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Edmund Crispin - Enterrado por placer

miércoles, 4 de octubre de 2017



Título original: Buried for Pleasure
Traducción: Magdalena Palmer
Año: 1948
Editorial: Impedimenta
Páginas: 288
Valoración: ★★★½


Dependiendo de cómo se mire, la vida política puede ser muchas cosas: extenuante, loable, arriesgada, decadente, últimamente bastante vergonzosa... pero nunca aburrida. Y menos cuando hay cadáveres de por medio. Después de haberle visto ejerciendo como profesor universitario, entomólogo amateur y detective a tiempo parcial, el excéntrico e inimitable Gervase Fen decide imprimir un giro radical a su vida presentándose a las elecciones para diputado en el Parlamento. Con dicho fin, Fen se traslada a la pequeña localidad de Sanford Angelorum, un pintoresco pueblo de la campiña inglesa habitado por personajes de lo más particular: desde robustas taberneras hasta despampanantes bellezas de origen eslavo, pasando por un inquietante escritor de novela negra, un lunático que va corriendo por ahí desnudo y un policía que investiga una retorcida trama de chantaje resultante en asesinato. 

En su sexta novela publicada, Edmund Crispin demuestra estar en pleno apogeo creativo, ofreciéndonos un nuevo y emocionante caso repleto de suspense que se lee de manera compulsiva, no tanto por sus intrincados giros y vueltas de guión, sino por la majestuosa construcción de unos personajes absolutamente fascinantes y la minuciosa descripción de los engranajes que rigen el funcionamiento de una comunidad rural, con sus secretos, sospechas e impactantes revelaciones pendiendo de manera continua sobre las cabezas de sus vecinos. 

La vena cómica de Gervase Fen permanece intacta en esta sexta entrega de la serie protagonizada por el icónico profesor, de la que ya se han publicado las novelas La juguetería errante, El canto del cisne, Trabajos de amor ensangrentados, El misterio de la mosca dorada y Asesinato en la catedral. A sus ya de por sí descacharrantes exabruptos y su infalible superioridad en cuanto a resolver misterios se refiere, Enterrado por placer explora otras facetas de su irresistible y algo misántropa personalidad. Dadas sus problemáticas relaciones con el prójimo, resulta cuando menos curioso observar las estrategias electorales de Fen, orquestadas por un hilarante director de campaña que confía en obtener una victoria aplastante frente a los partidos Laborista y Conservador mucho más que el propio candidato.

Aunque no se trata de una novela con elevada carga ideológica, puede que Enterrado por placer sea la obra más políticamente comprometida de Crispin. Además de por sus evidentes implicaciones en la trama, por las interesantes reflexiones que incluye el escritor británico sobre el papel de gobernantes y gobernados en un juego donde normalmente hay mucho que perder. También parece la menos literaria, en el sentido de que las alusiones y guiños intertextuales, que suelen constituir una presencia bastante notable en las novelas de Crispin, aparecen aquí mucho más reducidas en número. No obstante, la originalidad, la frescura y el encanto de sus historias continúan erigiéndose como las señas de identidad de una serie tremendamente entretenida y recomendable que ningún aficionado a las novelas de misterio merecería perderse. 

Robert Galbraith - El gusano de seda

miércoles, 9 de noviembre de 2016


«¿Tiene usted idea —dijo con aspereza— de cuánta gente cree que sabe escribir?»

El mundillo editorial suele aparecer representado en la literatura como poco menos que un patio de colegio donde proliferan egos desmedidos, personalidades estrambóticas, envidia malsana por doquier y todo tipo de prácticas carroñeras que tienen como objetivo sembrar el recelo y la competitividad extrema. Con un enfoque que no se aleja demasiado del anterior, Robert Galbraith, pseudónimo tras el cual "se esconde" la autora británica J.K. Rowling, nos presenta en esta nueva entrega de la serie protagonizada por Cormoran Strike un apasionante misterio que gira en torno a la desaparición de Owen Quine, un escritor sin escrúpulos que en su última novela, Bombyx Mori, se encarga de ridiculizar o difamar a buena parte de los pertenecientes a su círculo más cercano.

En principio, la desaparición de Quine responde a una más de sus habituales pataletas conyugales, pero cuando Leonora, su mujer, se da cuenta de que esta nueva ausencia se prolonga demasiado, decide acudir a la oficina de Strike para solicitar sus servicios como investigador. A partir de ese momento, nos sumergimos en una absorbente trama de misterio donde los sospechosos (agentes, editores, compañeros de profesión, amantes y hasta fans enfurecidos) se multiplican como un virus y nadie se atreve a formular la verdad completa por temor a que sus enredos personales, que van desde infidelidades, engaños y enconadas enemistades hasta prácticas sexuales poco convencionales, se expongan a la luz.

Entre multitud de fiestas literarias, manuscritos secretos e investigaciones paralelas que de vez en cuando se entrecruzan con la historia principal, Rowling dedica buena parte de la novela a construir los cimientos de la misma, explorando las altas esferas y ambientes de la sociedad londinense, así como los entresijos del mundo editorial, con un absoluto desparpajo y admirable desenvoltura. Poco a poco, a base de minuciosas y reiteradas entrevistas que sacan a relucir la personalidad de los implicados, Rowling explora las entrañas del relato con seguridad y paciencia, añadiendo capas sucesivas de información que, no solo nos mantienen en vilo, sino que demuestran la indiscutible habilidad narrativa de la autora y su camaleónico registro de voces.

El gusano de seda, por otro lado, nos permite ahondar en la tensa relación que existe entre sus protagonistas. Cormoran, excombatiente militar que perdió una pierna en un atentado, es un personaje que mantiene una lucha constante contra su carácter duro, independiente y un tanto avinagrado. En esta segunda entrega, Cormoran no solo debe lidiar con la dudosa fama que le reportó la resolución del caso que se describe en El canto del cuco, sino también con la complicada situación personal que su compañera, la eficiente, solícita y empática Robin Ellacott, sufre por estar trabajando a las órdenes de Strike. Este dúo protagonista, o más bien la electrizante química que aflora entre ambos, es una más de las razones que hacen de El gusano de seda una lectura sumamente recomendable. Hablamos de personajes que destilan un carisma brutal, profundos, con un interesante trasfondo y cuyos menesteres sentimentales constituyen un refrescante alivio a la carga que supone estar siempre pendiente del laberíntico hilo argumental.

Así pues, después de un emocionante clímax en el que se orquesta una muy buena (aunque tardía) resolución, El gusano de seda resulta ser una obra trepidante y repleta de recovecos, una lectura entretenida, poco convencional —retorcida incluso— e idónea para los amantes del misterio que consolida a J.K. Rowling como una escritora versátil, madura y confiable, capaz de garantizar la calidad de sus historias. Quizá lo peor de esta nueva saga detectivesca es que aún vive bajo el amparo de la sombra proyectada por el niño mago, con quien palidece en comparación. ¿Logrará por fin el tercer volumen de la serie que se disipe un poco la añoranza?  



Título original: The Silkworm
Traducción: Gemma Rovira Ortega
Año: 2014
Editorial: Salamandra
Páginas: 544
Valoración: ★★★½





Iris Murdoch - El unicornio

lunes, 7 de noviembre de 2016


«Hannah era una generadora de sueños. La oscuridad que la rodeaba avivaba la imaginación de los demás».

Iris Murdoch es una de esas escritoras a las que uno no sabe por dónde acercarse. Con una dilatada trayectoria profesional, esto es, un reguero de libros a sus espaldas, elegir la puerta de entrada a su particular universo narrativo se me antojaba tarea de una importancia crucial y dificultad abrumadora. Después de finalizar la lectura intensiva (casi compulsiva, diría yo) de El unicornio, no me cabe duda de que estamos ante una de las novelas más enigmáticas, seductoras y divisivas de cuantas firmó la autora irlandesa.

En clara imitación u homenaje a la estética literaria gótica, Iris Murdoch elabora una apasionante trama de misterio e intriga mezclando en ella, aún no tengo claro si con acierto o desatino, distintos elementos sobrenaturales o fabulescos que giran en torno a una escalofriante mansión victoriana y sus indescriptibles inquilinos. A dicha propiedad, enclavada en un desolador paisaje repleto de rocas escarpadas, acantilados, ciénagas cubiertas de mortífera vegetación y monumentos megalíticos de aspecto sombrío, llega Marian Taylor, una mujer a punto de cumplir la treintena y recién salida de un descalabro sentimental que, atendiendo a un anuncio en el periódico, espera servir allí como institutriz. Sin embargo, al llegar descubre que sus expectativas no se ajustan del todo a la realidad y, en lugar de niños, a quien se encargará de instruir en diversas disciplinas es a la dueña del castillo, Hannah, mujer de aspecto atormentado y un tanto esotérico sobre la cual pesa un inquietante clima de fatalidad.

