la trovadoresca, surge en Europa una poesía de tipo novelesco compuesta por autores cultos, que persiguen el refinamiento en la forma; a diferencia de los cantares de gesta, es literatura para ser leída, no recitada. En esta corriente se insertan la obra anónima Roman de Thèbes y el Estoire de Troie, de Benoît de Sainte-Maure. La novela versificada francesa cuenta con las obras relativas a la materia de Bretaña, de origen céltico y predominio de lo maravilloso, en las que se funden tradiciones legendarias referidas al rey Artús. Destaca Chrétien de Troyes con Lancelot, El caballero de la carreta y el inacabado Perceval o El cuento del Grial.


El teatro medieval es de carácter religioso y surge con el traslado de las representaciones religiosas al exterior de las iglesias; a partir de ese momento los temas se secularizan. La forma destacada de teatro medieval fue el misterio, alegoría sobre la redención cristiana que englobaba dos ciclos: el de Pascua y el de Navidad, inspirados ambos en los Evangelios.


A partir del siglo XIV la cultura empieza a salir de los monasterios, lo que conlleva un cambio de temas y estilos debido a un mayor refinamiento intelectual. Por primera vez se toma conciencia de época diferente de la clásica; la literatura se torna más humanista y aparece la descripción del mundo burgués. Italia es la cuna de este movimiento, desde donde se irradiará a Francia, España, Países Bajos, Alemania e Inglaterra.

La Divina Comedia de Dante Alighieri marca el inicio de esta nueva tendencia a caballo entre dos épocas; por su fusión de géneros podría considerarse una composición lírica de fondo épico con matices dramáticos; partiendo de fuentes clásicas y escolásticas, narra a través de cien cantos en forma de tercetos encadenados una visión global del mundo y resume el conflicto de la relación entre el hombre y el universo, en un momento en que empezaban a cuestionarse los valores religiosos.


La lírica de esta etapa de transición cuenta con la figura destacada de Petrarca, quien, sin romper con el misticismo medieval, está considerado el primer hombre moderno por su marcado humanismo que ya anuncia elementos nacionalistas; en Italia inicia la sensibilidad por la naturaleza y aboga por la libertad del hombre como ser individual. Su lírica está recogida en el Cancionero y contribuye a enriquecer la lírica de tema amoroso, tanto por el tema, el estudio introspectivo de los propios sentimientos, como por la consecución de la forma de expresión, el soneto.


La novela de este período destaca, igualmente en Italia, en la figura de Boccaccio, quien logra hacer de la lengua romance un instrumento artístico apto para períodos retóricos y formas de gran estilo. A partir de este autor, las lenguas vernáculas se consideraron como medio de expresión equiparable a las clásicas, consideradas hasta entonces las únicas cultas. Obra cumbre de esta tendencia es el Decamerón, estructurado en cien cuentos, que constituyen una sátira contra la burguesía florentina. La técnica narrativa utilizada en esta obra es la base de todo el desarrollo occidental posterior de este género: los perfiles psicológicos se manifiestan desde el principio del relato y no varían en su desarrollo, los personajes circulan alrededor de un argumento que es el verdadero punto de interés de la obra; todo ello se expone con tono burlesco e irónico, que se convertirá en la clave de la prosa moderna para la descripción de la sociedad y las costumbres.


En Inglaterra, y siguiendo la corriente marcada por Boccaccio, destaca G. Chaucer, quien, en los Cuentos de Canterbury, refleja la sociedad inglesa, caracterizada mediante toques de humor sutil y un lenguaje vivo, expresivamente coloquial y de gran riqueza. Estos autores simbolizan las tendencias que florecerán, más tarde, en la literatura occidental del renacimiento.


Por otra parte, en España, durante el siglo XV, destacarán autores como Jorge Manrique, cuya obra máxima es Coplas a la muerte de su padre, y Fernando de Rojas, célebre por su Tragicomedia de Calisto y Melibea, más conocido con el título de La Celestina.






romi


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viernes, 25 de junio de 2010

Los 10 bares literarios más famosos del mundo


Se trata de una lista realizada por Forbes que, sin duda, está basada en la literatura anglosajona. Con énfasis en escritores norteamericanos y británicos, podemos aprovechar esta lista para darle un toque interesante a nuestro próximo viaje a Nueva York, París, Londres o Dublín.





