Una sola vez me puse a la labor de esquiar y de eso hace un millón de años, lo pasé muy bien haciendo lo que cualquier principiante: Subir una ligera pendiente, con gran esfuerzo, dejarme deslizar , frenar haciendo ángulo con la punta de las tablas , es más fácil decirlo que llevarlo a cabo, y con las mismas parar... de culete entre las piernas de un señor que contemplaba las evoluciones de los novatos. Después de tres repeticiones completas pero COMPLETAS... con aterrizaje bajo el mismo señor, decidí que ya estaba bien de hacer el ridículo y me retiré de por vida de ese deporte. Creo que habré ahorrado un montón, no solo en el bolsillo, también en lesiones y catarros...
El día de marras, tras quitarme el equipo (prestado) me metí en la cafetería y sentada ante las cristaleras, tan calentita, me dejé llevar por la lenta caída de los copos y el blanco paisaje hasta que los "deportistas" fuero llegando felices... ¡Al que no le dolía un tobillo le dolía una rodilla y toooodos llegaban "rotos de cansancio" y solo con ganas de doooooormirrrrrr!
¿Lo mejor de la jornada? El tiempo de la cafetería...