Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo soñando con aquello que creemos, esperamos que nos traiga la felicidad, sin percatarnos de que en realidad la felicidad es efimera, y largo y arduo el camino que nos lleva hasta su consecución, por eso, en estos tiempos de prisas y agobios, de sueños rotos y anhelos incumplidos, yo, sigo buscando mi felicidad a la orilla de un rio.
Desde hace ya casi una decada, el camino que lleva hacia mi felicidad, es un camino lleno de curvas, con carretera sinuosa y puerto por medio, y desde hace algun tiempo tambien, acompaño y me acompaña otro Asturiano de pro, un Tevergano, de los de la orella larga, criado, como yo, en las aguas del "teberga", maestro en truchas, y apasionado en salmones.
Fran es un tio sincero, amable, amigo y bonachón, en su bolsa nunca falta un plomo, ni en su boca una palabra amable.
Sabe sufrir cuando el dia esta de perros, pero tambien sabe aprovechar y disfrutar de cada momento, Fran es mi amigo y mi socio.
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Una forma de mantenerlos ha sido este blog, siempre hablando de temas candentes, aportándole fotos, videos y alguna idea que bien poco le cuesta desarrollar hasta convertirla en puro sentimiento.
Con Marcos llevo tres años moviéndome en sociedad por las zonas libres y acudiendo el uno a los cotos del otro; siempre, salvo alguna causa de fuerza mayor es así. La situación laboral de cada uno es un impedimento importante a nivel kilométrico, afortunadamente somos dos yonkis de las aguas que valoramos más las pequeñas satisfacciones que la pesca nos da, en vez de lo mucho que esas pequeñas satisfacciones nos cuestan. Cada pez es una grandísima recompensa y cada día de pesca un cúmulo de sueños que nacen al otro lado de Pajares.
Nuestra sociedad es la típica que valora más el cómo que el cuanto, la amistad que el éxito y la calidad que la cantidad. No tenemos espejos donde medir nuestras capturas, quizás porque una captura es muchísimo más que un pez y nuestro juego es de otra liga.
Para mí es uno de los últimos románticos de la pesca, gran pescador, incansable trabajador de río, buena vista y unas condiciones arbóreas más propias de los simios que de los humanos.
Espero que este año con mi ayuda, el río le dé los salmones que el año pasado no pudimos buscarle juntos en la mejor época de pesca.
¡Va por ti maestro! “