"" el ojo heterotópico: junio 2013

domingo, 2 de junio de 2013

Apoteosis del arco y del espacio interior




Cuando uno se enfrenta a un patio donde el arco describe una apoteosis no puede dejar de pensar en las imágenes mágicas e imposibles de M. C. Escher. En este patio de una casa señorial renacentista de Valladolid, edificada en el siglo XVI, el ojo y la tentación que nos brinda la cámara está a punto de sustituir la realidad por la ficción. Tal es el impulso que genera esa arcada que se extiende por diversas plantas y la esbeltez con que recorre tres de los cuatro lados del patio. El patio, lugar donde convergen las expresiones de las diferentes estancias de la casa. Inevitable recordar la visión de Bruno Zevi a favor de la conquista del espacio interior de los edificios de la historia y del arte. El lienzo de almohadillado florentino que cubre uno de los muros proyecta aún más ese carácter de vida íntima y a la vez exaltadora de poder de un alto cargo de la Administración de Justicia en aquellos tiempos.




Citando a Bruno Zevi en Saber ver la arquitectura: "En arquitectura, la fachada y las secciones, interiores y exteriores, sirven para determinar las medidas verticales. Pero la arquitectura no deriva de una suma de longitudes, anchuras y alturas de los elementos constructivos que envuelven el espacio, sino dimana propiamente del vacío, del espacio envuelto, del espacio interior, en el cual los hombres viven y se mueven. En otras palabras, empleamos como representación de la arquitectura la traslación práctica que el arquitecto hace de las medidas que la definen para uso del constructor. Para el fin de saber ver la arquitectura, esto equivaldría aproximadamente a un método que, para ilustrar una pintura, diese las dimensiones del marco o calculase por separado las superficies de cada uno de los colores."





"Quien se quiera iniciar en el estudio de la arquitectura tiene, ante todo, que comprender cómo una planta puede ser abstractamente bella en el papel, cómo cuatro frentes pueden parecer bien estudiados por el equilibrio de sus llenos y vacíos, de sus salientes y entrantes, cómo el volumen en conjunto puede ser igualmente proporcionado y, a pesar de eso, el edificio puede resultar arquitectónicamente pobre. El espacio interno, aquel espacio que no puede ser completamente representado de ninguna forma, ni aprehendido ni vivido, sino por experiencia directa, es el protagonista del hecho arquitectónico. Tomar posesión del espacio, saberlo ver, constituye la llave de ingreso a la comprensión de los edificios."











Palacio del Licenciado Butrón, oidor de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid.