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19/8/12

ESTE JUEVES UN RELATO...CALOR.

Llego tarde, lo se, pero es que no he podido resistir la tentación de continuar el relato de mi hermanita susurros de tinta.


Te acercas a mí sigiloso, casi sin respirar y te llevas mi dedo a tú boca.

Sin mediar palabra, me coges de la cintura y me besas mientras siento estremecer todo mi ser.

Poco a poco te acercas a mi cuello y lo recorres con tú lengua recogiendo mis gotitas de sudor.

-Cariño- Me susurras con tono travieso. -No vamos a reventar el termómetro, vamos a derretirlo.



En ese mismo instante y sin dejarme mediar palabra, comienzas a besarme como si fueras a comerme, mordisqueando mis labios con ardiente pasión fundiendo tú boca con la mía.

El calor del cuarto es insoportable, pero apenas lo siento, sólo quiero que me hagas el amor, que me poseas, que me devores, que nuestros cuerpos se fundan y se conviertan en uno solo.


Como animales salvajes nos denudamos arrancándonos la ropa y nos dejamos caer en el suelo.

-Cariño- te digo. - Estás ardiendo-

-No amor- me contestas. -Todavía no, pero tranquila, que todo llega-

Con tú lengua comienzas a recorrer todo mi cuerpo hasta llegar a mi sexo deteniéndote en él.

Con una suavidad exquisita, siento como lo lames, lo besas y lo degustas hasta llenarte de mi elixir.

Quiero moverme, pero no me dejas. Tú sonrisa juguetona y traviesa me dice que lo mejor está por llegar.

Me tomas por la cintura y me penetras disfrutando mi cuerpo primero tiernamente y luego aumentando la intensidad hasta hacerme gritar con tus brutales y deseadas embestidas.






Como puedo, tomo las riendas y me pongo encima tuyo. Tocas mis senos y acaricias mi cuerpo con tus manos mientras yo me agito llena de placer....
Nuestro orgasmo no se hace esperar. Primero yo y después tu explosión de placer.
Me miras sonriente y me dices en tono travieso...
-Amor, ya podemos llamar a averías.
Más calor en casa de María José Moreno.

16/2/12

ESTE JUEVES UN RELATO. I HAVE A DREAM


Tú eres un ángel  y yo una bruja con apariencia de diablesa. Tú te emocionas con las películas románticas y yo, reparto mi corazón entre el baile y las ciencias ocultas. Tú anhelas escapar de la ciudad a un sitio más tranquilo y yo, amo las ruidosas calles en las que he crecido. Tú sueñas  despierto y yo, vivo de noche. Tú lloras en silencio y yo, no lloro nunca.
Tú eres demasiado perfeccionista y yo, no soy muy amiga del orden. Tú piensas en nuestro futuro y  yo, me limito a nuestro presente. Tú eres de carne y yo, prefiero la verdura. Tú odias mis pócimas y mi escoba y yo, jamás he pensado en deshacerse de ellas. Tú te pasas las horas leyendo y yo, sólo leo para memorizar conjuros. Tú te deshaces  en un mar de confidencias y  yo, me lo callo todo. Tú eres un niño bien y yo, no encajo en tus fiestas pero no me importan las opiniones de fuera ni los comentarios hirientes.
      Nuestras  discusiones nacen y mueren entre todo aquello que compartimos. Un día de playa, el olor a chocolate caliente, el beso más inesperado, la reconciliación más dulce, la complicidad de una mirada. Somos polos opuestos condenados a amarnos más allá de nuestras diferencias. Nuestra vida es un eterno duelo, siempre confrontados, dudando a veces de nuestra relación, nunca aprendiendo a separarnos del todo. No compartimos metas, ni gustos musicales, ni creencias, ni siquiera la misma visión del mundo. Nuestros ataques tienen siempre un contrataque. Nuestro proyecto de vida en común es realmente arriesgado pero merece la pena intentarlo. Porque el amor puede ganar la última y definitiva de las batallas. En el fondo, ambos somos uña y carne, enamorados de aquello que a cada uno le falta y que encuentra en el otro. Tú te mueres por mis besos y yo, me muero por dártelos.
Más sueños en casa de Pepe

