Desde la última entrada a esta han cambiado muchas cosas. Ahora me siento más en paz conmigo mismo y no busco nada porque ya lo encontré. He dedicado gran parte de mi tiempo a escribir novela y publicarla, y sobre todo me he hecho mayor. Hacerse mayor a veces está bien y otras no tanto. Parece que uno deja de cuestionarse las cosas por que ya están las bases sentadas en la cabeza y todo muy bien estructurado. No sé si me interesa mucho eso de hacerme mayor...
Tal vez mi regreso a este espacio dure o se extinga por sequía, pero de repente tengo la sensación, otra vez, de que escribir lo que pienso me resulta útil. Venga, vamos a probar me he dicho. ¿Quién seguirá por aquí de los que estaban? Probablemente nadie. ¿llegarán otros nuevos? Quizá, y sino pues me autoleo que tampoco está mal. ¿Existe la palabra autoleer o con leerse basta?
Tengo en mente un montón de proyectos, una novela en marcha, una carrera a medias, un trabajo que cambia... un montón de cosas que contar. Vamos a allá, pues, a ver que pasa.
Mi vida ya no va del negro al gris, ni llega a veces hasta el blanco. Mi vida está en ese equilibrio de color grisaceo, luminoso y cómodo, pero muchas veces añoro el sobresalto de lo nuevo, la emoción de no saber que va a pasar. Cuando todo está sentado y en sus sitio parece que buscamos algo que sacuda de nuevo la modorra y nos despierte.
En fin, tiempo atrás deje este blog; Tiempo después vuelvo a él.