Como sabréis los veteranos del blog no soy muy asiduo a los platós de la tele, no me suele tocar. Sin embargo en diciembre tuve que ir tres veces casi seguidas a trabajar al Hormiguero, el programa de cuatro que presenta Pablo Motos. Es un programa particular.Como digo no soy muy asiduo a la tele, de modo que no se si lo que a mí me llama la atención es normal o no, de modo que darme un poco de margen. No hay muchas fotos porque no dejan hacer fotos más que al programa, es decir, nada de hacer a los actores con las hormigas, ni bambalinas ni nada, y aunque se pueden hacer a escondidas, como tal vez me toque volver... mejor no las hago.Para empezar los sorprendente es que al entrar nadie te controla. Yo fui a la puerta, dije que era fotógrafo y que iba al hormiguero y me dijeron que adelante. Lo gracioso del tema es que el personal de la entrada no sabía cómo ir al plató, y me perdí en las oficinas. Llame a una puerta y tampoco sabían como ir. Curioso cuanto menos al ser una de las salas más grandes del edificio... pero vaya.Una vez dentro pasas al camerino de actores. Allí estas con todos los tipos del programa excepto Pablo Motos, los ves mientras se preparan, mientras se visten... parecen majetes, al menos con los fotógrafos más habituales les hablan y saludan de tú a tú; si van de estrellas no lo parece.
Unos minutos antes del programa -que suele ser en directo- te bajan al plató (o bajas tu si sabes), allí una mujercilla con aspecto de 'como me cabrees te vas a enterar' pero que luego es maja, te explica cómo van las cosas y controla que estén los fotógrafos que tienen que estar -por espacio, normalmente tres- y luego te lleva a la regidora, una chavala también con cara de pocos amigos -será porque siempre la veo con la tensión del programa- que te explica que puedes hacer y qué no.El plató es enanisimo, y de hecho el lugar donde esperamos siempre esta abarrotado porque no cabe gente, pero te dejan moverte. Puedes estar por cualquier parte siempre por detrás de la regidora, con mucho ojo por las cámaras porque a veces retroceden rápido y si no estás al tanto te pueden pillar en pelotas.
Lo que está absolutamente prohibido es fotografiar a las hormigas fuera de la mesa, porque se verían a los actores y se acabaría la magia.
Como prueba de mi gran intelecto confieso que el primer día estaba en el plató y salude a Juan, uno de los actores, luego a Damián, el otro, y luego a una de las hormigas. Y tarde un segundo o dos en darme cuenta de lo que acababa de hacer.
Y eso es todo.
Como dato anecdótico, si alguna vez veis el programa podéis comprobar que en los intermedios siguen emitiendo el programa en una ventanita, sin sonido. Pues bien, en esos cortes las tres veces que he ido las hormigas empiezan a vacilar a la cámara diciendo a los espectadores que no les oyen: 'cabrooones', 'os estoy insultando y no me oiiiis'... y cosillas así con las que el público se descojona. Tiene su gracia pero ahora cuando lo veo me digo 'mira, ya están estos llamándome cabrón'.