Hoy, que las palabras están más connotadas y erosionadas que nunca y que el higiénico sensacionalismo de los medios de comunicación de masas ha logrado adormecer el sentido crítico, me resulta difícil referirme a un acontecimiento como “insólito” sin que me suene a banalización. No obstante, después de las dudas y de acudir al DRAE, que lo define como “raro, extraño, desacostumbrado”, creo que es el adjetivo que mejor define el encuentro de artesanos de Los Pedroches que tuvo lugar en el marco de la XV Feria de Turismo de Villanueva del Duque.
Obviamente, la Feria de Turismo no ha descubierto a Ofiarpe, cuyos miembros tienen una dilatada y aquilatada trayectoria profesional y artística, pero sí ha venido a reivindicar su obra y a darle a esta la importancia que merece. Aunque Los Pedroches esté declarada Zona de Interés Artesanal y sea la región de Andalucía con mayor número de artesanos, siendo varios de ellos reconocidos a nivel nacional y mundial, y algunas de sus obras configuren parte de la geografía urbana de nuestros pueblos, gran parte de los habitantes de la comarca los desconoce -y ello pese a la labor encomiable de medios como Solienses-. Por eso, más allá de rellenar una programación que, a veces, debe cumplir sin convencimiento con unos estándares de apuesta por lo local y de reivindicación del territorio, su presencia en Villanueva del Duque entre los días 7 y 9 del pasado mes de junio ha estado justificada por el deseo de contribuir a la difusión de su trabajo y de que un porcentaje mayor de la población sea consciente de su valor y de su necesidad.
Con este compromiso se ha estructurado uno de los ejes sobre los que se ha sustentado la heterogénea armazón de la decimoquinta edición de la Feria de Turismo. A este respecto querría advertir del peligro de esta tradicional amalgama que, en ocasiones, difumina el producto ofrecido al visitante y dificulta la recepción reflexiva por parte de este. Precisamente, he decidido escribir estas líneas para intentar que no se borren los contornos de un acontecimiento singular que ha conseguido una proyección exterior del conjunto que se había ido esfumando edición a edición, por más que se hayan utilizado rótulos como “astronomía”, “mercado artesanal”, “recuperación de oficios tradicionales”, “ruta mozárabe”, “historia del toreo en la comarca”, “cine”, “homenaje a hijos ilustres de la localidad”…
El hecho por el que la presente edición debería quedar en la memoria colectiva es que Villanueva del Duque ha sido el primer pueblo que ha organizado un encuentro de artesanos de Los Pedroches, más allá de la típica y desgastada feria de muestras, no solo poniendo en valor su trabajo, que, en los casos más sobresalientes dinamita la frontera entre artesanía y arte, sino también intentando sensibilizar a la ciudadanía del inevitable compromiso adquirido de transmisión a las generaciones futuras. Obviamente, con tal fin, han sido tratados como lo que son: privilegiados embajadores de Los Pedroches, legatarios y testadores de una parte de nuestra identidad.
Para conseguir este doble objetivo me parece sumamente interesante la recuperación de unas jornadas que, edición a edición, habían ido cayendo en el olvido debido a la escasísima repercusión entre los vecinos. De acuerdo que el horario no ayuda –pues muchos vecinos están volcados en los rincones y otros, trabajando- y que la cultura es minoritaria, pero como sociedad tenemos el privilegio de recibir una herencia que hemos de disfrutar y ante la que se genera el deber moral de aceptarla como propia, defenderla y transmitirla.
Sabedores de este obstáculo y de la necesidad de que los más jóvenes tomen conciencia de la importancia de nuestros artesanos, este año se les ha dado un giro a dichas jornadas, que han sido diseñadas, especialmente, para los escolares del CEIP Maestro Rogelio Fernández y del vecino CEIP Nuestra Señora de Guía.
Así, más allá de la inquieta presencia física del alumnado en el Salón Polivalente, se han trabajado las obras de estos artesanos en clase durante mes y medio, consiguiendo, de este modo, un papel activo y participativo por parte del mismo. Tras la conferencia inaugural de Domi Calero, que combinaba un acertado tono didáctico con la solvencia expositiva, y después de un desayuno molinero, se celebró una mesa redonda, moderada por Juan Manuel Ruiz Alcaide -gerente del CIET Los Pedroches-, en la que cinco miembros de Ofiarpe -Eduardo Ruiz Peñas, Santiago Valverde, Francisco Pozo, Patricio Moreno y la citada Domi Calero- respondieron a las continuas preguntas de los más jóvenes.
Esta parte formativa teórica tuvo una continuación práctica en la “I Feria de artesanía de Los Pedroches”. Durante el sábado 8 y el domingo 9, en la plaza del Duque de Béjar, once artesanos mostraron su quehacer al visitante interesado que se acercaba a los diferentes estands y enseñaron técnicas y desvelaron secretos durante las diferentes demostraciones programadas a lo largo de ambos días.