1/2/12

ESTE JUEVES UN RELATO: PERSONA QUE ES CURIOSA, TIENE REFRÁN PARA CADA COSA


Esta mañana me he ido a tomar un café a un sitio nuevo que han abierto cerca del centro. Todos los días paso por la puerta y siempre digo que voy a entrar pero nunca lo hago.  Así que esta mañana he sacado un ratito y he ido.
Es curioso, no me había fijado en el nombre del bar. (Seguro que si llego a fijarme no me hubiera pasado lo que me ha pasado…)
He entrado, me he sentado en la barra, ya que curiosamente el bar no tenía mesas y he pedido mi café. Después de diez minutos esperando, aparece el camarero y cuando le digo…¡¡¡hombre ya pensaba yo que habías ido a Colombia a por el café!!! Va y me contesta…Más vale tarde que nunca. Y se va.
Me dispongo a tomar mi café, ¡¡¡por fin!!! Y al mirar veo que tiene un pelo. Le digo al camarero… ¡¡¡oiga, aquí hay un pelo!!! Y el tío sin inmutarse me contesta… tampoco es para tanto guapa, que ya se sabe que dónde hay pelo hay alegría.
¡¡¡Qué alegría ni que coño!!! Tráigame otro café ahora mismo y esta vez, no hace falta que vaya a ver a Juan Valdés que tengo prisa.
Se me queda mirando y todo pancho me dice…Tampoco es para tanto.  Vísteme despacio que tengo prisa.
Me le quedo mirando y le pregunto. ¿¿¿Me piensa contestar a todo con refranes??? Y me dice….Ya sabe, hombre refranero, hombre medido y certero. …Y la verdad señora, quien se pica, ajos come.
¡¡¡Ay que joderse!!! Yo solo quería un café y ahora no quiero ni café ni vivir ni na de na. Me pongo el abrigo y cuando voy a salir por la puerta sale de la barra y me dice…A enemigo que huye, puente de plata.
Me le he quedado mirando y le he dicho… Desde luego… si ya lo decía mi abuela, que al buey por el cuerno y al hombre por el verbo.
¡¡¡Y se me ha ofendido!!! Yo media hora aguantando sus refranitos y cuando voy yo y le digo uno va y se me ofende. ¡¡¡Abrase visto!!!
Que el tío ni corto ni perezoso se me queda mirando el escote y me dice con tono de burla… A la vuelta de la esquina pueden solucionar su problema, porque ya se sabe que teta que no abarca la mano, no es teta si no grano.
¡¡¡Eso si que no!!! Le digo... ¿Qué quieres? ¿Refranes? ¡¡¡Pues te vas a cagar!!!
…Y ahí empezó todo señor juez. Yo decía uno y él otro. Por ejemplo yo decía…Pensamientos de hombre pobre, pedos de borrica vieja. Y él me contestaba…La mujer y la sartén en la cocina están bien.
Yo no tenía intención de agredirle, lo juro. Es sólo que cuando me dijo muy sonriente que a la mujer y al papel hasta el culo le has de ver, yo me le quedé mirando y le dije que hombre largo de pata y estrecho de culo maricón seguro. Y claro se sintió ofendido y  me agarró del culo para demostrarme su hombría. Intenté zafarme, pero no pude. Así que me acordé de lo que siempre me dijo mi abuela.
“Hija, no existe hombre grande que resista patada en los albaidas bien dada”.
Y puse en práctica el refrán.
Soy culpable señor juez, lo admito, pero recuerde que juez mal informado, fallo desacertado. Que justo es el mal que viene, si lo busca el que lo tiene. Qué no hay palabra mal dicha si no es mal interpretada y que de sobra es sabido que de puta a puta… taconazo.