1. White Horse Tavern, Nueva York: Lugar donde Allen Ginsberg y Jack Kerouac tomaban no precisamente tomaban aguas minerales.

2. Algonquin, Nueva York: Local frecuentado por famosos periodistas como Dorothy Parker de Vanity Fair.


3. Heinold’s First y Last Chance Saloon, Oakland, California: Aquí Jack London fue asiduo cliente durante un año de su vida.


4. Harry’s New York Bar, París, lugar donde vio la luz el Bloody Mary y visitado por clásicos como Ernest Hemingway y Sinclair Lewis.


5. Bar Hemingway en el Ritz, París, lugar que cambió su nombre a razón de su archiconocido cliente.


6. Ye Olde Cock Tavern, Londres, taverna que ya existía en los tiempos de Charles Dickens.


7. Davy Byrnes, Dublín, en estas mesas de madera repletas de Guinness James, Joyce desgranó alguna de las páginas de Ulises.


8. Eagle and Child, Oxford, entre pintas J.R.R. Tolkien le daba vida al Hobbit en discusiones con C.S. Lewis.


9. Long Bar al Raffles Hotel, Singapur, donde Joseph Conrad y Rudyard Kipling rememoraban la madre patria en la distancia.


10. Floridita, Havana, Cuba, frecuentado por el dramaturgo Tennessee Williams y del incombustible Ernest Hemmingway.


Cualquiera que esté más marcado por la literatura en castellano, echará de menos los cafés que tantas y tantas horas albergaron el humo y la conversación de los escritores que hicieron famosas sus paredes durante finales del siglo XIX y, por supuesto, durante los años veinte y treinta del pasado. La bohemia barcelonesa del Quatre Gats en épocas de modernismo y la bohemia madrileña de los treinta con cafés tan singulares como El Colonial, el Café de Oriente, la Flor y Nata, el Café de Pombo y el Café Gijón.



romi

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Una tarde en Paris





García Márquez leía a sus ídolos literarios en pensiones de mala muerte, soñaba que alguna vez podría ser como aquellos monstruos de la narración y luego, cuando se los encontraba en la calle, por culpa de un emocionado pudor paralizante, los dejaba pasar de largo. Le sucedió una vez con Ernest Hemingway: había leído El viejo y el mar en la revista Life y una lluviosa primavera de 1957 lo detectó en el boulevard Saint Michel, en París, camino al jardín de Luxemburgo. Todo lo que Gabo pudo hacer fue gritarle "Maestro", con el gesto de un simple fan. Hemingway se dio vuelta y le gritó en un castellano precario: "Adiós, amigo".



Algo parecido le ocurrió un año antes con quien después se convertiría en uno de sus grandes compañeros del boom latinoamericano: Julio Cortázar. Cuenta el autor de Crónica de una muerte anunciada que había leído Bestiario en un hotel de Lance de Barranquilla donde dormía por un peso con cincuenta, entre jugadores de béisbol mal pagos y prostitutas: "Desde la primera página me di cuenta de que aquél era un escritor como el que yo hubiera querido ser cuando fuera grande".


En el otoño de 1956 García Márquez recibió la noticia de que Cortázar paraba en un café de París llamado Old Navy, sobre el boulevard Saint Germain. El colombiano, que era por entonces un joven periodista, asistió durante muchas tardes a ese bar con la esperanza de encontrarse con el argentino. Hasta que un día el sueño se hizo realidad. "Era el hombre más alto que se podía imaginar, con una cara de niño perverso dentro de un interminable abrigo negro que más bien parecía la sotana de un viudo, y tenía los ojos muy separados, como los de un novillo, y tan oblicuos y diáfanos que habrían podido ser los del diablo si no hubieran estado sometidos al dominio del corazón". La descripción del Premio Nobel es magistral, como siempre lo fueron sus crónicas noveladas y reportajes.


