24 noviembre 2010

Las oportunidades de España


Hay varios poemarios y novelas sobre los que quiero hablar. Sin embargo, últimamente, no hago otra cosa ahora que estudiar y leer economía. Hoy puede leerse el siguiente texto en el Frankfurter Allgemeine.

"Después de la solicitud de Irlanda para obtener ayudas financieras del fondo de rescate europeo, hay una cuestión que se ha vuelto especialmente interesante: ¿Tendrá que pedir ayuda también España o logrará el país regresar por sus propias fuerzas a la normalidad económica? La respuesta es importante para Europa. No en vano, partiendo de su Producto Interior Bruto (PIB), España representa una mayor fuerza económica que los tres pequeños países problemáticos Grecia, Irlanda y Portugal juntos. Por eso resulta comprensible el temor a que un rescate de España pueda sobrecargar las capacidades de los vecinos.

Estos temores no son fáciles de descartar. El país se resiente del reventón de una burbuja de especulación inmobiliaria cuyas consecuencias siguen sin ser del todo previsibles. A esto se suman las debilidades del sector de las cajas de ahorros. Algunas de ellas han sido fusionadas y dotadas con nuevos fondos estatales, pero hay varios indicios de que el gobierno en Madrid tendrá que transferirles nuevo capital. Los hogares siguen endeudados de manera especialmente alta en comparación con la media europea, lo que por otra parte preocupa a los bancos españoles. Sin embargo, la mayor carga para la economía española es el desempleo, que alcanza una cuota de casi un 20 por ciento. Entre los españoles menores de 25 años, casi uno de cada dos carece oficialmente de un puesto de trabajo. Es poco probable que esta situación cambie en breve de manera fundamental, puesto que actualmente la economía española está estancada y hay pocos indicios de un nuevo auge.

A pesar de las enormes cargas, no es justo meter a España en el mismo cajón que los demás países problemáticos de la eurozona. España no está ni mucho menos sobre-endeudada. En el ejercicio actual, el endeudamiento probablemente se sitúe en un 64 por ciento del PIB – una relación con la que otros países de Europa, inclusive Alemania, desearían poder contar. Tras una serie de pasos decisivos por parte del gobierno –entre ellos el recorte de los gastos estatales en un 5 por ciento, efectuado el pasado mes de mayo, así como la subida del IVA del 16 al 18 por ciento–, la reducción del déficit presupuestario presenta claros avances. Así pues, la mayoría de los observadores consideran realista que el déficit, que en 2009 aún se encontraba por encima del 11 por ciento, el próximo año ya sólo se sitúe entre el 6 y el 6,5 por ciento, con lo que volvería a acercarse de manera relativamente rápida al objetivo del 3 por ciento.

Entretanto, el gobierno socialista del presidente José Luis Rodríguez Zapatero también trabaja con perceptible resolución en la consolidación de las finanzas del Estado a un plazo más largo. La reforma de las pensiones según el modelo alemán, que Zapatero quiere imponer a pesar de la fuerte oposición de los sindicatos, adopta en este sentido una posición destacada. Parece que el gobierno español ha comprendido que la confianza en los mercados de capital sólo se mantiene cuando no surgen dudas ante la voluntad política para la consolidación.

El gobierno español encuentra respaldo en la economía privada. A pesar de algunos impagos, la situación de los bancos es sólida, ante todo la de los dos grandes institutos bancarios Santander y BBVA. Frente a las cargas de la crisis inmobiliaria española, aquí destaca positivamente que el sector bancario español se ha resistido, también debido a una buena supervisión, a la tentación de invertir en títulos norteamericanos altamente especulativos. A diferencia de muchos otros países europeos, en las cajas fuertes españolas no se abren agujeros negros al menos en este ámbito. Además, los grandes bancos españoles están bien anclados en otros países, por ejemplo en Latinoamérica, donde se han beneficiado del auge. Esto también vale por otras grandes empresas españolas como la compañía de telecomunicaciones Telefónica, que entretanto factura gran parte de sus ganancias en Brasil.

También el turismo, otra fuente de fortaleza de la economía española, vuelve a reactivarse paulatinamente. En este sentido juega un importante papel que la haya vuelto a mejorar de manera perceptible la situación económica en parte de Europa, ante todo en Alemania.

El turismo, el enérgico desarrollo de importantes empresas, así como la determinación del gobierno español para la consolidación – hay una serie de factores que, en efecto, destacan a España frente a los demás países problemáticos y que ofrecen oportunidades para esquivar la crisis de endeudamiento que azota a Europa.

A pesar de todo, no habría que hacerse ilusiones en cuanto a que España sepa retornar rápidamente a un desarrollo dinámico. Esto ya lo impide el incisivo rumbo de consolidación. También la economía, muy orientada al sector servicios, dificulta el aprovechamiento de nuevas oportunidades de crecimiento, por ejemplo en los países emergentes, tal y como logran la ingeniería mecánica o la industria química alemanas. Pero éstas son preocupaciones de segundo grado si consideramos la amenaza de una –más bien improbable– insolvencia estatal".