A medida que Marian se familiariza con el entorno opresivo y amenazante del castillo iremos conociendo también a los distintos miembros del servicio, seres tan fascinantes como caricaturescos que irán desvelando de manera progresiva la terrible historia del lugar (infidelidades y tentativas de asesinato incluidas), así como sus consecuencias devastadoras. Dominada por la palpitante fascinación que ejerce sobre ella la dueña de la casa, Marian pronto se verá empujada a trazar un plan descabellado para liberar a Hannah de su confinamiento y descargarla de los pesares que la atenazan por sus errores cometidos en el pasado. A partir de ese momento, la novela desemboca en una espiral de acontecimientos marcados por violentas pasiones y arrebatos de una fiereza inusitada.

Sin perder nunca el control de los hilos que entretejen la trama, Iris Murdoch transforma a sus personajes en elementos de una epopeya moral y filosófica donde conceptos como el amor, el bien y el mal, el deseo, la culpa, el arrepentimiento y la expiación son sometidos al juicioso examen de diversas interpretaciones, fundamentalmente la cristiana y la platónica. Lejos de inducir al tedio (su manejo de la tensión narrativa es poco menos que envidiable), Murdoch incita tanto a la reflexión como a la perplejidad, conduciendo a sus personajes por un camino descendente hacia la rendición absoluta del raciocinio en el que Hannah, ese unicornio luminoso y aterrador que carga con los pecados de toda la humanidad, ejerce el papel de figura central.

La prosa atmosférica, envolvente y por momentos mística de Murdoch contribuye de manera esencial al éxito de una historia que en manos de un escritor menos experimentado se derrumbaría sin ninguna duda por sus excesos, inverosimilitudes y paroxismos narrativos. Afortunadamente, no es el caso de El unicornio, novela que sobresale por su arrebatadora aunque peculiar personalidad. No es ni mucho menos una novela cómoda, ordinaria o sujeta a una lectura unívoca, sino todo lo contrario: una obra excepcional que debe ser entendida como lo que su propio nombre indica. La rara, hipnótica y radiante criatura legendaria de Iris Murdoch.       



Título original: The Unicorn
Traducción: Jon Bilbao
Año: 1963
Editorial: Impedimenta
Páginas: 352
Valoración: ★★★★





Edmund Crispin - Asesinato en la catedral

jueves, 6 de octubre de 2016


En esta nueva entrega de los misterios protagonizados por el profesor de literatura y detective a tiempo parcial Gervase Fen, una pequeña localidad de la campiña inglesa llamada Tolnbridge se ve sacudida por un crimen sin explicación que tiene como víctima al organista de la catedral. Tras un segundo ataque al organista sustituto, Gervase Fen se da cuenta de que algo muy turbio se está cociendo en las entrañas del pueblo, por lo que decide solicitar la ayuda inmediata de su amigo y compositor Geoffrey Vintner para que le asista en la resolución del caso mientras él se dedica a cultivar una nueva afición: la entomología. 

Como en todas sus novelas publicadas hasta la fecha por la editorial Impedimenta, Edmund Crispin (seudónimo del escritor británico Bruce Montgomery) fusiona de manera suculenta en Asesinato en la catedral una enrevesada trama de misterio repleta de argumentos imposibles y callejones sin salida con una admirable erudición literaria que se refleja en infinidad de referencias y citas a versos de famosos poetas ingleses. Crispin casi siempre ofrece en sus trabajos un impecable equilibrio entre las dos vertientes, hermanando lo culto y lo popular de forma que resulte atractiva para ambos sectores. Así pues, lo más común en una novela de Crispin es encontrar alocados y descacharrantes líos amorosos, como ese romance imposible que vive Vintner con la hija del organista asesinado, regados por los comentarios sarcásticos, mordaces y punzantes de Gervase Fen. 

Fen asintió y apuró el whisky. Todos se levantaron, el inspector suspirando y Geoffrey algo confuso y envalentonado por el alcohol.
  —Bueno, al menos no estamos tan perdidos como antes, aunque nos basemos principalmente en conjeturas. Ahora comprobaremos qué es lo que esconde esa galería infernal.
  Sin embargo, eso era algo que no estaban destinados a ver.

En esta ocasión, al siempre socorrido contrapunto cómico que proporciona Fen, hay que añadir una trama compleja, quizá demasiado abstrusa en ciertos momentos, que tiene como trasfondo la participación de Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial y el desesperante clima de agitación, desconfianza y paranoia política que trajo consigo. No son pocos los sospechosos sobre los que pende la autoría del crimen, pero Crispin se las ingenia para confundir constantemente al lector mediante móviles y coartadas sacadas de la manga, y no obstante, encajadas al milímetro.

El aliciente de desvelar la identidad del asesino es mínimo en comparación con los interesantes —rocambolescos, incluso— giros que da la historia, en la que aparecen desde escalofriantes misas negras hasta una conspiratoria red de espías nazis. Y aunque no es la novela más brillante ni la más sorprendente de las tantas protagonizadas por Gervase Fen, siempre es agradable leer a un autor que se caracteriza por su inteligente sentido del humor, desparpajo narrativo (nunca me cansaré de ver cómo Fen les restriega a sus compañeros haber resuelto el caso antes que nadie) y certero análisis de hasta los personajes más peregrinos. 

Así pues, Asesinato en la catedral es la última incorporación en castellano a una saga emblemática de la que ya forman parte títulos como La juguetería errante, El canto del cisne, Trabajos de amor ensangrentados y La mosca dorada, una estupenda colección de misterios tan divertidos como absorbentes que os descubrirán a uno de los investigadores más avispados, inusuales y heterodoxos que ha dado de sí el siglo XX.  



Título original: Holy Disorders (Gervase Fen #2)
Traducción: Magdalena Palmer
Año: 1945
Editorial: Impedimenta
Páginas: 320
Valoración: ★★★½





Celeste Ng - Todo lo que no te conté

jueves, 1 de septiembre de 2016


Cada vez que surge una nueva sensación editorial, uno se debate entre la curiosidad por descubrir qué se esconde detrás de tanto revuelo y las reticencias propias de alguien que ya ha visto demasiados libros prometedores convertirse en un auténtico despropósito. Ya se sabe: el clásico duelo entre realidad versus expectativas. En el caso de Todo lo que no te conté, este enfrentamiento adquiere tintes verdaderamente sombríos. Aquí, lo que se espera de Lydia es que se levante de la cama y baje a desayunar con el resto de su familia. Sin embargo, la cruda realidad es que su cadáver lleva toda la noche descansando en el fondo de un lago. Sí, la diferencia entre lo que se cree y lo que existe puede llegar a ser tan abismal como la que separa la vida de la muerte. Y ese devastador momento en el que ambas esferas colisionan se transforma de repente en un campo fértil de donde brotan preguntas incómodas: ¿por qué? ¿Cómo no me he dado cuenta antes? ¿Pude hacer algo por evitarlo?

Lydia está muerta. Pero esto aún no lo saben. 1977, 3 de mayo, seis y media de la mañana. Nadie sabe nada excepto este dato inocuo: Lydia llega tarde a desayunar.

La muerte de Lydia, ya de por sí trágica, es recibida por sus familiares con tremendo desconcierto cuando descubren que las primeras investigaciones apuntan a un caso de suicidio. A partir de ese momento, su imagen de chica aplicada, dulce y nada problemática comienza a resquebrajarse a ojos de sus padres. No de su hermano Nath, único de la familia que conocía las escapadas nocturnas de Lydia y lo que hacía durante ellas. De igual manera, a medida que pasan las páginas iremos tirando de hilos celosamente protegidos por sus dueños durante años, aprendiendo que las mentiras, los secretos y los silencios elocuentes no solo son más comunes de lo que cabría imaginar, sino que a veces constituyen el pegamento que mantiene unidos nuestros lazos.

Celeste Ng, norteamericana de origen chino, ha tratado de plasmar en esta obra los diferentes conflictos raciales y sociales a los que día a día se enfrentan aquellas personas divididas por más de un legado cultural. Y lo hace por medio de Marilyn y James —padres de Lydia, Nath y la pequeña Hannah—, un matrimonio mixto que desde sus inicios en la década de los 50 debió enfrentarse a la oposición y los prejuicios de sus contemporáneos. Por aquel entonces, Marilyn era una belleza de melena dorada que aspiraba a convertirse en una gran científica a pesar de que en aquella época era inconcebible que una mujer destacara en algo más que las tareas del hogar. James, por otro lado, era un joven profesor cuyos rasgos orientales le hacían atravesar toda clase de malentendidos y suposiciones absurdas ("No hablaba en absoluto como le habían contado que hablaban los chinos. Nada de peldón o toltilla. ¿Se habría criado en Estados Unidos?"). Ambos se conocieron en la universidad y se casaron sin contar con el beneplácito de sus familiares, llegando incluso a ser Marilyn advertida por su madre de que aquel matrimonio estaba condenado al fracaso por el simple hecho de no estar formado por personas de la misma raza. Como si de una maldición —más que de un simple pronóstico— se tratase, esta circunstancia supone una fuente constante de tensión y rencillas dentro de la pareja, extendiéndose a todo campo de su convivencia como una virulenta infección que pretende destrozarlo todo, incluidos sus hijos.

