La vecina fogosa que se muestra medio desnuda, con la que coincides sudada del pádel en la cómplice negrura del parking o comprando caviar Beluga donde los chinos, es una realidad erótica urbana. Viví una en Paris, otra en Madrid. La parisina estilista y argelina fue un sexo gozoso hasta que aparecieron sus hermanos. Barbudos integristas. La madrileña, una gata flora más turbadora. Donde mores, no enamores.
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domingo, 3 de noviembre de 2013
El Polvazo Vecinal
La vecina fogosa que se muestra medio desnuda, con la que coincides sudada del pádel en la cómplice negrura del parking o comprando caviar Beluga donde los chinos, es una realidad erótica urbana. Viví una en Paris, otra en Madrid. La parisina estilista y argelina fue un sexo gozoso hasta que aparecieron sus hermanos. Barbudos integristas. La madrileña, una gata flora más turbadora. Donde mores, no enamores.
miércoles, 9 de octubre de 2013
Los Pechos de las Mujeres
No hay duda, sí miramos. Unos más, otros menos, pero los hombres escaneamos a toda mujer a nuestro alcance. ¿Atavismo? ¿Descaro? No sé, pero siempre echamos nuestra miradita. Culo, pechos, piernas. De entrada nunca miramos ojos ni manos, no se lo crea. Un amigo dice que ellas son un 65% de agua y los senos tejido adiposo y glándulas. Parece una receta deconstruida de Adriá. Y sin embargo,¡MOLAN!
jueves, 27 de mayo de 2010
Enrique Cano, García Francés, fotógrafos, dos miradas, una lectura
Fuímos colegas durante años. Trabajamos codo a codo o nos cruzamos con diferentes reportajes entre manos. Porque, aunque él es más joven, pertenecimos a lo que se ha bautizado como la década prodigiosa del fotoperiodismo español. Los años 80.
Enrique es un grande de la fotografía española, madrileño, trabajó en Diario 16, fue jefe de fotografía de El Independiente hasta su cierre, se trasladó a Buenos Aires para crear la agencia Kappa y regresó a Madrid como director de la agencia Cover Press de la que yo también formé parte. Hoy dirige Digital Press y PhotOnline.
Ahora, Enrique Cano, me ha fotografiado. Posar ante su cámara ha sido un orgullo y un privilegio. Me pidió que eligiera un lugar de Madrid y elegí la Cuesta de Moyano. Cuando El País me trasladó de Bilbao, aquí en Madrid, busqué lectura para seguir soñando. Alejado de familia, amores y amigos, rehice mis afectos siempre leyendo. Los puestos de ocasión, como los bouquinistas de la rive gauche del Sena, fueron mi paseo, mi búsqueda, una parte de mi educación. Leer me ayudó a ganar el Premio Nacional de Periodismo y Moyano, quizás, me ayudó a ser escritor.
"He pretendido retratar las miradas de esa generación que en los últimos treinta años del Siglo XX ha representado lo mejor de la fotografía documental española. Y para retratar esas miradas he escogido un plató privilegiado: la ciudad de Madrid. Los rincones, los parques, las esquinas, los teatros y las plazas de una ciudad del siglo XXI que acoge a esos fotógrafos. Busco la luz, dejándome llevar por los deseos de mis retratados, he estudiado lugares y rincones; he medido la luz en diferentes días y he organizado las poses de mis amigos y colegas, descubriendo sus miradas al otro lado de la cámara. Y para ello, nada mejor que la calle; las calles donde la luz reina soberana; las calles donde la luz es auténtica sin artificios y sin manipulaciones ni apoyos luminosos externos. Para mi es una visión de Madrid, al mismo tiempo que una reflexión sobre la mirada y la imagen". Cano dixit. Señores, están ustedes ante un gran maestro.
*Las tres primeras imágenes son de Enrique Cano, la primera su autorretrato. La cuarta es de uno que pasaba por allí, ¿se nota verdad?
Enrique es un grande de la fotografía española, madrileño, trabajó en Diario 16, fue jefe de fotografía de El Independiente hasta su cierre, se trasladó a Buenos Aires para crear la agencia Kappa y regresó a Madrid como director de la agencia Cover Press de la que yo también formé parte. Hoy dirige Digital Press y PhotOnline.
Ahora, Enrique Cano, me ha fotografiado. Posar ante su cámara ha sido un orgullo y un privilegio. Me pidió que eligiera un lugar de Madrid y elegí la Cuesta de Moyano. Cuando El País me trasladó de Bilbao, aquí en Madrid, busqué lectura para seguir soñando. Alejado de familia, amores y amigos, rehice mis afectos siempre leyendo. Los puestos de ocasión, como los bouquinistas de la rive gauche del Sena, fueron mi paseo, mi búsqueda, una parte de mi educación. Leer me ayudó a ganar el Premio Nacional de Periodismo y Moyano, quizás, me ayudó a ser escritor.
"He pretendido retratar las miradas de esa generación que en los últimos treinta años del Siglo XX ha representado lo mejor de la fotografía documental española. Y para retratar esas miradas he escogido un plató privilegiado: la ciudad de Madrid. Los rincones, los parques, las esquinas, los teatros y las plazas de una ciudad del siglo XXI que acoge a esos fotógrafos. Busco la luz, dejándome llevar por los deseos de mis retratados, he estudiado lugares y rincones; he medido la luz en diferentes días y he organizado las poses de mis amigos y colegas, descubriendo sus miradas al otro lado de la cámara. Y para ello, nada mejor que la calle; las calles donde la luz reina soberana; las calles donde la luz es auténtica sin artificios y sin manipulaciones ni apoyos luminosos externos. Para mi es una visión de Madrid, al mismo tiempo que una reflexión sobre la mirada y la imagen". Cano dixit. Señores, están ustedes ante un gran maestro.
*Las tres primeras imágenes son de Enrique Cano, la primera su autorretrato. La cuarta es de uno que pasaba por allí, ¿se nota verdad?
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