lunes, 17 de febrero de 2025

Anat Levin / Octubre



fotografía: Lilach Raz




Alguien ha muerto esta noche,
alguien que tiene madre
y que nació perfecto como un beso.

Alguien que lavaba un rostro hermoso
y simple, como los nuestros en el espejo,
fue quien murió, de nosotros, al cabo de la noche.

Con qué sencillez vistió su túnica nocturna
para bailar la noche entera, estrella en la tormenta,
y en la madrugada murió, sin motivo.

Alguien que se calzó unas medias, temprano el día,
su cabeza un instante inclinada al latido de la tierra
para luego ir trabajar con medias de algodón.

Una niña
que murió al terminar la noche
y cómo pudo ser
que la noche no murió con ella.





Traducción: Gerardo Lewin





jueves, 6 de febrero de 2025

Yali Shner / Belleza







Fueron tiempos en los que resultaba imposible
renegar de la belleza,
del súbito y malvado modo
con el que irrumpía en tus entrañas.
Violento, indómito.

Hubiera sido preferible renunciar a todo movimiento
o decretar ayunos públicos, pero nos aferrábamos a la vida
como todos los condenados a morir; pretendíamos recordar
pero terca fue nuestra decisión de olvido.

Tuvimos éxito. Nos sentábamos juntos,
los pocillos de café con leche entera batida.
No veíamos en la borra rostros muertos
y en las ventanas salía, tras las lluvias, el sol.

En ocasiones la guerra nos atravesaba,
alta, eterna, y apoyaba una mano
sobre nuestras cabezas.
A veces oíamos el rasgar de vestiduras
desde la casa vecina
y algo similar al luto 
golpeaba contra el vidrio.

Por sobre todo estaba la belleza

porque hubo, definitivamente, belleza.




Traducción: Gerardo Lewin






Yali Shner, nacida en 1985. Poeta y editora. Vive en la localidad de Camun, en la Galilea. Casada, es madre de tres niños. Ha editado dos poemarios:  "Título/Kotereth", Ed. Carmel, Jerusalén 2016, y "Materia prima/Guelem", Pardés Haifa 2022. 




martes, 24 de diciembre de 2024

Avihai Kimhai/ Quien no ha visto







Quien afirma que no existe aquí el otoño
no ha visto recoger las aceitunas,
los árboles con la caída de las hojas,

o a los miles de pájaros que vuelan,
al migrar, por sobre su cabeza;
ni cómo las mujeres de Jerusalén envuelven
por las noches sus cuellos con chalinas.

No ha visto brotar los lirios marinos,
ni las penas del corazón en los veranos
y no sabe de la tristeza que me gana
cuando compruebo que el invierno se aproxima.





Traducción: Gerardo Lewin




sábado, 12 de octubre de 2024

Avot Yeshurun / La grieta sirio-africana







Dicen los sabios que cuando surgió
la grieta sirio-africana los lugareños
no estaban enterados. Cada quien se ocupaba
de lo suyo: afilando las hachas, desollando animales.

Arcaica humanidad, un mundo de violencia.

Cuando deseaban algún cambio en la tierra
debían aplicarle anestesia.

Como me durmieron aquella vez, en soledad narcótica,
bajo el techo y las chapas del hospital Bellinson:

"¡Yeshurun, acabas de pasar una operación quirúrgica!"

Aquí estoy: es el día del Perdón.





Traducción: Gerardo Lewin



martes, 8 de octubre de 2024

Judah Halevi / Siónidas (fragmentos)







*

Sion, ¿querrás saber qué fue de tus cautivos,
los que anhelan tu paz, alejados del rebaño?
¡De oriente y occidente, del norte y del sur, 
lejanos y cercanos te saludan,
amén de este anhelante prisionero
que lágrimas derrama como rocío del Hermón
y con ellas ansía empapar tus montes!

(…)

¡Quién me otorgara vagar por los sitios
en los que el Dios se reveló ante tus profetas!
¡Quién me pusiera alas para lejos volar,
con agitado corazón, entre tus ruinas!
¡De bruces caería, postrado en santa tierra,
amante de tus rocas, tus arenas!

(…)

¡Feliz aquel que espera y llega a contemplar
la luz que se alza sobre tus auroras,
la dicha de los elegidos, la alegría
del regreso de tu recobrada juventud!


**

Mi corazón está en Oriente y yo en el extremo de Occidente...
Cómo podré gozar ni saborear de estos bocados,
cómo cumplir los votos y promesas
cuando Sion está en las garras de Edom
y yo, encadenado en yugo árabe...
¡Con qué presteza dejaría las bondades de Sefarad!
Más grata me fuera la cenicienta visión del santuario en ruinas...




Traducción: Gerardo Lewin


lunes, 2 de septiembre de 2024

Tal Nitzan / Las horas









Y sin que les explicaran de qué modo,
como si lo hubiesen sabido por generaciones,
desde el nacimiento,
se encogieron en un armario, contuvieron el aliento
y aguardaron.
Nadie acudió.

Y acariciaban entre los dedos la promesa,
como si se tratara de un rosario,
hasta que se volvió ceniza indiferente
que ardía en sus gargantas.
Nadie acudió.

Y perdieron una a una sus ingenuas posesiones,
como quien arroja el lastre desde el bote
para hundirse en una orfandad férrea y espesa.
Nadie acudió.

Y por un momento consideraron
si no era de ellos la culpa,
si fallaron al responder el terrible acertijo.
Pero sabían que pronto serían acogidos en brazos de consuelo.
Nadie acudió.

Y acariciaron a los niños con manos ensangrentadas
cuando se disolvió hasta el último de los muros que los rodeaban,
una grieta se abrió desde un mar hasta el otro,
se acabaron los ángeles del mundo
y descendió una oscuridad
más negra aun que toda oscuridad.

Y pasó una hora, y otra hora, y otra hora y otra
hora, y otra hora, y otra hora, y otra hora, y otra hora, y otra hora y nadie
acudió.




Traducción: Gerardo Lewin



“Las horas” fue escrito a raíz del ataque del 7 de octubre, dedicado a las personas asesinadas que aguardaron durante muchas horas, inútilmente, la ayuda y el rescate. La tristeza y la conmoción que dieron ocasión a este poema continuaron, también, por la posterior respuesta bélica y con la esperanza de lograr un acuerdo de paz que ponga fin al derramamiento de sangre.







lunes, 26 de agosto de 2024

Eli Eliahu / Signos vitales





ilustración: Yoni Benshalom




...ese temor por las noches,
cuando eras una beba y me acercaba
a tu cuna para comprobar
si tu corazón latía.

Detenía la respiración
para poder oír la tuya
y me quedaba allí, temeroso,
hasta ver que
tu pecho subía y bajaba.

Y supe
que eran esos
mis signos
vitales.





Traducción: Gerardo Lewin