Lo que había ocurrido era algo demasiado grande para hablar de ello. Era como un paisaje que no podían ver entero; como el cielo nocturno que giraba y giraba de manera que no se alcanzaba a distinguir sus confines. Siempre les resultaría demasiado grande. Él la había tirado al agua. Luego la había sacado. Durante el resto de su vida Lydia recordaría una cosa. Durante toda su vida Nath recordaría otra.

De hecho, uno de los principales temas de la novela, estrechamente influido por el anterior, es cómo en ocasiones los padres vuelcan sobre sus hijos gran parte de sus esperanzas, planes, proyectos y expectativas frustradas, sin darse cuenta de que el peso de esa carga puede ser insoportable. Mientras que Marilyn impone sobre Lydia la presión por sobresalir en los estudios y evitar a toda costa las asfixiantes limitaciones que supone la vida doméstica, James tratará con insistencia que su hija sea una chica normal y corriente en el más estricto de los sentidos. Llegado a este punto, cabe plantearse si el suicido de Lydia no es sino la consecuencia lógica de este constante tira y afloja, si sus padres no han acabado desgarrando el juguete de tanto tirar en direcciones opuestas.

Sin embargo, Celeste Ng sabe cómo dinamitar una buena hipótesis en apenas unas líneas. Ella sabe que el mejor secreto es el bien guardado, y por eso no da pistas ni deja un rastro de migajas que podamos seguir para espantar la sorpresa. Con ello Celeste Ng consigue que cada gesto multiplique por mil su significado; que cada estallido de cólera, cada desaparición, cada infidelidad, cada trapo sucio finalmente expuesto nos duela como una sonora bofetada. Su facilidad para descolocar al lector y ofrecerle herramientas que le permitan reinterpretar lo narrado es igual de admirable que su concienzuda y aguda disección de los personajes. El resultado es una novela sencillamente magnífica, plagada de escenas espeluznantes, ejecutadas además de manera memorable. Un debut excepcional que pone a Celeste Ng en un deseable punto de mira. No esperaba descubrir en este libro semejante joya, pero lo cierto es que Todo lo que no te conté es una lectura apasionante y muy recomendable. No os la perdáis.



Título original: Everything I Never Told You
Traducción: Laura Vidal
Año: 2014
Editorial: Alba Editorial
Páginas: 288
Valoración: ★★★★





Reseña "El misterio de la mosca dorada"

jueves, 4 de junio de 2015

Título: El misterio de la mosca dorada
Autor: Edmund Crispin
Saga: Gervase Fen #1
Año: 2015
Editorial: Impedimenta
Páginas: 336
Precio: 22.50 €

Las compañías de teatro suelen ser siempre un hervidero de habladurías. Pero pocas son tan intrigantes como la que se encuentra actuando en estos momentos en Oxford. La joven y letal Yseut, actriz algo mediocre y maliciosa, es el centro de todas las miradas, aunque su principal talento consiste en destrozar las vidas de los hombres que la rodean. Hasta que es hallada muerta en extrañas circunstancias. Por fortuna, entre bastidores se encuentra el excéntrico profesor Gervase Fen, quien halla mayor placer en resolver crímenes que en enseñar literatura inglesa. Y cuanto más investiga el caso, más cuenta se da de que todo aquel que conocía a Yseut habría sido candidato a asesinarla; pero ¿será capaz Fen de descubrir quién lo hizo en realidad? El cadáver de la joven ha dejado una pista reveladora: una reproducción de un extraño anillo en forma de mosca dorada.


Después de dar a conocer la obra de Edmund Crispin en nuestro país mediante la publicación de La juguetería errante, Impedimenta nos ha ido ofreciendo una preciada ración anual de los casos protagonizados por Gervase Fen, el peculiar profesor de Literatura Inglesa que se dedica a resolver extraños crímenes por puro pasatiempo. Así pues, tras los estupendos El canto del cisne y Trabajos de amor ensangrentados, por fin le ha tocado el turno a este El misterio de la mosca dorada, primer trabajo de Crispin, que a su vez supone la presentación en sociedad de su insigne y carismático personaje principal. Cabría suponer que a estas alturas del partido, poco o nada nuevo hay que añadir sobre las características que hacen del escritor británico uno de los autores más excepcionales que podemos encontrar dentro del género al que se adscriben sus novelas, pero lo cierto es que la extravagante fórmula ideada por Crispin, que supone combinar una erudición literaria muy próxima a la pedantería con los vertiginosos trasiegos detectivescos que hacían de estas historias un exitoso entretenimiento popular, continúa siendo hoy día fuente inagotable de momentos que revitalizan nuestra percepción sobre las historias de misterio. 

Así pues, Edmund Crispin nos introduce en los primeros compases de la novela a un nutrido grupo de personajes cuyas relaciones, desencuentros y marcadas personalidades se convierten en el centro absoluto de una trama que tarda más de lo acostumbrado en llegar al meollo del asunto. Y es que, para empezar, en El misterio de la mosca dorada nadie parece tener especial interés en descubrir al asesino. Que la víctima sea una caprichosa, insufrible e ingobernable actriz de teatro a la que todo el mundo desearía ver muerta no ayuda ni mucho menos a facilitar pistas sobre la identidad de su verdugo, sobre todo si tenemos en cuenta que la información arrojada por la escena del crimen apunta en realidad a un elaborado suicidio. Sin embargo, las extrañas circunstancias del caso disparan el infalible olfato de Gervase Fen, quien a partir de ese momento activa su faceta de sabueso y se convierte en el principal investigador de una trama mucho más compleja de lo que parece a simple vista. 

Gracias a las agudas observaciones de Fen, la constante incertidumbre que se cierne sobre las páginas de la novela, el estilo pulcro, exquisito y siempre aliñado con una nota de humor corrosivo del que hace gala Edmund Crispin o el aluvión de referencias intertextuales que se encuentran salpicadas por el libro, la lectura de El misterio de la mosca dorada se convierte en un auténtico deleite que estimula la sensibilidad literaria de los lectores más exigentes y permite a otros más conformistas disfrutar plenamente de una obra que no por ser accesible resulta menos sobresaliente. Es un auténtico placer dejarse llevar por la finura y elegancia que desprende la escritura de Crispin, por no mencionar esa jugosa e inteligente sátira que realiza a lo largo de la novela acerca de los tópicos y convenciones más frecuentes del género policíaco. Por este motivo, no es de extrañar que veamos a Gervase Fen alardeando de haber resuelto el caso apenas cinco minutos después de haber llegado a la escena del crimen, pero negarse rotundamente a soltar prenda porque, como bien dice uno de los personajes de El misterio de la mosca dorada, "no puedes revelar el nombre del asesino hasta el último capítulo". En definitiva, Edmund Crispin nos ofrece por cuarta vez consecutiva una maravillosa entrega de su emblemática serie, una colección de novelas que mezcla a la perfección entretenimiento y cultura, virtud y vicio, humor y espanto, mostrando además especial interés, no solo en dilucidar los engranajes del caso, sino en comprender las motivaciones que se ocultan detrás del mismo. Ahora solo me queda preguntar: ¿falta mucho para la próxima?



Reseña "Medianoche en el jardín del bien y del mal"

martes, 21 de abril de 2015

Título: Medianoche en el jardín del bien y del mal
Autor: John Berendt
Año: 2015
Editorial: Literatura Random House
Páginas: 448
Precio: 22.90 €

¿Libro de viajes o novela de misterio? Quizás ambas cosas a la vez, pues la protagonista, vieja dama que conserva aún la singular belleza de su decadencia, es una geografía que explorar y un ente vivo cuya placidez puede tornarse tragedia. La vieja dama es Savannah, la ciudad sureña del añejo esplendor georgiano. Hoy tiene alrededor de doscientos mil habitantes y un displicente aire provinciano. Sus viejas mansiones, como ahogadas en un bosque de magnolias, dan ese toque de Edén en el que no puede faltar el diablo. Porque también en Savannah hay, parafraseando a Brassens, «hermosos asesinatos». Medianoche en el jardín del bien y del mal es una obra ejemplar en muchos sentidos: por el sortilegio del paisaje urbano que evocan sus páginas, por la suave, amistosa ironía con que son retratados sus habitantes y por el cuidadoso ejercicio de tensión con que se relata el gran acontecimiento del asesinato. 


Soy una persona organizada, lo reconozco. Compartimento mis actividades diarias según un registro de normas preestablecidas. Me gusta catalogar todo aquello que entra en mi esfera de interés y le asigno un valor de prioridad según su capacidad para dispararme las pulsaciones. En definitiva, tengo un Método. Pero lo cierto es que hay determinados artículos que no se ajustan a ninguna etiqueta. Escapan a cualquier definición que pudieran redactar los académicos de la RAE. Rompen y reducen a escombros mis no tan infalibles esquemas. Dinamitan todo ese corpus de conocimientos y experiencias previas que tantos años me ha costado confeccionar. Libros que te leen a ti, más que tú a ellos. Novelas que practican un peligroso funambulismo literario sobre una línea que separa géneros opuestos y delimita la frontera entre lo que te hace sentir cómodo y aquello que induce irremediablemente al vértigo. ¿Ficción realista o detallado trabajo periodístico? ¿Novela de viajes, thriller policíaco o afilada crónica social? Sin duda alguna, Medianoche en el jardín del bien y del mal es una de esas obras que pertenece al cada vez más extraño conjunto de historias que logran sacudir tus certezas hasta los cimientos.