Más refraneros en casa de Verónica




25/1/12

MI RELATO: DULCE SARA



Erase una vez...
Hace muchos años, en un recóndito lugar de un país alejado, vivía una bruja horriblemente fea. Sus ojos eran dos rendijas brillantes, su ganchuda nariz se veía adornada por una enorme verruga negra, su boca desdentada y pestilente y  de su garganta salían ranas y sapos cuando hablaba. Era tal su lamento, que tenía aterrorizado al país.
Era calva, excepto por un mechón de pelo que coronaba su cabeza, negro como la noche y brillante como el ébano.
La bruja se llamaba Sara y hubo un tiempo en el que fue hermosa.
El país en el que vivía desde niña, estaba reinado por un clan de brujas que gobernaban con leyes muy estrictas.
Escogían a sus novicias de pueblos o ciudades remotas y en sus escobas las llevaban a su país, de donde no volvían a salir.
La elección de las novicias era difícil, debían elegir a la más bella entre las vírgenes del lugar y raptarla en la oscuridad de la noche.
La captura de Sara, fue en una noche estrellada, cuando ella, aún niña, en el balcón de su casa observaba el firmamento, prendada por el aroma de las rosas que su padre había plantado para ella y que la rodeaban.
Un fuerte hechizo, hizo  que Sara, sin saber cómo, despertase al día siguiente en el país de la brujas, desconcertada y sin saber siquiera quién era, ni recordar nada de su pasado.
Con el tiempo, fue iniciada en las artes de la brujería. Siempre fue una alumna brillante, aplicada y perseverante. Acataba las leyes y respetaba a sus superioras.
Cuando creció, se convirtió en una bella y hermosa mujer. Sus cabellos eran como el azabache, su piel blanca inmaculada y sus ojos negros, brillantes y profundos. Capaces de enloquecer al más fuerte de los hombres.
La voz melodiosa de la brujita era el más potente hechizo jamás superado.
Un día Sara, fue la encargada de preparar el hechizo para la iniciación de otra novicia recién raptada. Tenía que recoger las hierbas y las demás cosas necesarias para el hechizo.
Iba haciendo el recuento en voz alta y parándose a oler las flores silvestres que bordeaban el camino...
- Una raíz de mandrágora, dos plumas de ave del paraíso... la cola de una salamandra, unas ramitas de tomillo, unas gotitas de sangre de dragón...
Se dio cuenta de repente de que se había alejado mucho de las murallas de su ciudad y se estaba haciendo tarde, pero le faltaban ingredientes y decidió seguir adelante unos minutos; volvería corriendo, se había olvidado su escoba y eso haría más lento el regreso. Pero no podía llegar tarde, ya que si cerraban las puertas y ella no estaba de regreso, sería severamente castigada por la reina bruja por incumplir ciertas leyes y eso atraería la desgracia sobre ella.
Apresuró el paso y llegó al borde de una cascada. El agua caía  desde gran altura, rompiendo sobre las rocas de la base del lago y corriendo saltarina entre ellas. Era tal la transparencia de las aguas y tal el acaloramiento de Sara por el paseo, que decidió darse un baño.
Se desnudó presurosa, deslizando hasta el suelo el amplio manto que la cubría, dejando al descubierto un cuerpo hermoso, de pechos henchidos y oscuros pezones y un liso vientre virginal que acababa en unas largas y hermosas piernas bien formadas.
No sentía pudor de su desnudez y bailó alrededor del agua, sintiéndose feliz, entonando un cántico que traspasó el lago y llegó a oídos de un hombre que paseaba a caballo .
Hechizado por el mágico cántico, el hombre se fue acercando al lago, atraído irremediablemente por aquella voz que rompía la quietud y el silencio del bosque... porque hasta los pájaros cesaron en sus trinos, ante aquella maravilla.
Sara no se dio cuenta de que estaba siendo observada cuando cesó su canto y saltó al agua.
De repente, su intuición de bruja le dijo que estaba siendo observada y giró rápidamente la cabeza, casi dándose de narices con el joven que desde su caballo y en la orilla la miraba casi en trance.
Ella no había visto nunca un hombre, ni tan siquiera sabía que existieran y las leyes no permitían que las brujas se relacionasen con nadie extraño a ellas. La ley era muy clara. La pena, la muerte o el exilio.
Observó atentamente al hombre, mientras en su boca se formaba sin querer una sonrisa, al ver la cara con la que él la observaba.
Era un hombre joven, alto, apuesto, varonil, de profunda y seria mirada, cejas marcadas y una hermosa cabellera oscura. Se sintió irremediablemente atraída por él y con voz cantarina le invitó a entrar en el agua.
Él sin despertar totalmente de su ensueño se despojó de sus ropas y entró lentamente en el agua, hipnotizado por  la mirada de la bruja que le sonreía traviesa y juguetona. No había maldad en las intenciones de Sara, sólo curiosidad por observar de cerca un cuerpo diferente al suyo.
Cuando él se hubo acercado a ella lo suficiente, Sara, alargó la mano y suavemente acarició el vello que cubría el pecho del caballero y siguió explorando lentamente su cuerpo. Rozó con sus dedos su barba, palpó sus carnosos labios y se enredó en sus cabellos morenos.
Las manos de él fueron inevitablemente hacia el cuerpo de ella que no le rechazó, extasiada por el juego y excitada por el contacto de las manos del hombre que recorrían temblorosas y exigentes ya, sus formas.
Él la atrajo lentamente hacía su cuerpo, pudiendo sentir los dos la tibieza de su abrazo y la dureza del miembro de él cuando se acercó a su sexo y sin darse cuenta, se dejaron llevar por la locura del momento, fundiéndose en un profundo e intenso éxtasis.
El dejó oír su voz varonil y profunda: - ¿Quién eres... dónde vives? No te había visto nunca.
Ella le respondió casi en un susurro: -Soy Sara... y quedó callada, pensativa, estaba sintiendo como sus hermanas brujas la reclamaban: - Me tengo que ir, susurró bajando los ojos.
El joven la agarró fuertemente las manos y le dijo: - Prométeme que mañana volverás.
Sara, se soltó rápidamente y le contestó ya fuera del agua y vistiéndose. - Te prometo que mañana volveré.
- Te estaré esperando, te esperaré siempre; le contestó él.
La bruja le sonrió con picardía y desapareció rauda entre la espesura.
Pero Sara no volvió. Fue castigada al destierro y transformada en un espanto del que huían hasta los animales. Era el castigo que marcaba la ley.
Él se quedó esperando de por vida, acudía a diario a la orilla del lago, a buscar a  Sara.
Esperó en vano, pasaron los días, los meses, los años... y él seguiría esperando hasta el último día de su vida.
Todos esos años, Sara estuvo escondida  entre los matorrales y le miraba llorando desconsolada ya que si él la veía convertida en aquel horror huiría despavorido y no volvería a verle más. Quería morir, pero la maldición se lo impedía, no moriría jamás.
El murió un día en el lago, viejo y cansado y  Sara cogió su cuerpo y le dio sepultura debajo de un castaño.
Dicen, cuentan... que una sombra ronda y gime cada noche, perdida en aquellos lares y se le oye decir: - Sara, mi dulce Sara... prometiste volver.
Y que Sara se pronuncia en alaridos de locura contestándole: - Sí amor mío... y volví.
Y colorín colorado... quién sabe si un día esas dos almas se encontraron...


