Magnífico comentario a FILOSOFÍA Y FICCIÓN, de Ignacio Gómez de Liaño. Para que el que quiera ver (o leer), que vea (o lea).
Sobre FILOSOFÍA Y FICCIÓN, de Ignacio Gómez de Liaño
He leído y releído Filosofía y Ficción, pues se trata de un libro destinado a ser "libro de cabecera". Para tenerlo cerca, al alcance de la mano. Las reflexiones que en él se desgranan son otras tantas iluminaciones, no sabría llamarlas de otro modo, puesto que tras leer cada una de ellas la mente queda en suspenso, tocada por algo certero, como cuando se acaba de leer un poema. Calan hondo, llegan al alma, sin duda su lugar de destino, en donde deben irse depositando, en la memoria, por eso es un libro para ser releído.
Filosofía y ficción se interpenetran. Diría que son dos ramales que surgen del mismo caño y que en su devenir las dos corrientes confluyen y se separan, para volver a confluir y separarse. Los cuentos son los frutos de una imaginación filosófica y que dan lugar a una reflexión de este tipo, y, los pensamientos, son fruto de la vida, de una experiencia decantada. Están, estos últimos, sutilmente impregnados de lo vivido, de lo sentido, que es la materia de la ficción. Es filosofía para la vida en donde lo racional y lo afectivo se equilibran. De hecho, yo veo que este libro está hecho de imaginación y memoria. Y de tiempo. Destilación. Fruto de una operación alquímica. Son los términos que me vienen a la mente. Si un lector que no conociera la obra de Ignacio Gómez de Liaño y estuviese deseoso de conocerla, me preguntara por dónde empezar, no dudaría en recomendarle que empezase por este libro, pues en él hallará destilados aspectos fundamentales de la obra de Gómez de Liaño. Todo lo que se dice sobre los viajes y los viajeros me ha interesado especialmente. Luego, hay otra cosa que me admira, y es la claridad con la que se expresa el pensamiento o se narran los cuentos. No hay la menor afectación, el texto fluye con toda la naturalidad del mundo. La labor de orfebre, que existe, para lograr tal despojamiento a la vez que se sortea la sequedad, resulta invisible, lo que manifiesta una suprema elegancia.
He aquí un libro que va a ser un buen compañero para el trecho que me queda de vida.
(Vicente Ferrán Martinell)