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sábado, septiembre 08, 2007
Serie Vé Digital
Durante los últimos años el cómic ha adquirido un protagonismo en el terreno, digamos, mayor del cine: desde las adaptaciones de Marvel, pasando por los experimentos con Miller hasta las adaptaciones de Daniel Clowes. No deja de resultar lógico que la mejor película de superhéroes no sea una adaptación (me refiero claro a Los Increíbles) y que, como la mayoría de películas Bé de su tiempo, Ultravioleta haya sido entre ignorada y vilipendiada, reservada a una especie de segundo plano como versión menor de Kill Bill o la hermana de la también fracasada Aeon Flux con la Charlize Theron como estrella. Wimmer es un tipo con, sin duda, mala suerte: si uno observa con atención The Recruit verá muchos elementos muy divertidos, como esa puesta al día de espíritu Ultimate de James Bond llamada James Clayton ahora convertido en criptólogo e informático genial de día, camarero de bares molones de noche fichado por un Al Pacino que le enseña las maldades del mundo a través de las novelas de Kurt Vonnegut. Puede que el hecho de que sea un producto a la Pacino y que eso obstruya todo, pero uno intuye que si la película estuviera filmada por Wimmer sería distintísima y no una vulgar sucesión de giros ya de por sí vulgares y conjuntados que parecen más obra de una falta de medios para la acción y dos ex-artesanos en baja forma (Roger Donaldson-Robert-Towne). En realidad, Ultravioleta podría pasar por una versión scifi de Alias pero el fandom ha preferido depositar todos sus mimos en JJ Abrams e ignorar a Wimmer.
Kurt Wimmer se atrevió con Ultravioleta, cinta más alabada a nivel económico tras su Equilibrium, a realizar pura y llanamente un tebeo. Pero está muy alejado del experimento mimetico de Robert Rodriguez: Wimemr quiere revivir la sensación del to be continued de doce vibrantes números resumidos en ochenta divertidísimos minutos. Aunque no es perfecta (ni siquiera lo pretende) Ultravioleta tiene muchas más virtudes que hubieran firmado Warren Ellis o Grant Morrison para uno de sus tebeos-que-resulta-que-son-menores, a saber: superheroísmo bien entendido, imaginería desbocada casi postcyberpunk (con detalles gloriosos como los teléfonos móviles usados o la tarjeta de crédito convertido en pulsera), homenajes al Shogun Assasin (y no plagios a Tarantino señores), fantasía distópica al orden del día (con un montón de referencias acerca del gobierno como retroalimentador de los terroristas y creador de amenazas para justificar el totalitarismo: pura conspiranoia pop) y giros de argumento con doble filo, plenamente autoconscientes, con los que son verdaderos y los que fingen los personajes para confundir a los otros. ¿Qué mas podemos pedir? ¿Una love story innecesaria? Está bien: no hay lovestory pero si hay amor maternal con frases de pura sensibilidad pop de derribo (sueño con carreteras polvorientas con flores) y una Milla Jovovich de la que lo mejor que puedo decirles (y lo digo en serio) es que parece dibujada por el mejor Cassady.
Ultravioleta exhibe orgullosa su condición de neoB-Movie con la batalla final (pura economía de recursos y también homenaje orgulloso) y sus maravillosas elipsis sonoras: aléjense de las películas que la tildan de repetitiva o excesiva, Ultravioleta es una serie de viñetas con una composición excelente y que demuestra que ¡sí! Hay vida, mucha vida en el cinetebeo.
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