...Y COMIENZA EL AQUELARRE

Sapos, culebras, dientes de tritón
Cantemos junt@s esta canción.
Ojos de salamandra, bigotes de gato
Que aparezcan ahora o mañana sin más tardar todos los relatos.

Verónica.
Natalia.
Gus (mi cuñado)
Mi hermanita Susurros
Yo
San
María Liberona
Medea
Alfredo
Cas
Rosa Desastre
Juan Carlos

22/1/12

CONVOCATORIA PARA EL JUEVES 26

Mis querid@s amig@s:
Este jueves mi querido cuñado me ha encargado la tarea de dirigiros a tod@s por estos lares.
Difícil tarea, pero estoy segura que con vuestra ayuda, un jueves más vamos a pasarlo de maravilla leyéndonos.
Como soy un poco bruja, este jueves vamos a hablar de nosotras. Sí, si. de nosotras LAS BRUJAS.
Hechemos nuestra imaginación a volar y hablemos de escobas, calderos, hechizos, amarres, conjuros y demás potingues.
Así que el próximo jueves 26 quedáis tod@s convocados a mi AQUELARRE.
Espero ansiosa vuestras historias.
Un beso hechizado a tod@s

18/1/12

ESTE JUEVES UN RELATO: DESDE EL CORAZÓN


Son las siete de la mañana y amanece un nuevo día. Hace ya muchos meses que mi despertador no suena, ya son muchas noches de dormir poco, mal y a ratos. No me acuerdo cuando fue la última vez que dormí de un tirón…
Me levanto de la cama y voy directa a tú cuarto a despertarte y darte los buenos días, pero cuando llego, me acuerdo que la cama hace ya mucho tiempo que está vacía y me digo a mí misma que no pasa nada, que todo pasa y que pronto volveré a poder besarte. Así que un día más me pinto la sonrisa y voy a despertar a tú hermana.
Cuando tú hermana se levanta, ya tengo su desayuno preparado. ¿Sabes? Desde que no estás, ya no compro ni croissants ni ensaimadas y el cola cao me dura mucho. Ojalá me siguiera durando un suspiro como cuando te lo desayunabas tú…
Cuando bajo al cole, voy muy atenta por si te veo pero tú hermana es muy lista y procura distraerme contándome cosas aunque más de una vez la he visto mirar de reojo a la parada del autobús aunque ella lo niega siempre.
Por la tarde, procuro no ir al cole para no verte porque cuando pasas por mi lado y me ignoras como se ignora a una desconocida, todo mi mundo se cae y sólo quiero morirme pero una vez más, me pinto la sonrisa, trago saliva  y cuando sale tú hermana, no nota nada.
Te quiero tanto mi niño
Por la tarde la casa está casi en silencio. Echo de menos vuestras voces, vuestras peleas, vuestras risas y vuestros juegos. Y cuando es la hora de acostarse, voy a darle un beso de buenas noches a tú hermana y a arroparla. Inmediatamente, entro en tú habitación, pero esta sigue como a las siete de la mañana. Vacía. Y me digo a mí misma que no pasa nada, que todo pasa que mañana será otro día.
Más corazones en casa de Mª José