Concebida desde la necesidad de su autor -reputado articulista de medios como Esquire o New York Magazine- de demostrar al mundo que podía escribir una novela digna del elogio de la crítica, Medianoche en el jardín del bien y del mal derrocha en cada una de sus páginas esa admiración por las calles y gentes de Savannah que convirtieron a John Berendt en uno más de sus habitantes, en vez de un simple y pasajero turista en busca de asueto. Esta coqueta y pintoresca localidad del estado de Georgia, Estados Unidos, se convierte así en escenario de apasionantes y envolventes tramas que dejan entrever no solo la encantadora excentricidad de los lugareños (peculiares a un nivel indescriptible, creedme), sino también el grandioso pero turbulento expediente de una ciudad donde se erigen por igual imponentes mansiones victorianas e infernales agujeros de índole marginal. El minucioso y radiográfico retrato de Savannah que John Berendt elabora a lo largo del libro consigue encandilarte desde prácticamente el primer brochazo, ese que habla de sibaritas amantes del arte, viejas damas ricachonas, individuos que pasean a perros invisibles, estafadores que se libran de cualquier responsabilidad judicial por su desmesurado carisma, abogados sin escrúpulos, drag queens de imparable labia, chaperos, prostitutas, drogadictos, exclusivas fiestas de etiqueta y rencillas de apariencia inofensiva que, no obstante, permanecen a la sombra de un apacible cenador, incubándose hasta que llegue el momento idóneo de eclosionar. 

Dicho estallido (aunque se anticipa vagamente desde el principio) llega de forma inesperada y en forma de crimen justo en mitad de la novela, haciéndola cambiar radicalmente de trayectoria narrativa. Sin perder en ningún momento su elevada capacidad de observación, la deliciosa, elocuente y exuberante exposición de los hechos ni la habilidad para ahondar en la laberíntica personalidad de los involucrados, John Berendt nos sumerge en una emocionante e imprevisible reconstrucción del juicio (plagado de irregularidades, testigos falsos, pruebas manipuladas, etc.) que tuvo lugar en el año 1981, cuando Savannah se convirtió en el centro de todas las miradas al verse salpicada por un auténtico desfile de escándalos relacionados con un caso de asesinato. De esta manera, toda la opulencia, la elegancia y el aire sofisticado por el que era reconocida la ciudad portuaria dieron paso al decadente declive característico de los tabloides peor intencionados. Sin embargo, Medianoche en el jardín del bien y del mal también deja patente el asombroso proceso de recuperación autoinducida en el que se vio envuelta la ciudad una vez la tormenta mediática se hubo disipado. Al fin y al cabo, como menciona el propio Berendt en el epílogo de la obra, "la resistencia al cambio del que tercamente hacía gala Savannah era su salvación y su encanto. La ciudad miraba para sus adentros, muy alejada del mundanal ruido y las distracciones de todo lo que ocurriese fuera de sus puertas". No es de extrañar, pues, que solo se me ocurra describir la magnífica obra de Berendt como a veces perturbadora, a veces hermosa de una manera inquietante, pero siempre sugerente, hipnótica y cautivadora. Y ante todo, inclasificable. Así es Savannah. Así es Medianoche en el jardín del bien y del mal. Y así espero convenceros de que leerla es una experiencia que merece mucho la pena. 




Reseña "Última sesión"

jueves, 26 de marzo de 2015

Título: Última sesión
Autor: Marisha Pessl
Año: 2015
Editorial: Literatura Random House
Páginas: 688
Precio: 24.90 €

Una noche húmeda de octubre, la joven Ashley Cordova aparece muerta en un almacén abandonado del Bajo Manhattan. Scott McGrath, un desacreditado periodista de investigación, sospecha que detrás de este aparente suicidio se oculta una verdad mucho más retorcida. Las extrañas circunstancias que rodearon la vida de Ashley se mezclan con el legado de un padre excéntrico: el enigmático Stanislas Cordova, un legendario director de cine de terror que ha permanecido fuera de escena durante más de treinta años y que ha conseguido convertir su vida en un secreto absoluto. Sus películas de culto están prohibidas en el circuito comercial y solo pueden ser visionadas en proyecciones clandestinas. La obsesión de McGrath con el cineasta sumergirá al investigador en un mundo profundamente hipnótico y siniestro, mientras el lector, a través de una serie de documentos, pistas y fotografías, le acompaña en la misma búsqueda obsesiva.


Uno de los requisitos que, por lo general, los lectores demandan con mayor frecuencia a la hora de valorar positivamente una novela es que esta sea capaz de sumergirte casi de inmediato en el mundo que dicha obra crea. Que enganche, que atrape, que mantenga las ganas de seguir leyendo por encima de todo. Por supuesto, yo difiero radicalmente con esta particular y simplista visión de la literatura, pero lo cierto es que en Última sesión, la joven escritora Marisha Pessl ha logrado llevar a un nuevo extremo el grado de inmersión al que uno se ve arrastrado cuando la historia que transcurre ante tus ojos despierta algo más que curiosidad. El segundo trabajo de Pessl constituye un interesante proyecto narrativo que fluctúa desde la primera página entre un irresistible thriller periodístico y una escalofriante metaficción cinematográfica. Se trata de una novela oscura y abyecta, repleta de misterio, intriga, locuras y compulsiones varias que invita al lector mediante un sugerente juego de máscaras a intercambiar su papel habitual de simple espectador por el de participante activo.




La trama de Última sesión se dispara a raíz del suicidio de Ashley Cordova, hija de un enfermizo y esquivo director de cine en torno al cual se ha creado una mórbida y decadente subcultura. Scott McGrath, un periodista desacreditado por difundir -víctima de un engaño- información falsa sobre Cordova padre, sentirá entonces el irreprimible deseo de retomar su antigua investigación en torno al legendario cineasta. Sin embargo, descubrir la verdad que sobrevuela el mito de Cordova conllevará que Scott caigo preso, junto a otros muchos personajes de la novela, en una lúgubre espiral de obsesión, paranoia y sed de venganza donde la barrera entre realidad y ficción queda paulatinamente difuminada por las dudas sobre qué es real y qué no. Localizada principalmente en escenarios que despiertan nuestros más instintivos e irracionales miedos (hospitales psiquiátricos, alcantarillas, catacumbas, lugares decrépitos, inhóspitos y abandonados), Última sesión reflexiona sobre los retorcidos intersticios de la memoria, la mezquindad humana, el dolor como combustible vital y la insaciable voracidad creativa del artista, quien en no pocas ocasiones está dispuesto a sacrificarlo todo en pro de su arte. Gracias a su abundante material adicional, consistente en fotografías, recortes de prensa, entrevistas, informes policiales, notas y enlaces a páginas webs, el último libro de Pessl consigue construir una singular atmósfera hiperrealista que trasciende lo meramente anecdótico. Se nota por la minuciosa documentación y el exquisito mimo por los detalles que la autora ha dedicado especial empeño en hacer que te creas la historia, que no solo prestes la máxima atención al escucharla sino que además te involucres en ella hasta el punto de no querer asumir ese regreso inevitable a tu vida cotidiana.




En ese sentido, hay que reconocer el excelente trabajo llevado a cabo por Marisha Pessl. Pero en lo que se refiere a cuestiones puramente literarias, he de confesar que la novela peca en demasiadas ocasiones de efectista y formularia. Estimulante, vertiginosa y cautivadora, sí, pero poco sorprendente. Aunque me ha parecido una novela original en su concepto, no lo es tanto en el desarrollo de la trama "policial" ni en la evolución de los personajes, marcados por una caracterización muy prometedora, pero en la que no se llega a profundizar lo suficiente. Pasado ese extraordinario primer tercio, la sensación constante que transmite la novela es la de no arrancar definitivamente, la de no explotar a pesar de toda la dinamita que hay alrededor. Mientras, poco a poco se van intuyendo sus costuras -sus secretos desapercibidos- y el hechizo narrativo pierde su efecto hipnotizador. No obstante, la lectura de Última sesión ha sido para mí una experiencia sobre todo positiva, intrigante, algo onírica, envolvente y sin duda alguna, recomendable. Está muy lejos de ser una novela perfecta, cierto. Pero el intento es quizá de los mejor ejecutados que he visto en lo que va de año.