Participaron en dicha muestra, y cito por orden alfabético, Bartolomé Blanca Orozco, conocido como “Blancapiel”, artesano del cuero; Domi Calero, última ceramista de la comarca; Patricio Moreno, hábil creador de formas con diversos metales; el villaduqueño José Muñoz Español, trabajador del granito; Francisco Pozo, último curtidor de Andalucía; Manuel Ramírez Ramírez, artesano del mármol; Luis Manuel Rodríguez Perea, moldeador de la escayola; Manuel Ruiz de Viana, artista de la forja; Eduardo Ruiz Peñas, tallista de la piedra y el mármol, reconocido con la Carta de Maestro Artesano en 2012; Pedro Sánchez, ebanista y tallista de pasos de Semana Santa; y Santiago Valverde, tallista de la madera y presidente de Ofiarpe.
Como complemento, se diseñaron dos actuaciones íntimamente imbricadas: el primer concurso ‘Mejor Pieza Artesana de Los Pedroches’, una interesante iniciativa que pone en valor y refuerza la conciencia de oficio de nuestros artesanos; y la exposición homónima con todas las piezas participantes, además de otras fuera de concurso, que lucieron con elegancia y sobriedad en la Taberna-museo. No fue fácil la decisión del jurado, que, finalmente, decidió conceder el primer premio al trabajo “Madera de olivo”, presentado por Santiago Valverde, del que se valoró “tanto el tratamiento del material primitivo como el diseño y la creatividad”; y el segundo premio, a la pieza “Piel”, de Francisco Pozo, del que se destacó “el oficio del artesano, el respeto al material y a las técnicas tradicionales”.
Completan la variada y cuidada programación otras dos actividades que tuvieron como protagonistas al alumnado del CEIP Maestro Rogelio Fernández. La primera, el concurso “La mejor pieza artesana infantil”, que, partiendo del enriquecedor contacto entre niños y mayores, ha pretendido desarrollar la creatividad del alumnado y familiarizarlo con el trabajo de los artesanos y con los materiales autóctonos empleados. Todos los trabajos realizados para la ocasión han podido ser disfrutados por los visitantes en dos estands situados en la plaza del Duque de Béjar. De ellos, un jurado compuesto por tres miembros de Ofiarpe otorgó un primer premio para ‘El Cowboy’; un segundo, para ‘El Tejar’; y un tercero, para ‘El gato de forja’.
La segunda actividad fue la impartición de un taller de haikus por quien firma estas líneas, con el propósito de desarrollar la creatividad literaria del alumnado como fuente de enriquecimiento personal y como vehículo para concienciarlo de que la artesanía es una de nuestras señas de identidad, dotándolo de estrategias para apreciar y valorar sus aspectos estéticos y etnográficos. Así, después de unas escuetas nociones acerca de la breve estrofa japonesa y sobre métrica, repartí a cada alumno una fotografía de unas manos trabajando con distintos materiales. Tras unos minutos abstraídos en la imagen, y llevados por las sugerencias, se dispusieron a escribir. Llegados a este punto, debo volver a dejar constancia de mi gratitud al profesorado del centro por su profesionalidad, por su entrega y por su fructífera colaboración. El resultado ha sido más de medio centenar de haikus que, con el título genérico de “Miradas artesanas”, fueron expuestos en el Salón Polivalente durante las jornadas de la mañana del día 7 y, posteriormente, en uno de los estands de la plaza del Duque de Béjar. El poema que da título a dicha exposición pertenece a Perímetro de la tarde:
MIRADA ARTESANA
Al despuntar el día,
cuando la luz y sus rigores
son más frágiles,
descubres la silueta inmaterial
de lo visible.
Prometes la lectura del mundo. La palabra.
En tus manos, la curva hueca de la hierba
es una onda que al cielo embiste.
Un cielo hecho del vuelo circunflejo
e inconstante del pájaro.
Tu mirada artesana, tu mirada de arcano,
se amolda a los azules
y saca la palabra del vacío.
La escondes intuitivamente
en tu semblante,
prestidigitador
que contienes el mundo.
(de Perímetro de la tarde, Madrid, Rialp, 2007)
Aunque la organización de la Feria de Turismo corresponda a un equipo comprometido que actúa de manera conjunta y solidaria para sacarla adelante en un tiempo récord, es obvio que el diseño del complejo andamiaje que he analizado no ha sido improvisado en un mes y medio, sino que estamos ante un proyecto cocido a fuego lento –de hecho, la idea matriz fue una de las actividades de un máster- como no puede ser de otra manera si se quiere conseguir rigor y seriedad.
(Publicado en el libro de Feria de Villanueva del Duque, 2019, pp. 58-63)