Aprendiendo...
A ser mejor persona con lo que me enseña la sabiduría del paso de los días. Con lo que me enseñas tú, pedacito de alma mía, que mi vientre te apuraste en abandonar para iluminar mi sonrisa con esos ojazos que tanto me transmitían cuando aun siendo un bebé, me contabas tantas cosas sobre la vida. Y ahora que casi eres un hombrecito, sigues mostrándome el camino a cada paso que dan mis pies. Tantos momentos vividos, tanto tiempo compartido que aun me parece que fue ayer cuando entre mis brazos te tenía.Con tu sabiduría y tu tremenda madurez, demostrándome con tu ternura e inocencia compartida que nunca debemos dejarnos caer, que hay cosas verdaderamente importantes en este mundo como para no malgastar nuestro tiempo pensando en los retazos del ayer, privándonos de sentir el momento, arrepintiéndonos de lo que pudo o no pudo ser. Es por ello amor mío, mi pequeño hombrecito que, me gustaría que con el paso de los años, reforzaras tus valores, tu maravillosa forma de ser, tu percepción sobre la vida, sobre las cosas, tu carácter alegre y extrovertido, tu afán por saber, por descubrir todo lo que como persona te haga crecer. Caminando siempre hacia delante, con paso firme y decidido, eligiendo sin miedo a perder...porque es la única manera de ganarle la batalla a los gigantes que a veces vemos. Es por ello que te digo, que te acompañaré en el camino hasta que tú lo decidas, hasta que elijas seguir solito. Me propuse inculcarte lo que a mí siempre me falló. Caminar por el sendero de la vida seguro de tí mismo, valiente, emocionalmente independiente, tranquilo y reflejando en los demás lo mejor de tí mismo.
Orgullosa me siento de lo hasta ahora hecho, porque sin ese reflejo tan tuyo, tan mío...no se yo lo que de mí hubiese sido.
Te quiero mucho, mi niño.