Reseña "Las luminarias"

viernes, 6 de marzo de 2015

Título: Las luminarias
Autora: Eleanor Catton
Año: 2014
Editorial: Siruela
Páginas: 808
Precio: 26.00 €

Un tempestuoso día de enero una prostituta es arrestada. Ese hecho podría pasar desapercibido en mitad de la fiebre del oro que recorre la costa de Nueva Zelanda en el año 1866, si no fuera por los otros tres acontecimientos misteriosos que se producen el mismo día: se descubre una enorme fortuna en la casa de un borracho indigente, un hombre rico desaparece y un capitán de navío de mala reputación suspende todos sus tratos y leva anclas, como si pretendiera darse a la fuga. Los tres hombres están conectados con Anna Wetherell, la prostituta en cuestión. Los doce hombres más poderosos de la ciudad se reúnen en la taberna local para debatir sobre esta secuencia de hechos aparentemente fortuitos, pero su asamblea es interrumpida por la llegada de un extraño: el joven Walter Moody, que también esconde su propio secreto… Moody pronto se verá involucrado en el misterio: una red de destinos y fortunas que resulta tan compleja y tan bien intrincada como el firmamento nocturno.


Posiblemente hayáis oído hablar de esta novela. Si no es así, cobra fuerza la teoría de que ni siquiera la concesión de uno de los premios literarios más importantes que se otorgan hoy día en lengua inglesa (fue galardonada en 2013 con el Man Booker Prize) puede hacer frente a una demoledora campaña de marketing que consiga acaparar todos los centros de atención mediática y así barrer fulminantemente a la competencia. Porque, en un desesperado intento de incentivar su compra, supongo que con la lucrativa campaña de navidad puesta en mira, Siruela decidió relegar la publicación de Las luminarias al poco habitual mes de diciembre, quedando esta extraordinaria historia excluida casi con toda probabilidad de aparecer en las listas donde figura lo mejor del año y dejándonos a los que anhelábamos de manera impaciente su puesta en venta la desalentadora sensación de que Eleanor Catton y su imponente obra maestra han pasado injustamente desapercibidas. Sin embargo, ha llegado la hora de ajustar cuentas. La venganza de los libros ninguneados por el calendario comercial se aproxima. Es el momento de pedir silencio, subirse al estrado y anunciar con voz fuerte ante una expectante audiencia que Las luminarias es, con toda seguridad, una de las mejores novelas que vais a poder encontrar este año en las librerías.

Por si acaso os lo preguntáis: no, no me han pagado ni un solo céntimo por decir eso. No le debía ningún favor a la señora Catton. Mi exacerbada euforia propagandística nace de un sentimiento auténtico y genuino, de la convicción firme, meditada e inamovible de que es casi imposible toparme entre las novedades de los próximos meses con una novela de calidad superior. Sencillamente, lo que ocurre con Las luminarias es que reúne todas las características narrativas que estimulan mis centros de placer. Es ambiciosa, detallista, sofisticada e hipnótica. Onírica, pero solo de una forma sugerente, sin llegar a levantar del todo los pies del suelo. Posee una estructura laberíntica en la que resulta tan fácil como placentero perderse. Parte de un planteamiento convencional (imitando la tradición estilística de la novela victoriana) al que la autora después le infunde una vibrante e innovadora perspectiva, capaz de derrumbar por completo nuestras impresiones iniciales sobre una historia que se asemeja, en palabras de la propia Catton, a una esfera dentro de otra esfera. Además, por ella deambulan infinidad de personajes absolutamente carismáticos e inolvidables, de esos marcados y que dejan marca, y se solapan multitud de tramas (cada cual más enrevesada que la anterior) que consiguen mantener siempre alto el nivel de tensión narrativa.

Espera... ¿que aún no has quedado convencido? Pues bien, desarrollemos lo anterior.

La chispa que enciende el fuego de Las luminarias: arrastrado por turbios asuntos familiares, el joven Walter Moody aterriza en la ciudad neozelandesa de Hokitika e interrumpe una reunión clandestina en la que doce hombres tratan de dilucidar una serie de acontecimientos extrañamente relacionados entre sí; la detención de una prostituta llamada Anna Wetherell figura como el detonante, en apariencia inexplicable, de otros tres sucesos no menos desconcertantes, a saber, la aparición de una cuantiosa fortuna en casa de un pobre borracho, la misteriosa desaparición del hombre más rico de la ciudad y la repentina huida de un pendenciero capitán de barco. A partir de ese momento, Moody será el encargado de escuchar las distintas versiones de la historia y, como un experimentado sastre que corta, selecciona y recompone las telas en su taller, tendrá sobre sus espaldas la enorme responsabilidad de confeccionar con las piezas a su alcance una visión global del relato que involucra a todos esos hombres.

A esta ya de por sí titánica tarea se suma un laborioso elemento esotérico. Y es que Eleanor Catton ha dividido su novela en doce partes, cada una de ellas encabezada por una carta astral que configura y determina hasta cierto punto el impetuoso comportamiento de los personajes. Así pues, ya sean sibilinas prostitutas, traficantes de opio, respetables banqueros, empresarios sin escrúpulos, jornaleros en busca de oro o periodistas a la caza de noticias frescas, los distintos elementos de la novela se mueven por las pintorescas calles de Hokitika como piezas de un tablero celestial, obedeciendo a los inexplicables designios de oscuras fuerzas superiores mientras el lector observa absorto una impetuosa e ilusoria corriente de caminos que se entrecruzan y trazan un minucioso mapa con lo peor del alma humana: las pasiones descontroladas, la ambición desmedida, el carácter corruptor del poder o la incapacidad de resistir indefinidamente el influjo de nuestras más arraigadas adicciones. El resultado definitivo de toda esta potente maquinaria narrativa es una novela estratosférica, estelar, una obra exquisita y casi perfecta que nos mantiene en vilo durante todo su recorrido, solo para darle una magistral vuelta de tuerca al final. Pero, ¡basta! No adelantemos más acontecimientos. No subamos el telón antes de tiempo. Lo mejor de todo es que os sumerjáis dentro de Las luminarias con la sola idea de aprovechar al máximo cada etapa del viaje. Sin provisiones, sin ambages ni excesivos conocimientos previos. Solo el firmamento y las estrellas.  



Reseña "We Were Liars"

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Título: We Were Liars
Autor: E. Lockhart
Saga: -
Año: 2014
Editorial: Delacorte Press
Páginas: 240
Precio: $ 17.99

A beautiful and distinguished family.
A private island.
A brilliant, damaged girl; a passionate, political boy.
A group of four friends—the Liars—whose friendship turns destructive.
A revolution. An accident. A secret.
Lies upon lies.
True love.
The truth.
We Were Liars is a modern, sophisticated suspense novel from National Book Award finalist and Printz Award honoree E. Lockhart.
Read it.
And if anyone asks you how it ends, just LIE.

Opinión

Las estrategias de marketing editorial parecen estar cada vez más enfocadas a incrementar el nivel de patetismo por el que se rigen ciertas campañas publicitarias. Basta con estudiar levemente el estúpido halo de secretismo y misterio que rodea la comercialización de esta novela para darse cuenta de que el objetivo primordial a la hora de venderla era lograr una propagación vírica basada en la ¿orquestada? efusividad de los lectores beta. Algo así como "aquí tienes nuestro último candidato a bulo del año, léelo pronto y dile a todo el mundo lo guay que es, pero sin contar nada del argumento para que la gente pique y se coma un rato la cabeza". Pero vez tras vez, caemos en la trampa. Y es que, por decirlo finamente, We Were Liars es una estafa narrativa de proporciones considerables, una historia horrorosamente repetitiva, insulsa y manoseada hasta la obscenidad que aspira a convertirse en un refrito aristocrático de Spring Breakers y The Bling Ring, pero que ni siquiera roza el mamarracho encanto kitsch de las anteriores. 

A grandes rasgos, We Were Liars sigue las apasionantes vidas de un grupo de adolescentes pijos -bautizados por sí mismos como 'the Liars'- que verano tras verano se reúnen en una isla privada propiedad de la familia para dedicarse al ocioso arte de la vida contemplativa. Sin embargo, un trágico acontecimiento trastocará para siempre la rutina de estos cuatro adinerados cómplices, que de la noche a la mañana se verán expulsados de su particular e inocente paraíso insular para ser sepultados bajo una plomiza lápida de miradas significativas e incómodos silencios. Especialmente Cadence, la protagonista, quien no guarda absolutamente ningún recuerdo del accidente y que a raíz del terrible suceso padece constantes e insufribles migrañas. Por eso, tras romper la ancestral tradición y pasar todo el verano siguiente alejada de su familia (e incomunicada) en un ajetreado tour por Europa, Cadence regresará a la isla de los Sinclair en busca de explicaciones, convencida de que tiene derecho a saber qué pasó exactamente hace dos años y por qué todos sus parientes están decididos a mantener un impenetrable mutismo sobre dicho asunto.

We are liars. We are beautiful and privileged. We are cracked and broken.

Llegados a este punto de la reseña, he de confesar que We Were Liars no es tan mala como os la podáis estar imaginando. De hecho, la novela de E. Lockhart tiene algunas cosas buenas, no lo voy a negar. Presume de un comienzo prometedor. Los cuatro personajes principales gozan de una caracterización potente, carismática y profunda sin necesidad de grandes recursos literarios. La contundencia de su autora a la hora de expresarse deja entrever interesantes reflexiones sobre clasismo, exclusión racial, descubrimiento de la sexualidad y la fortaleza de los lazos fraternales, ataduras que una vez forjadas deben prevalecer sobre cualquier circunstancia adversa, no importan las consecuencias. También se afronta desde una perspectiva realista un complicado dilema ético: entregarse a la conservación del legado familiar o iniciar una ruptura con los valores, principios y propósitos que los padres quieren perpetrar a través de las generaciones, incluso a costa de asfixiar la libertad de sus hijos. Pero ya está. Se acabó. Una vez sintetizado en estas breves líneas el poco contenido aprovechable de We Were Liars, comienza una serie de irrisorias diatribas sobre lo que implica ser adolescente y estar forrado de billetes en un mundo malévolo, contradictorio y calamitoso.

El exasperante monólogo interno de Cadence consigue alcanzar cotas de histrionismo por encima de lo permisible y de lo saludablemente recomendado. Todas sus preocupaciones giran en torno a estar enamorada del chico equivocado, gritar a los cuatro vientos que no es una drogadicta por tomar su medicación contra los dolores de cabeza (?) y atormentarse porque su exclusiva pandilla de amigos le ha hecho el vacío sin motivo aparente. Y vuelta a empezar con lo del amor prohibido. Su discurso está lleno de repeticiones, obviedades y lugares comunes narrados en un sonrojante tono confesional que tan pronto transmite una apasionada intensidad como un delirante aburrimiento (sobre todo cuando esas anodinas fábulas medievales interpretadas por miembros de su familia hacen acto de presencia). Por otro lado, los personajes secundarios de la novela pululan por entre sus páginas aportando prácticamente nada al desarrollo de la historia, salvo aparecer continuamente deprimidos y alcoholizados en su papel de plañideros dolientes. Absurdo. Pero lo peor de todo, el plato fuerte, lo que de verdad ha conseguido que We Were Liars se convierta en un fracasado pero hilarante intento de pillar desprevenido al lector, es precisamente aquello en lo que se fundamenta la existencia de esta obra: su conclusión. No me las quiero dar de listo, no quiero regodearme ni lo más mínimo en haber descubierto más o menos a mitad del libro ese impactante, sorprendente, imprevisible, espectacular y extraordinario final del que se jacta, pero es que hacerlo supondría reconocer que adivinar el revelador giro último de la trama requiere algún tipo de esfuerzo (por favor, no os sintáis ofendidos los que habéis flipado con el final bueno, un poco sí). Si esto es una novela de misterio, que baje Dios y lo vea. Un Kinder Sorpresa desprende tres o cuatro veces más intriga que We Were Liars. Pero es que como simple novela de temática juvenil, la omnipresente obra de E. Lockhart tampoco me funciona ni me aporta grandes cosas más allá de sus ya mencionados puntos álgidos. Sencillamente, no cumple lo que promete. Aunque bien pensado, ¿qué otra cosa cabría esperar de un libro que lleva impresa la palabra 'mentiroso' en su título?


Reseña "El Rito"

martes, 25 de noviembre de 2014

Título: El rito
Autor: Laird Barron
Saga: -
Año: 2014
Editorial: Valdemar
Páginas: 352
Precio: 24.00 €

En la periferia de nuestra existencia, acechando desde oscuridades más profundas que el Cosmos y que se extienden más allá del círculo de luz de nuestra hoguera y del calor de la conciencia, existen cosas extrañas... magia negra, cultos abyectos, rituales obscenos y entidades abominables que operan al amparo de las sombras. Los Hijos de la Vieja Sanguijuela llevan con nosotros desde tiempos inmemoriales. Y nos aman.
Donald Miller, geólogo y académico, ha vivido casi toda su afortunada existencia al borde de un abismo, debatiéndose entre una cómoda ignorancia y un secreto enloquecedor. Ahora, al final, todo debe converger. Donald descubrirá los oscuros secretos que se ocultan en los bordes, en los rincones y las grietas de la realidad y de su propia consciencia, desenterrando verdades aterradoras sobre su esposa Michelle, sus mellizos adultos y todo lo que él conoce y en lo que confía. Y es que Donald está a punto de enfrentarse con... El Rito.

Opinión

Siendo un reputado y prolífico escritor de relatos, conocido -en España, cada vez más- tanto por sus planteamientos retorcidos al más puro estilo Lovecraft como por la inimitable personalidad de su sello narrativo, no me cabe duda de que la primera novela de Laird Barron está fundamentalmente motivada por un sentimiento de explorar más allá de lo ya conocido. El talento es una cualidad que viene de serie, pero la inspiración es una musa traicionera a cuyo encuentro ha de irse fuera de los límites establecidos. Ahí, en esa resbaladiza zona de incomodidad, en esa tierra baldía alumbrada por pensamientos e ideas en estado de gestación, es donde el escritor norteamericano emplea todas sus herramientas de espeleólogo para escarbar en busca de un hallazgo inédito. Y vaya si lo consigue. El Rito, quinta entrega de la espectacular colección editada por Valdemar, es ni más ni menos que la consecución casi perfecta de un objetivo claro, ese ansiado descubrimiento que hace a un grupo de expedicionarios retirarse y levantar el campo para volver a casa y recibir los halagos del sector académico.

No obstante, como todos sabemos, el público y la crítica a menudo adoptan posturas irreconciliables. El reconocimiento profesional no siempre va ligado al éxito en términos comerciales. Por eso, si eres de los que han llegado tarde y todavía andan buscando un asiento, si te has perdido entre las líneas de esta reseña o no sabes quién demonios es ese hombre ataviado con un parche en el ojo y cargado de malas intenciones, no pienses que hay motivos para estar preocupado. Presta atención. Solo voy a decirlo una vez. El Rito es probablemente una de las mejores y más divertidas novelas de terror que podrás encontrar este año entre los estantes. Laird Barron ha construido a base de habilidad e ingenio un notable rompecabezas narrativo entre cuyas junturas se percibe el aliento de ominosas deidades extraterrestres, poderosos sacrificios rituales, desenfrenados episodios de enajenación mental y aterradores mitologías que se van transmitiendo generación tras generación. Motivos más que suficientes para no querer perderse uno de los "debuts" más interesantes del último trimestre.  

La primera vez que Donald Miller estuvo a punto de morir fue mientras visitaba México, pero al poco no recordaba nada de aquel suceso, salvo en sueños que se disipaban instantes después de despertar. Sin embargo, su cuerpo sí lo recordaba. Su sangre lo recordaba, y también la savia negra de su subconsciente.

Para ser sinceros, describir el argumento general de El Rito se me antoja una labor tan enrevesada como innecesaria. Estructurados como si fueran un conjunto de relatos breves, los distintos capítulos de la novela se atienen a una trama bastante obvia, pero su peculiar disposición cronológica y la gran variedad tanto de escenarios como de situaciones que presentan los convierten en piezas más o menos independientes, aunque complementarias, de una historia con infinidad de ramificaciones cuya identificación corre a cargo del lector. Así pues, Laird Barron nos introduce en el fascinante universo de El Rito mediante una versión salvajemente macarra de cierto cuento popular para seguir después relatando el extenuante periplo histórico de un anciano geólogo llamado Don Miller, un estudioso que en el ocaso de su vida comienza a recordar episodios bastante turbios de su pasado, fragmentos de memoria muy poco concisos y cubiertos por una sospechosa pátina de amnesia. El olvido, desempeñando su labor como mecanismo de defensa.

Y es que, a base de flashbacks, visiones y momentos de auténtica epifanía, pronto aprenderemos que la vida de Don Miller ha estado marcada por una serie de acontecimientos sobrenaturales que podrían sacar a relucir importantes secretos relacionados con su familia y de paso poner en entredicho su propia cordura. Laird Barron aprovecha el inmenso imaginario cosmológico elaborado por Lovecraft para exponer su particular visión sobre las relaciones conyugales y la devastadora profundidad de sus recovecos, pero también aborda otros temas y preocupaciones comunes con el escritor de Providence (la zambullida de nuestra mente en la locura, la decadencia de opulentas sagas familiares, la usurpación de la consciencia por designio de entidades primigenias) en lo que a todas luces parece un genuino homenaje a la influencia de su extensa producción literaria. Lo bueno de El Rito es que Barron sabe permanecer en todo momento fiel a sus propias señas de identidad, siendo una obra mucho más desquiciada, perturbadora y gráfica que sus insignes predecesoras. Lo malo, que el deshilachado hilo conductor de la novela a veces hace imposible resistir los desbocados bandazos que da la trama. Lo bueno, ese final capaz de ponerte la piel de gallina. Lo malo, la sensación de redundancia que transmiten algunos pasajes intermedios. Otra cosa buena, que el soberbio, lírico y exquisito estilo de Barron engrandece los puntos álgidos de la historia. Y así podría pasarme al menos un par de párrafos más, enumerando las maravillosas virtudes de esta novela debut y resaltando algunos pequeños escollos que me han estorbado un poco durante su lectura, de obligado cumplimiento si eres amante del género al que se adscribe el autor. No en vano, El Rito es probablemente una de las mejores y más divertidas novelas de terror que podrás encontrar este año entre los estantes. Oh, vaya. Prometí que solo iba a decirlo una vez.


