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Ilustración del mes: La despedida, de Mercedes Daza García
Cuando despertó todo seguía igual, Ahab permanecía con una rabia inacabable
atado a su lomo. Jamás la dejaría marchar, durante eones navegarían sin
descanso unidos por ese odio que consumía el alma negra del capitán del Pequod.
Moby Dick estaba cansada, cansada de bogar en los
mares de la infinitud sin encontrar la paz. Cansada de estar sola con la única
compañía del hombre que quería su destrucción incluso al precio de su propia
locura.
Todos los días rezaba al dios Melville con la
esperanza de ser escuchada, le suplicaba perdón aún sin entender qué crimen
había cometido para arrastrar semejante castigo. Él fue quién la imaginó, quién
la hizo diferente, tanto que azuzó la ira de Ahab hasta el punto que éste
eligió ser su matador, uniéndose así a su destino por toda la eternidad. Pero hacía
mucho tiempo que su autor no respondía a sus ruegos y estaba exhausta.
Decidió dormir de nuevo, tal vez cuando volviera a
despertar algún dios benévolo hubiera puesto fin a su dolor.
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Con este
microrrelato participo en la propuesta del mes de enero (con el tema «Cuando
despertó...») del blog Esta noche te cuento. Podéis leer más micros
pinchando aquí.