viernes, 21 de agosto de 2009

Marchamos, como todos.


No confío en costumbres
ni en sabidurías que duermen por siglos.
Pero hay un camino por donde quise andar, y no anduve.
No hubo indicación,
no sé donde quedaba.

De la civilización tan sólo me ha tocado.
Sólo el ruido,
el ruido
y el ruido.

La herida no pudo más que supurar,
no pudo soñar o simular que nunca estuvo ahí
Se estrechan los callejones,
se ensancha lo que no supiste entender.
Por más quebrado que esté,
Es obvio que te encuentras mirando desde afuera del vidrio
Como ríen los demás...
Es inútil simular que ese cristal que no endulza
no te está rasgando la piel.

No pudiste comprnedeender
que irías entendiendolo de a poco.
No es tu culpa,
Pero no te detengas a lamentarlo
Porque el tiempo se ha acabado.
el tiempo de esperar
tu tiempo.


El Poeta del Asfalto (Buenos Aires, agosto de 2009)

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