Reseña "Autoridad"

jueves, 6 de noviembre de 2014

Título: Autoridad
Autor: Jeff VanderMeer
Saga: Southern Reach #2
Año: 2014
Editorial: Destino
Páginas: 448
Precio: 18.50 €

Durante treinta años, el único contacto humano con el Área X, una zona donde una naturaleza
malvada ha acabado aparentemente con toda forma de vida humana, han sido las expediciones enviadas por la agencia estatal Southern Reach. Después del fracaso de la expedición número 12, narrada en la primera parte de la trilogía, Aniquilación, la agencia se encuentra sumida en el caos.
John Rodriguez ha sido nombrado nuevo director de la agencia. Con la única ayuda de un equipo en el que no puede confi ar, Rodriguez debe desentrañar qué sucedió en la última expedición. Pero a medida que resuelve los enigmas que rodean el Área X, Rodriguez se ve enfrentado también a su propia verdad y a la de la agencia que dirige. Y las consecuencias de todo ello pueden ir mucho más lejos de lo que imagina.

Opinión

Que Southern Reach es una de las trilogías más destacadas, controvertidas y mediáticas de los últimos años es un hecho situado fuera de toda discusión. Ser el centro de atención, el foco sobre el que recaen miles de inquisitivas miradas, es un privilegio al que acceden muy pocos libros de todos los que se publican anualmente, pero también puede convertirse en un arma de doble filo cuando las expectativas que genera esta sobreexposición planificada sirven de plataforma para expresar un descontento visceral. La fama es así; traicionera, efímera, fraudulenta... conlleva múltiples riesgos. Sin embargo, si hay algo de lo que -en mi humilde opinión- puede presumir la fenomenal trilogía de Jeff VanderMeer es de estar indudablemente a la altura de las circunstancias. Nada más salir a la venta, Aniquilación supuso un contundente puñetazo en la mesa de novedades y se convirtió por razones de gran peso en una de las mejores lecturas que tuve el placer de experimentar en todo lo que había transcurrido de 2014. El listón, como se suele decir, estaba muy alto. Pero Autoridad, continuación directa de esa apasionante historia engendrada por la retorcida mente del escritor norteamericano, no me ha defraudado en absoluto.

El Área X es una zona de la que nadie escapa indemne. Misteriosa e indescifrable por naturaleza, la protagonista absoluta de esta trilogía es una región incognoscible de la costa estadounidense afectada por una especie de desastre ecológico, delimitada por una frontera invisible que protege sus más recónditos secretos y capaz de inducir a una irremediable locura a todo aquel que ose traspasar sus dominios. La repentina e incomprensible aparición de este territorio coincide con la creación de una agencia gubernamental (Southern Reach) dedicada en cuerpo y alma a estudiar hasta el más mínimo detalle relativo al Área X, para lo cual envían sucesivas partidas de expedicionarios que por norma general acaban en la desaparición, muerte o enajenación de sus respectivos miembros. Sin duda alguna, tras los impactantes acontecimientos de la anterior entrega había muchas cosas que contar al inicio de este libro; muchas cuestiones en el aire, muchos interrogantes, muchos frentes abiertos, muchas cuentas pendientes... Y será precisamente entre las páginas de Autoridad donde al fin se trate de responder a bastantes de estas preguntas, adentrándonos para ello en las profundidades burocráticas y administrativas de una empresa que anda en sus horas más bajas tras numerosos años de infructíferas investigaciones.

El problema es que a nadie le gusta la gente que viene a arreglar las cosas ─"Eh, deja que te enseñe qué estás haciendo mal"─, y menos si piensas que el arreglador necesita un arreglo.
      Siempre empezaba bien, pero no siempre acababa igual.

Ahora bien, meterse en la boca del lobo a menudo significa llevarse un buen mordisco. Y si no, que se lo digan al protagonista de Autoridad, un funcionario denominado Control que sin comerlo ni beberlo se ve al frente de la institución para la que trabaja, una agencia extremadamente hermética, repleta de irregularidades, personajes misteriosos, desconocidos que le imparten instrucciones por teléfono y salas de interrogatorios donde parece aflorar de todo menos la verdad. Control es un personaje tremendamente irónico en su misma concepción: un pelele con buenas intenciones que a pesar de su elevado puesto en la jerarquía organizativa, resulta estar en los peldaños más bajos de la cadena de mando. A medida que va descubriendo nuevos datos sobre la estructura interna de Southern Reach, el desconcertante interior del Área X, las supervivientes de la última expedición enviada y también sobre su propio pasado, Control comenzará a perder el contacto con la realidad que le rodea y a poner en entredicho la veracidad de todos sus conocimientos almacenados.

En ese sentido, Autoridad es una novela ejecutada de manera sobresaliente, un thriller imbuido de una atmósfera altamente paranoica y conspiratoria que maneja los distintos hilos argumentales con la habilidad de un experto titiritero y el hipnótico influjo de una prosa muy elaborada (de hecho, considero el inimitable estilo de VanderMeer uno de los principales atractivos con los que cuentan sus obras). Acariciando de manera voluptuosa los límites entre el terror psicológico y la ciencia-ficción convencional, el autor de Autoridad reinventa las reglas del juego en una lectura que a nivel personal me ha resultado tan adictiva como gratificante, una lectura no tan frenética ni concentrada como Aniquilación, pero más más esclarecedora, más profunda en su mirada y más resolutiva en sus intenciones. Es cierto que a veces la trama vagabundea sin destino aparente, que ciertas escenas solo alcanzan la categoría de anecdóticas o que un ligero recorte podría haber mejorado sustancialmente la valoración general de la historia y eliminar esa sensación de contenido innecesario. Pero también es verdad que VanderMeer ha conseguido camuflar esos -por un lado, discutibles- defectos bajo una ristra de laberínticos recorridos narrativos donde lo más importante es ir recogiendo todas las piezas del puzzle e intentar vislumbrar la imagen completa que forman. El resultado, de momento, está mereciendo muchísimo el esfuerzo.


Reseña "Trabajos de amor ensangrentados"

viernes, 11 de julio de 2014

Título: Trabajos de amor ensangrentados
Autor: Edmund Crispin
Saga: Gervase Fen #5
Año: 2014
Editorial: Impedimenta
Páginas: 336
Precio: 22.50 €

La escuela Castrevenford está inmersa en los preparativos para celebrar el fin de curso, y el excéntrico profesor de Oxford y detective aficionado Gervase Fen (al que ya conocimos en La juguetería errante y El canto del cisne), liberado de sus obligaciones laborales, ha sido convocado a entregar los premios a los discursos más brillantes. Sin embargo, la noche previa al gran día, extraños sucesos acontecen en el colegio, y dos profesores son asesinados. Mientras intenta desentrañar el misterio, Fen se ve obligado a resolver un secuestro con la ayuda de un sabueso con demencia senil, a apaciguar a una plétora de colegialas enloquecidas y, de paso, a averiguar el paradero de un manuscrito perdido de Shakespeare que se demuestra letal en extremo.

Opinión

Desde que en al año 2011 Impedimenta emprendiera la recuperación de esta maravillosa serie detectivesca, cada novela que nos va llegando de Edmund Crispin es un pequeño acontecimiento literario que los fans de Gervase Fen celebramos con exultante alegría. Tras las muy notables novelas anteriores (La juguetería errante y El canto del cisne), el pasado mes de febrero llegaba a las librerías Trabajos de amor ensangrentados como si hubieran decidido atrasar las navidades por culpa de ciertas dificultades técnicas. Con su habitual desparpajo, elegancia narrativa y erudición literaria, Crispin nos introduce de lleno en el competitivo mundo de las cuitas académicas mediante este caso de doble asesinato que irá poco a poco revelando un funesto reguero de fechorías; traiciones, extorsión, amenazas, secuestros y extrañas desapariciones que giran en torno al descubrimiento de un manuscrito inédito relacionado con Shakespeare. ¿Quién dijo que ser profesor era un trabajo aburrido?

Así pues, la prestigiosa escuela Castrevenford (emplazada en las inmediaciones de un encantador pueblecito inglés) se convertirá en el centro de una rocambolesca e intrincada pesquisa justo el día antes de celebrar su fiesta de graduación. Allí se encuentra en calidad de invitado el excéntrico profesor de Literatura Gervase Fen, célebre por estar dotado de un irreverente humor británico y un envidiable olfato detectivesco que lo señalan como el individuo idóneo para resolver los misterios que perturban la tranquilidad del alumnado y del cuerpo docente de Castrevenford. Trabajos de amor ensangrentados cuenta con numerosas virtudes, pero una de las cosas que más me gustan de estas novelas protagonizadas por Fen es que te atrapan desde su mismísimo comienzo gracias a la prontitud con la que se plantea el caso, el rastro constante de pistas que va desvelando la trama y el refinado estilo (infinidad de referencias culturales incluidas) con el que Crispin nos deleita página tras página.

-Vaya, vaya... -dijo el director-. Ha sido muy amable por tu parte venir a ayudarnos. ¡Y en el último momento! No nos habíamos visto desde hace un montón de años, ¿no es así? ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo?
-Investigando crímenes, mayormente - replicó Fen con gran complacencia. 

