En el amor y en Llongueras, todo vale.
El caso es que ayer le hablé de ello a JotaporDios y me dijo que él defiende fervientemente esta teoría y que está convencido de que su amor tiene una duración de 2 años, pero que como ya hay un libro sobre esta temática (y mucho mejor escrito de lo que él lo haría en su vida) sólo se lamenta.
No culpa al amor. Ni a Miss B. Ni a las continuas mudanzas. Ni siquiera a que la mayoría de sus/nuestros amigos estén casados barra “en proceso de” o embarazados barra “en proceso de”. Es un tema de polla. Sí. Es eso.
Le pasa como a las mujeres cincuentonas, que después de estar yendo durante años al mismo peluquero, del que hablan intachablemente, al que defienden, del que dicen que es el mejor del mundo mundial y al que, al oído, confiesan que no pueden vivir sin él; un día, de la noche a la mañana y sin que pase nada, le abandonan (y en el 80% de las veces, por un peluquero totalmente desconocido y del que no se ha oído hablar en la vida).
Y soy el primero en entender que llevar siempre el mismo peinado, hecho en el mismo sitio, manteniendo las mismas conversaciones mientras te lo hacen… es para aburrir. Pero yo cojo cariño enseguida a la gente, y me da pena que se cambie de peluquero de buenas a primeras.
Cuando se lo decía a JotaporDios entre cubata y cubata, me dijo que le recomendaría a mi jefa que leyera “El trabajo (a Troy le) dura dos años”, porque lo que realmente le daba pena a él era tener un anexo de las Páginas Amarillas en su agenda con todos los números de teléfono, fax y direcciones de email que he tenido en los últimos 5 años.
Googlereklite: “canción bum bum bum bum burum bum bum”