Este reloj no tiene minutero. Tampoco segundero. Hace tiempo que ambos perdieron su sentido y se cayeron, como lo hacen las hojas cuando están secas; como lo hacen las cosas que ya no cumplen ningún propósito. Sé que sigues existiendo, que tus pasos continúan resonando en alguna calle, de noche, bañada por la tenue luz de las farolas. Pero yo no soy quien te espera ahora en las escaleras del viejo portal, leyendo una novela, dejando que el sol de agosto deje de picar la piedra. No tengo más interés en este mundo que recordarte; sin medidas, sin límite de tiempo. Abandonarse a tu pasado tiene un gusto dulce, un sabor a tarde de domingo en otoño, pero sin relojes. Porque yo ya no los uso, se les cayeron a todos las manijas, y no tengo intención de cambiarlos por otros. Mi tiempo será ya por siempre plano.
Escuchando: The racing rats - Editors
2 comentarios:
Todos hemos perdido alguna vez las manecillas del reloj...
Y a veces..es mejor ir a la joyeria y pillar otro..
..vamos,es mi opinión.Saludos
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