Edmund Crispin nos presenta a toda una galería de personajes perfilados de forma que rozan lo caricaturesco pero que consiguen despertar en el lector una empatía inmediata gracias a su carácter enormemente carismático y a unos diálogos que solo pueden ser producto de cierta genialidad innata e improvisada (muestra de ello es también el título de la novela en inglés, un exquisito juego de palabras del que uno tarda tiempo en recuperarse). El tono cómico, satírico y desenfadado que emplea Crispin a lo largo del libro no es solo una de sus características más destacables, es además un método bastante eficaz para rebajar la tensión narrativa durante los momentos en que la historia así lo requiere, suponiendo las ácidas, espontáneas e inteligentes observaciones de Gervase Fen un contrapunto autoparódico que funciona siempre a las mil maravillas. Por otro lado, las detalladas descripciones sobre la vida diaria en el campus, los vívidos paisajes de la Inglaterra rural que aparecen en la novela y la sugerente atmósfera british que impregna todo rincón de la historia complementan el atractivo de su irresistible pluma.

Estructurada de manera audaz, Trabajos de amor ensangrentados es una novela en la que no falta detalle ni se da puntada sin hilo. A pesar de todas las indicaciones que Crispin esconde entre líneas, el escritor británico siempre se las apaña para proporcionar un último y sorprendente viraje argumental que cambiará por completo nuestra perspectiva del misterio y de las motivaciones que impulsan a cada personaje. Lo que en un principio pudiera parecer una típica historia de amor y celos se transforma paulatinamente en un emocionante periplo en busca de los trabajos perdidos de Shakespeare que sirve como excusa para ejecutar una brillante y pirotécnica metáfora final sobre la importancia de la creación literaria. La verdad es que con Crispin nunca sabe uno a lo que atenerse. Por eso es tan necesario y fundamental darle al menos una oportunidad a las divertidas aventuras de Gervase Fen y compañía, pues pocos escritores tienen la habilidad de aunar con tanto éxito la inconfundible seriedad inglesa y un descacharrante sentido del humor capaz de arrancarte una sonrisa en un sala repleta de cadáveres. El suspense está servido. Pero llegados a este punto, ya solo que un misterio por resolver: ¿faltará mucho para que se publique la siguiente entrega?

Puntuación

Trabajos de amor ensangrentados, Edmund Crispin


Reseñas breves [44-47]

martes, 6 de mayo de 2014

Los Juegos, Ted Kosmatka 
Fantascy - 416 páginas - 17.90 €

En un futuro no demasiado lejano, Estados Unidos se ha convertido en una super potencia deportiva encargada de organizar los Juegos Olímpicos más sanguinarios de la historia: una serie de combates a muerte entre criaturas modificadas mediante técnicas de manipulación genética que combinan las características más temibles del despiadado reino animal. Silas Williams es el reputado ingeniero que supervisa la creación de los participantes estadounidenses, pero cuando sus jefes decidan encargar la construcción de nuevo material genético a una especie de superordenador experimental, Silas se verá expuesto a una terrible y desconocida amenaza que acabará escapando de su control. Trepidante, adictiva, original y cargada de tensión, la primera parte de Los Juegos es todo un deleite para los amantes del tecno-thriller, un derroche de inquietantes reflexiones sobre los límites éticos de la experimentación genética que recuerda al mejor Michael Crichton y que combina intriga, aventuras y largas explicaciones científicas, más o menos asequibles. Por eso, es una auténtica lástima que una novela tan potente acabe convirtiéndose en un pastiche hollywoodiense de dimensiones colosales cuyo fondo nunca termina de vislumbrarse por completo. Al final acabé como los jugadores de fútbol en el tiempo de descuento, pidiendo la hora cada dos segundos. Idea enormemente prometedora, una interesante ejecución, pero un desenlace lamentable y chapucero. 


Eleanor & Park, Rainbow Rowell ½
Alfaguara - 432 páginas - 15.50 €

Eleanor. Pelirroja. Rellenita. Insegura. Vive con su madre y sus cuatro hermanos en una casa destartalada, bajo el tiránico mando de un padrastro alcohólico y violento. Park. Coreano. Introvertido. Un poco friki. Practica taekwondo y le encanta leer cómics o escuchar a los Joy Division. A primera vista, nadie podría pensar que dos personas tan diferentes podrían llegar a convertirse en algo más que amigos. Pero como bien reza el dicho popular: los polos opuestos se atraen. Es inevitable. Sin embargo, más que una cuestión de polaridad, el pegamento que mantiene unido a estos dos jóvenes inadaptados está formado por un cúmulo de circunstancias adversas. El destino. La casualidad. El trayecto que ambos recorren en el autobús cada mañana. Los pequeños gestos. Los detalles. La música. Esas cosas que, en definitiva, hacen que cualquier relación pase de ser un fortuito encaprichamiento a una tierna historia de amor, dulce, sincera y genuina. Una historia de amor que nos transforma. Así es la aclamada obra que nos ofrece Rainbow Rowell y que tiene como protagonistas a estos dos encantadores outsiders, una novela reconfortante y acogedora, pero también de desarrollo irregular. Si bien es de alabar la innegable personalidad que en su conjunto desprende Eleanor & Park, a veces la autora da la sensación de utilizar por encima de sus posibilidades ciertos recursos narrativos que solo van en pos del drama y de estirar en demasía ciertos conflictos que podrían solventarse de manera menos acalorada y más satisfactoria. No obstante, Eleanor & Park es una novela que me ha sorprendido para bien y que deja en la mente del lector un regusto deliciosamente edulcorado.


El canto del cuco, Robert Galbraith ½
Espasa - 544 páginas - 19.90 €

La joven modelo Lula Landry fallece tras caer al vacío desde el balcón de su piso. Su meteórica y prometedora carrera, de repente truncada. Nadie pone en duda la versión del suicidio; excepto su hermano, que dedicará todo su empeño en tratar de resolver esta tragedia ocurrida en el seno de una industria frívola y mediática. Tras estrenarse en el mundo de la literatura adulta con Una vacante imprevista, el primer trabajo que escribe bajo pseudónimo la célebre J.K. Rowling abre una interesante serie detectivesca en la que su autora demuestra una vez más, aunque en un registro completamente diferente, sus innegables dotes narrativas y su habilidad a la hora de establecer atmósferas únicas, desarrollar retorcidas tramas, crear personajes entrañables, profundos y carismáticos o de recrear el complejo entramado social de una ciudad tan apasionante como Londres. Alejada de la novela policíaca convencional, J.K. Rowling decide revisar la misma línea argumental una y otra vez, enfocándola en cada ocasión desde una fascinante perspectiva en la que cada personaje va añadiendo nuevas hebras a la intrincada red de sospechosos habituales. Minuciosa, absorbente, pausada y escrita con una prosa tan deslumbrante como maliciosa, no es precisamente su trepidante ritmo el principal atractivo de El canto del cuco, pero lo que J.K. Rowling consigue dejar muy claro en esta fantástica obra repleta de guiños al mundo de las pasarelas y sus maquiavélicos entresijos es que su arrebatador instinto literario se halla en plena forma y que, afortunadamente, podremos seguir contando por mucho tiempo con el implacable, atormentado e inimitable Cormoran Strike.


¡Melisande! ¿Qué son los sueños?, Hillel Halkin ½
Libros del Asteroide - 264 páginas - 18.95 €

De vez en cuando, uno tiene el placer de sumergirse en una novela que es hermosa de una forma desgarradora, una novela atemporal, eterna, que no permite al tiempo dejar en ella la huella indeleble de su paso. Así es este ¡Melisande! ¿Qué son los sueños? del escritor norteamericano y origen israelí Hillel Halkin, una inolvidable historia de amor concebida en el seno de un antiguo poema y sostenida a través de los años por una serie de notas enterradas entre las páginas de una novela o de gruesos volúmenes académicos. Hillel Halkin efectúa un interesante recorrido por la memoria del siglo XX mediante un trío de jóvenes protagonistas que se conocen como redactores en la revista de su instituto y que no tardarán en establecer una entrañable amistad donde los términos no están nada claros y cuyas consecuencias, como poco a poco irá descubriendo el lector, consiguen reverberar a lo largo de las décadas. Hoo, Ricky y Mellie forman los tres vértices de este triángulo isósceles repleto de pasiones cambiantes, una figura geométrica destinada al fracaso que, muchos años después de su formación, Hoo se encargará de recordar, trasmitir y meditar en ella para amonestación de generaciones futuras. La historia de Hoo y de su amor por Mellie (que es a su vez un amor incondicional por Ricky en tanto que forman parte de la misma e inseparable entidad) ha conseguido cautivarme hasta límites insospechados. Ha supuesto una lectura apasionante, conmovedora y trascendental que no solo evidencia el exquisito estilo de su autor sino que va repartiendo innumerables perlas de sabiduría filosófica entre brillantes reflexiones sobre el amor, la amistad y el arrepentimiento. Una novela casi perfecta, muy recomendable.

 
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