Así este verano le ha tocado a Oporto.
En la foto de arriba podéis apreciar al fondo su famoso Puente Luiz I y las barcas que veis representan cada una de sus famosas bodegas. Nosotros no las visitamos porque no nos gusta el vino pero son una de las atracciones del lugar.
Este puente tiene 2 niveles: en el de abajo pasan los coches y en el de arriba pasan los trenes. Los peatones pueden pasear por arriba y por abajo. Como podéis adivinar nosotros nos lo recorrimos y lo apreciamos a lo largo de las 2 alturas como peatones.
Este puente tiene 2 niveles: en el de abajo pasan los coches y en el de arriba pasan los trenes. Los peatones pueden pasear por arriba y por abajo. Como podéis adivinar nosotros nos lo recorrimos y lo apreciamos a lo largo de las 2 alturas como peatones.
A la derecha del mismo puente podéis apreciar un funicular que conecta la parte baja de la ciudad con la parte alta:
También contaba con teleféricos: Para conectar la parte baja y alta de la ciudad por el otro lado del puente, donde se ubican las numerosas bodegas:
El río Duero es el que pasea sus aguas por Oporto; así es precioso pasear por la Riviera, que empieza a partir del puente Luiz I, donde gran cantidad de barcos navegan:
y donde no podían faltar, aparte de puestecillos ambulantes y restaurantes con sus típicas comidas, los mimos. Éste para nosotros fue espectacular, fíjaros en los detalles:
Aprovechando los cimientos de un ruinoso puente al lado del Luiz I (probablemente sería el puente anterior a éste), habían aprovechado para montar un lindo restaurante:
Bastante curioso nos resultó encontrar árboles de esta guisa vestidos:
Yo comprendo que les encante hacer labores, pero no me podía imaginar esta forma de exposición.
También nos resultó muy curiosa su estación de trenes por la bonita decoración que lucían sus paredes, cosa que te sorprende cuando entras:
También por aquí pasa el camino de Santiago, con sus flechas amarillas:
Nos dio tiempo el último día de pasear por el Parque de La Ciudad, bastante grande, con varios estanques incluso con cisnes, que desembocaba en las playas. Llegamos hasta ellas y mi marido y mi hijo incluso se bañaron. Yo no, porque soy más friolera, aunque me encanta el agua. Nací para sirena.
Al final del parque llegamos a un castillo que iniciaba un paseo marítimo a lo largo de sus playas:
Después de recorrer la parte antigua (algo deprimida) y la parte nueva (mucho más señorial) subimos a un castillo que está más alto aún que este puente y vimos atardecer un par de tardes. Me encanta ver atardecer y encenderse las luces de las casitas, que parecían desde allí formar parte de un Portal de Belén.
Siempre me ha fascinado ver amanecer (que yo lo asocio con mi etapa de la vida desde mi nacimiento hasta mi madurez), me ha deprimido el atardecer (a partir de los 40 hasta la aceptación de mi nuevo ciclo de vida) y me ha tranquilizado el ocaso y el anochecer (que yo relaciono con mi futura senectud, en la cual seguramente habré aceptado el término de mis días).
¡BUENAS NOCHES Y DULCES SUEÑOS OPORTO!