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Reseña: La guerra de las dos reinas


Desde la desesperación de coronas doradas... Casteel Da'Neer sabe demasiado bien que pocos son tan astutos o despiadados como la Reina de Sangre, pero nadie, ni siquiera él, pudo haberse preparado para esas sobrecogedoras revelaciones. La magnitud de que lo que la Reina de Sangre ha hecho es casi impensable.  

Y nacido de carne mortal... Nada podrá evitar que Poppy libere a su Rey y destruya todo lo que la Corona de Sangre representa. Con la fuerza de los guardias y el apoyo de los wolven, Poppy debe convencer a los generales de Atlantia de luchar a su manera, porque esta vez no puede haber retirada. No si ella mantiene la esperanza de construir un futuro en el que los dos reinos puedan convivir en paz.  

Un gran poder primitivo se alza... Juntos, Poppy y Casteel deben aceptar antiguas y nuevas tradiciones para salvaguardar a quienes aman y para proteger a los que no pueden defenderse. Pero la guerra es solo el principio. Poderes ancestrales y primitivos ya se han avivado, revelando el horror de lo que comenzó hace eones. Para terminar lo que la Reina de Sangre ha empezado, quizá Poppy tenga que convertirse en lo que habían profetizado que sería, en lo que más teme.

Como la portadora de Muerte y Destrucción.




De sangre y cenizas, el primer libro de la saga, me encantó y me tuvo muy obsesionada durante un tiempo. Sin embargo, aunque seguí disfrutando de la historia, la segunda y tercera parte empezaron a tener cositas que no me convencían, como situaciones repetitivas y páginas de relleno.

Este cuarto libro es el que menos me ha gustado hasta ahora pero reconozco que la saga tiene algo adictivo que atrae, engancha y que me hace seguir esperando con ganas las siguientes obras (y eso sin tener en cuenta la precuela, que es mi favorito de la serie y mi mejor lectura de este año).

Para exponerlo de forma más clara voy a dividir la reseña en los aspectos que me han convencido y los que no.

LO QUE ME HA GUSTADO:
El punto de vista de Casteel. Por primera vez en la saga Poppy y él comparten narración, y considero que es genial que Cas cuente parte de la trama. Además de explorar en primera persona lo que siente y piensa, debido a que acabó el tercer libro secuestrado, sus capítulos aportan una visión, un escenario y una interacción con ciertas personas que no nos puede dar Poppy. Prefería el POV de Casteel mil veces. 
Los personajes secundarios. No solo todo lo que concierne a los draken, seres que me resultan sumamente interesantes y cuyas apariciones encuentro curiosas y divertidas, también ciertos miembros del elenco (prefiero no decir nombres para no dar pistas) que me tenían muy living y cuya historia me interesa más que la de nuestra pareja principal (menos mal que Jenny ya ha confirmado que habrá un spin off sobre ellos). No sólo he disfrutado de su trama, también de las escenas de esos secundarios con Cas, Poppy y compañía.
Lo que se viene. La obra, para no variar, termina en un momento muy emocionante que, si bien deja con muchas ganas de la siguiente entrega, también resulta muy sugerente por todo lo que conlleva. Puedo imaginarme que tendrán lugar ciertas cosas que no puedo esperar a leer. 

LO QUE NO ME HA GUSTADO:
• Me cansa que se siga repitiendo la misma fórmula no sólo en detalles de la trama que se vuelven muy repetitivos, también en la forma de construir el libro: ya no me vale tener que leer cientos de paginas para llegar a algo emocionante. Una vez más el final es potente pero en medio hay bastante paja y muchas hojas de nada. El título del libro, además, crea falsas expectativas: a lo que ocurre aquí no le llamaría guerra ni de lejos.
Los personajes principales. Poppy y Hawke empezaron siendo una de mis parejas preferidas, tanto juntos como por separado. Por desgracia, a medida que la historia ha ido avanzando, me he ido desinflando con ellos y con su relación. 
Poppy ha pasado de ser una joven que se esforzaba y que todo lo que tenía se lo había ganado con sudor, sangre y lágrimas a desarrollar poderes que no necesita ni aprender a controlar y que (convenientemente) maneja por instinto. A veces me da la sensación de que se le da todo hecho.
Por otra parte, ha llegado un punto en el que siento que Cas sólo tiene dos personalidades: o querer atacar y casi matar a todo aquel que hable un poco fuerte a Poppy o hacer bromas sexuales todo el tiempo. Esa faceta suya pícara y atrevida que tanto me gustaba al comienzo empieza a saturarme cuando no para de hacer comentarios sexuales en cada maldita situación, sin importar quién esté delante (incluso llegando a avergonzar o a hacer sentir incómoda a Poppy). Lo poco gusta y lo mucho cansa, y es lo que me ha pasado a mí.
En cuanto a su relación, y quizá influido por lo que acabo de comentar de Cas, por momentos siento que lo que hay entre esta pareja es más deseo y sexo que amor. A ratos parece que acostarse es lo único que les importa, incluso en situaciones súper anticlimáticas en las que no me cabe en la cabeza que el contacto físico esté por encima de algo más emocional y sentimental. Pasan cosas gordas y ellos reaccionan teniendo sexo en lugar de hablar, consolarse o preguntarse mutuamente qué tal están.
• Siempre he notado, en varios libros de la autora y no solo en esta saga, que a Jenny le gusta mucho crear situaciones morbosas. El problema es que, sobre todo con esta serie, esas escenas que pretenden ser sexys a mí me dan muchísima grima. Y no, no estoy hablando del evento que tiene lugar en este libro y en el que seguramente todo el mundo está pensando.

A pesar de que esta historia no me ilusiona tanto como al principio, ya he mencionado que sigue manteniendo mi interés y que continúo con muchísimas ganas de leer sus libros (y todos los relacionados con este mundo y personajes). Abril ¡llega pronto! Necesito Una luz en la llama ya.

Leyna
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