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¿Se imaginan a Obama en una discusión sobre el catastrofismo económico con el magnate Warren Buffet u otro de los hombres más ricos de su país? Yo tampoco. El presidente de Estados Unidos tiene cosas más importantes que hacer: resucitar su sistema financiero e impedir que su economía caiga en una parálisis catatónica. Felipe Calderón está repitiendo una de las confusiones crónicas del mandato de Vicente Fox: confundir su responsabilidad constitucional con la tarea de ser el primer optimista de la nación.
La polémica contra el ingeniero Slim ha sido uno de los episodios más infames del sexenio. El monopolista más conspicuo de México osó contradecir a Felipe Calderón. Ese hecho detonó una respuesta enérgica del gobierno panista. ¿Dónde estuvo esa capacidad de reacción cuando las empresas del Grupo Carso cobraban unas de las tarifas más altas del mundo por telefonía celular y residencial? ¿Dónde estaba Felipe Calderón cuando se frustró una iniciativa para modificar la ley de inversión extranjera y permitir así una mayor competencia a Telmex? México ha perdido enormes oportunidades de inversión y empleo por la falta de competencia en el sector de las telecomunicaciones. ¿Dónde ha estado el gobierno federal para defender el interés colectivo de 105 millones de consumidores?
"El presidente Calderón tiene una aprobación mayor a 60%. Sólo le superan los presidentes de Colombia y de Brasil. La conclusión es clara: seguir en la lucha contra la inseguridad, sin dar cuartel, como Uribe; y mantener la economía como Brasil; es decir, hacer de Pemex una empresa pública eficiente, con participación social y privada, como lo hace Lula en Petrobras."