Imagen de la red |
Cuando convirtió
las rosas que te traía en súplicas de perdón envenenado, cesaron de alegrarte
sus llaves en la puerta. Hasta dejó de angustiarte que condujera veloz o que
fuese tarde y no volviera. Porque tu galán de cine había acabado
transformándose en el monstruo de una película de esas que nunca terminan bien.
Y mucho menos en beso.
Y ahora tú permaneces muda en ese fondo de agua verdusca y mate, sin atreverte a flotar. Donde tu pelo agarra y echa raíces, los pies se te enredan entre las algas y en tus pechos hay sapos que anidan. Y si te vieran, si alguien acertara a mirarte, con la boca echando esas flores traídas que nunca llegaste a digerir.
Y ahora tú permaneces muda en ese fondo de agua verdusca y mate, sin atreverte a flotar. Donde tu pelo agarra y echa raíces, los pies se te enredan entre las algas y en tus pechos hay sapos que anidan. Y si te vieran, si alguien acertara a mirarte, con la boca echando esas flores traídas que nunca llegaste a digerir.
Microrrelato con el participé en un concurso, en el que no creo que vuelva nunca a concursar. Eso sí, muy feliz con mi relato.