Un aparte. Fue muy clara la posición del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), expresada por Horacio Verbitsky, al señalar que el planteo negativo del prestigioso organismo que preside surgió de las respuestas que recibieron por parte de Milani a un cuestionario que le enviaron cuando éste pidió formular un descargo. "Milani incurrió en una posición negacionista (del genocidio) directamente", explicó Verbitsky en diálogo con la periodista Ingrid Beck, y dijo que las respuestas del oficial dejaron "fríos" a los miembros del CELS. "Dijo que nunca supo que haya habido desaparecidos, que se enteró después de la dictadura", añadió.
Verbitsky aclaró que el cuestionario del CELS no versaba sobre las cuestiones judiciales, sino sobre la visión que Milani tenía de los años del terrorismo de Estado. Y en ese sentido rechazó la defensa que han hecho legisladores oficialistas apelando al concepto de "presunción de inocencia", ya que la impugnación del Centro apuntó a otra cuestión, a discutir la "idoneidad para el cargo" para el cual fue designado, de la que desconfían. Cuestionamientos que ante la falta de respuestas superadoras desde el oficialismo, consideramos legítimos y serios, y obviamente compartimos.
Dicho esto, y para no cambiar de guía en esta selva de símbolos, sigamos con Verbitsky: "El Grupo Clarín sigue manejando la comunicación en los mismos términos que venimos viendo hace años, editando una realidad propia, con una actitud desestabilizadora del Gobierno, con poca preocupación por la información, y editorializando en los términos de una facción política y no de un medio informativo". Así se expresó Verbitsky el pasado lunes, entrevistado por Gustavo Sylvestre, y en esas pocas líneas fijó el núcleo de una cuestión que los periodistas que se reclaman "independientes" no quieren ni escuchar.
Atacar al Gobierno democrático para desestabilizarlo, combinando una proporción variable de mentiras, inexactitudes e insultos a la Presidenta y a sus funcionarios, NO es informar, NO es practicar el periodismo "independiente". Es otra actividad rentada, más emparentada con la propaganda sediciosa y la guerra psicológica que suele preceder a los intentos de golpe en los países latinoamericanos que no se allanan a las directivas aún vigentes del Consenso de Washington, los tratados de libre comercio y demás cuestiones que impulsa la Embajada a la que concurría (¿concurre?) Sergio Massa.
Y, además, ¿cuáles son los antecedentes en el campo de la lucha por la vigencia de los Derechos Humanos en nuestro país que habilitan a los periodistas del Grupo Clarín & Co. (y a los dirigentes opositores que le hacen coro) a "correr por izquierda" al Gobierno que acabó con la impunidad de los represores? ¿Qué historia de compromiso avala a Nelson Castro para afirmar: "El gobierno que bajó el cuadro de Videla, puso el de Milani. Eso marca claramente el doble discurso que está en la génesis del kirchnerismo. Servirse de los derechos humanos para generar rédito político. Las organizaciones que son afines al Gobierno reciben todo; las otras, nada. Los militares que son afines, pueden haber violado los derechos humanos; los otros no. Esto es parte del retroceso de la década ganada del kirchnerismo". La respuesta es simple: el brulote provocador, la brutal tergiversación de Nelson Castro sólo se sostiene en la posición dominante desde la cual enuncia. Y, también, en el supuesto de que los periodistas de "Clarín" NO toman partido y que practican un "periodismo independiente" por encima de las disputas.
Sobre los usos y abusos de este calificativo en la historia del imperio comunicacional fundado por Roberto Noble, puede leerse en el ineludible ensayo de Martín Sivak ("Clarín -el gran diario argentino- una historia") el señalamiento del momento preciso, si se quiere inaugural, de la apelación al adjetivo “independiente” en el discurso auto referencial del "gran diario argentino".
Según narra Sivak, en 1979 Clarín "sumó a la Junta Militar en el evento celebratorio del primer aniversario de la obtención de la Copa del Mundo. Podían exhibir logros deportivos". El estadio de River se colmó de público para asistir, con la presencia del dictador Jorge Rafael Videla, a un partido de fútbol, en el curso del cual el combinado "Resto del mundo" derrotó a la selección argentina 2 a 1. "En el evento reapareció la Directora (Laura Herrera de Noble). Llevaba varios años sin firmar editoriales. Su presencia en las páginas del diario se había limitado a la inauguración de Papel Prensa". La Directora de Clarín y Videla entregaron la copa al capitán ganador, el holandés Rud Krol. Y así aparecieron juntos en la tapa del 26 de junio, bajo el título: "Clamoroso festejo a 1 año del Mundial".
Y señala Sivak:
"Un día después, la señora de Noble firmó su editorial 'Compromiso con el país'. 'El periodismo independiente, ese elemento esencial para la salud de una nación, debe opinar todos los días sin interrupciones, como el fluir de un río. A veces, como ahora, por la trascendencia de los temas debe hacerlo con un énfasis especial que corresponde a los rápidos y a las caídas del agua'.Como se entiende, tanto en aquel entonces como ahora, el discurso de la (supuesta) independencia del periodismo que practica "Clarín" tiene un bajo fondo, algún compromiso no sincerado con ciertas relaciones de poder, con ciertas complicidades constituidas hace ya mucho. El debate en torno a Milani es apenas una excusa hipócrita, otra impostura para seguir atacando al gobierno nacional y popular que -vale recordar- puso en debate la apropiación de Papel Prensa.
Hasta entonces, periodismo independiente no formaba parte de los recursos retóricos de las páginas editoriales. 'Independiente', el nuevo adjetivo, pretendía establecer una distancia con el Poder Ejecutivo después de la tapa con Videla y, esencialmente, Papel Prensa".