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Arles. Escaleras del puente Trinquetaille. |
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Arles. Plaza de Lamartine |
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Arles. El viejo molino. |
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Arles. El jardín público |
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Arles. El jardín del hospital. |
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Arles. Noche (estrellada) en el muelle del Ródano. 1. |
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Arles. Noche (estrellada) en el muelle del Ródano. 2. |
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El puente (hoy cambiado de lugar). |
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Aix-en-Provence. Bodegón 2 en taller de Cézanne |
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Aix-en-Provence. Bodegón 3 en taller de Cézanne. |
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Aix-en-Provence. Taller. Exterior. |
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Aix-en-Provence. Jas e Bouffan desde el exterior. |
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Aix-en-Provence. Canteras de Bidémus (Les Carriéres). 1. |
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Aix-en-Provence. Canteras de Bidémus (Les Carriéres). 2. |
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Aix-en-Provence. Canteras de Bidémus (Les Carriéres). 3. |
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Aix-en-Provence. Canteras de Bidémus (Les Carriéres). 4. |
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Niza. Playa desde Promenade des Etats Unis y des Anglais. |
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Niza. Esperando les moules marinieres. Texíloe y puerto como fondo. |
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Costa Azul desde la Grande Corniche. |
Me reconozco un devoto del postimpresionismo y creo que después no ha habido ni habrá más en pintura-pintura. Solo aplicaciones y variantes. Por eso Arlés, Aix-en-Provence y Niza me hicieron sentir como un peregrino que acude a venerar a sus santos.
En Arlés mis sirenas me dejaron una buena mañana a merced de mis devociones, en pos de las suyas que satisfacían caminándose hermosos circuitos ecológicos. Fue un lunes traicionero, porque me dejé el cuaderno portahojas en el Suzuki. Y no abrían las papelerías hasta la tarde. Se me fue la mañana buscando un super que me abasteciera y adecuando el papel al extraño pero práctico formato que uso, de 42x14 cm. Por lo demás, la experiencia fue sencillamente extática. Hay 10 lugares señalizados donde Van Gogh plantó en caballete. Curiosamente te encuentras más Van Goghs en cualquier rincón, ese cierto aire de calma pesada que hay en muchas de sus pinturas, que en esas localizaciones, porque el tiempo cambia las cosas y sin embargo el ojo ve lo que quiere. Pero plantarte donde estuvo el santo tiene mucho morbo. No quise plantearme un enfoque concreto de la experiencia y me dejé llevar. Fue una tarde muy gozosa y, por supuesto, me supo a poco.
Os recomiendo el Hotel du Musée. Un palacete arreglado con naturalidad.
Los horarios de Aix.E.P. me dejaron al borde del infarto. Media hora en el estudio de Cezánne, seducido por el
mobiliario y los bodegones montados allí y hambriento como un reo a pan y agua. Veinte minutos en los exteriores de la
Casa del Jas de Bouffan y autobús a
Les Carriéres de Bidémus, para una visita, guiada por obligación, en la que a penas me permitieron exprimir el waterbrush. Un día volveré para acabar la faena.
No vi a Matisse por Niza y no quise acercarme a su museo. En parte me arrepiento de la rabieta. Pero el
azur de su costa y el maravilloso camino hacia Génova bien compensaron el paganismo cultural de los nicenses. Parece que Matisse adoraba su puerto, hoy colonizado. Yo lo utilicé sin mucho miramiento como fondo de un apunte a Telxínoe, mientras esperábamos a que las agradables camareras de la tasca
La Goelette nos trajeran una riquísima cazuela de
moules marinieres + frites.