Esa tarde, el tímido García Márquez se la pasó acechando a su ídolo, sin conseguir juntar el coraje suficiente para abordarlo. Lo vio escribir más de una hora sin parar, tomando sorbitos de un vaso de agua, y cuando comenzó a oscurecer, lo vio también guardar la pluma y salir del café con el cuaderno escolar bajo el brazo.


Cortázar escribía literatura en esos cuadernos, pero se munía de delgado papel de carta para enviarles misivas a los Jonquières, la familia de un viejo amigo que había conocido en la escuela argentina Mariano Acosta. Les escribió intensamente entre 1951 y 1957 narrándoles la vida cotidiana y la primera impresión que le causaba Francia, sus vagabundeos por la ciudad, su visita a los museos, sus experiencias con la música. También sobre su libro acerca de Keats y sobre los secretos de su célebre Historias de cronopios y famas . Las cartas siguieron, aunque más espaciadas, hasta 1983 y ahora son recogidas en un volumen de Alfaguara que anticipamos en forma exclusiva.


Ese libro muestra una nueva imagen de ese Cortázar que estaba construyéndose intelectualmente en Europa, adonde se había autoexiliado. Esa formación llegó a ser frondosa y García Márquez lo consideraba un verdadero erudito en varios temas. A Gabo le impresionaba también su elocuencia y su memoria en privado, y a la vez, la fascinación que ejercía de manera casi sobrenatural en público. "En ambos casos fue -escribió García Márquez en su necrológica- el ser humano más importante que he tenido la suerte de conocer."








romi


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jueves, 24 de junio de 2010

Por ti mi vida











Por Ti Mi Vida

Neruda



Podría partir sin regreso

Podría quitarme la vida

Y hasta puedo...

Pensar que solo fuiste un sueño

Pensar que no existes

Podría cambiarte el nombre

Podría decir que no te conozco

Y hasta puedo ...

Pensar que estoy enamorado

Pensar que en todo he ganado

Podría gritar que ha nadie amo

Podría fingir que nadie me ha atrapado

Y hasta puedo...

Pensar que nada mío te has llevado

Pensar que como a tantas te he tomado

Podría perfectamente pasar por tu lado

Ignorarte, no mirarte, ni saludarte

Podría, seguir mi camino al sur

Mientras tu te vas para el norte.

Podría, engañar mil veces a mis sentidos

Pero jamás podría.... parar a este corazón

Que late y palpita que suspira y suspira

Por su amada perdida ...

por ti mi vida.


 
 
romi
 
 
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miércoles, 23 de junio de 2010

Reflexiones de Saramago







""A las palabras hay que arrancarles la piel. No hay otra manera para entender de qué están hechas.""

Lei un reportaje en que Saramago reflexionaba sobre este tema, de esta manera....realmente muy interesante

Hablar correctamente significa "pensar bien y de modo justo".
- Con el paso del tiempo, la palabra y el lenguaje se van deteriorando, causa por la cual el ser humano en muchas ocasiones solo emite "gruñidos".
- Se debe usar un lenguaje "correcto y cultivado" en nuestras relaciones con los demás, porque "un buen uso de la palabra, también puede producir simpatías y risas entre compañeros".
- Al igual que un obrero mantiene limpios sus instrumentos de trabajo, "nosotros no debemos descuidar las herramientas con las que nos comunicamos", porque "cada palabra pesa y significa algo."

En pocas palabras: hay una manera "correcta" de expresarse, que implica disponer de una mente bien amueblada, y toda evolución lingüística es para peor. Si "descuidamos" nuestro modo de comunicarnos, acabaremos haciéndolo a base de "gruñidos".


La posición contraria a adoptar palabras de otras lenguas encierra una falacia. Los puristas consideran que conduce a una transformación del carácter de la lengua, lo que supone un desastre. Si bien lo primero no deja de ser cierto, lo segundo no lo es en absoluto, como lo demuestra la historia de las lenguas [...]. Las palabras procedentes de otras lenguas siempre añaden valor semántico a la propia, permitiendo expresar los pensamientos de manera mucho más matizada. [...] De este modo, el lenguaje como un todo adquiere una nueva dimensión léxica de la que carecía con anterioridad. [...] yo valoro cada préstamo de mi repertorio lingüístico, y espero ilusionado el día en que los demás sientan lo mismo.




romi


Porque para ser feliz, hace falta no saberlo?

domingo, 20 de junio de 2010

Cuenta regresiva





Hay un punto en tu vida, en el que te das cuenta: quién importa, quién nunca importó, quién no importa más, y quién siempre importará.

