Acuarela y rotulador, 2017
Regresamos a Cala, el pueblo de mi suegra, tras 6 años sin pisarlo, cuando habíamos estado más de 20 años sin faltar a la anual cita del último domingo de octubre, cuando llevan a virgen de la iglesia a la ermita. La presencia de familia en estos días de ferias nos animó a acercarnos al enclave serrano y adquirir los exquisitos productos ibéricos del entorno. La comida fue en el vecino pueblo extremeño de Monesterio, en el restaurante Leo, al lado de la Venta el Culebrín, desde donde pude hacer el único dibujillo del día.