De modo que no te preocupes por los que han estado en tu pasado y ya no lo están más, aprovecha al máximo los momentos con lo que si están, siempre hay una razón por la que algunos no estarán en tu futuro ...


Un sabio dijo: La riqueza del ser humano se mide por la cantidad y calidad de los amigos que se tiene.


Gracias a todos aquellos que sí están en mi vida y por ser parte de ella.


Deseo que nunca les falte un sueño por el cual luchar, un proyecto por realizar, algo que aprender, un lugar a donde ir, y alguien a quien querer… cada día es una nueva oportunidad y no duden nunca en volver a comenzar, todo tiene su recompensa...



romi


Porque para ser feliz, hace falta no saberlo?

Murió el escritor José Saramago

Maestro

El viaje no acaba nunca. Sólo los viajeros acaban. Y se puede ampliar la memoria en la memoria en la narrativa. Cuando el viajero se sienta en la arena de la playa y ha dicho: "Hay mucho que ver", sabía que no era cierto. Hay que ver lo que no se ve a ver de nuevo lo que hemos visto, en la primavera para ver lo que vimos en el verano, el día ver lo que vimos en la noche, con el sol en la primera vez que llovía, ver los abonos verdes, la fruta madura, la piedra que ha cambiado de posición, la sombra que no estaba allí. Debemos volver sobre los pasos ya expuestos, para repetir, y que elabore junto con nuevas formas. Debemos comenzar el viaje. Siempre. El viajero regresa de inmediato.






Saramago, decia.....



Creo que en la sociedad actual nos falta filosofía. Filosofía como espacio, lugar, método de reflexión, que puede no tener un objetivo concreto, como la ciencia, que avanza para satisfacer objetivos. Nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte.


Biografia


El portugués falleció a los 87 años, en España, donde vivía; había recibido el Premio Nobel de Literatura en 1998; entre sus obras se destacan El evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera y La balsa de piedra.

El escritor, poeta y dramaturgo portugués José Saramago murió en España, a los 87 años.

El fallecimiento fue informado esta mañana por su editor Zeferino Coelho, que precisó que el literato murió en su casa de Lanzarote, en las islas Canarias. Su salud se había deteriorado en los últimos meses.

Saramago ganó el Premio Nobel de Literatura en 1998 y su última novela, Caín, se publicó el año pasado. En su prolífera obra se destacan: La balsa de piedra (1986), El Evangelio según Jesucristo (1991), Ensayo sobre la ceguera (1995), Todos los nombres (1997), El hombre duplicado (2002) y Ensayo sobre la lucidez (2004).

"Con sus parábolas sustentadas por la imaginación, la compasión y la ironía [Saramago] nos permite aprehender nuevamente una realidad ilusoria", dijo la Academia Sueca cuando lo distinguió con el Nobel.

Hijo y nieto de campesinos sin tierra, Saramago nació en la aldea de Azinhaga, provincia de Ribatejo, el 16 de noviembre de 1922, aunque el registro oficial menciona como fecha de nacimiento, el 18. Sus padres emigraron a Lisboa cuando aún no había cumplido dos años. La mayor parte de su vida transcurrió en la capital portuguesa, aunque las visitas a su ciudad natal eran habituales.

Inició estudios secundarios, pero por dificultades económicas no pudo terminar. Su primer trabajo fue de cerrajero mecánico. También fue funcionario de sanidad y de previsión social, traductor, editor y periodista.


Algunas de sus bibliografias


Caín (2009)
El cuaderno de Saramago (2009)
El viaje del elefante (2008)
Las pequeñas memorias (2007)
Las intermitencias de la muerte (2005)
Poesía completa (2005)
Ensayo sobre la lucidez (2004)
El hombre duplicado (2003)
Todos los nombres (2001)
La caverna (2001)
El cuento de la isla desconocida (1998)



romi


!!Porquè para ser feliz hace falta no saberlo?