11/1/12

ESTE JUEVES UN RELATO. PROFECÍAS DEL FIN DEL MUNDO

El día amaneció oscuro. Es cierto que llevábamos varios días sin que las nubes apenas dejaran ver el sol, pero hoy estaba especialmente oscuro. Un cielo plomizo lo cubría todo y fuera empezaba a soplar un viento helador que golpeaba sin cesar contra las ventanas.
Nunca me había creído las leyendas ni esas patrañas sobre el fin del mundo. Siempre pensé que no había nada de racional ni científico detrás de esas creencias, pero los sucesos de los últimos meses, me hicieron cuanto menos replantearme ciertas cosas.
Se había registrado una actividad volcánica inusual y los sismógrafos de todo el mundo no dejaban de registrar movimientos sísmicos. Además, los astrónomos daban por hecho una actividad solar anormalmente intensa. Decían que podían interferir en los sistemas de comunicación y los de distribución de energía eléctrica provocando un auténtico caos planetario.
Fuera, comenzaban a caer los primeros copos de nieve arrastrados por la ventisca.
En la televisión, aparecían las imágenes de miles de personas en todas partes del mundo contagiadas por el miedo a los desconocido.  A la muerte. Al fin del mundo.
Todas las religiones llamaban a sus fieles a rezar y esperar el fin de los días.
Los católicos se agolpaban en la plaza de San Pedro, los musulmanes en la Meca y los judíos en Jerusalén.
La paranoia y el caos estaban haciendo mella en este mundo tecnológico y civilizado.
Me asomé a la ventana y vi la calle desierta. Estaba oscuro y eran las once de la mañana.
El viento y la nieve golpeaban con odio la ventana de mi habitación. Me entró miedo y marqué el número de teléfono que me sabía de memoria, pero no había línea. Sólo se escuchaban los chasquidos de la electricidad estática al otro lado del teléfono.
Las noticias que salían por televisión eran cada vez peores. Había saqueos por todas partes. El miedo y la violencia hacían estragos y yo por fin asumí lo inevitable.
Lo que yo negaba, era verdad y jamás hubiera creído que era verdad.
Apagué la televisión y cerré la puerta con llave. Cogí una botella de wisky y empecé a beber. Si el fin del mundo llamaba a mi puerta, prefería no tener que abrir.
Los eflubios del alcohol empezaron a hacer mella entre lágrimas y risas chillonas. Así me quedé dormida.
Desperté en medio de un charco de wisky y apestando a vómito. El despertador del teléfono no paraba de sonar...Yo  escuchaba ese sonido en el fondo de mi cabeza. Pensaba que estaba muerta y que ese sonido era parte de mi vida pasada.
Pero no. Ese sonido era real. Ese jodido sonido me decía que eran las siete de la mañana y que tenía que levantarme para ir a trabajar.
La resaca era monumental y como pude me acerqué a la ventana.
Por desgracia, el mundo seguía ahí fuera, con todos sus problemas y todos sus miedos y yo, con mi hipoteca, mi trabajo de mierda y mi vida sin sentido.
Por un momento, me había hecho ilusiones. Pero... es más difícil que el mundo se vaya a pique por la avaricia de los hombres que por un cataclismo planetario me temo.
En fin, otra vez será.

Mas profecías en casa de San

12/10/11

ESTE JUEVES UN RELATO: VOCES



Su cabeza golpeaba monótonamente contra la pared acolchada de la habitación.

Repetía sin descanso una letanía ininteligible, como un chacra necesario para ahuyentar los malos espíritus.

Vestido de blanco y con la camisa de fuerza, parecía desvalido e indefenso, pero para todos los que trabajábamos allí, verlo a través de la ventanilla blindada, despertaba un miedo morboso; como cuando ves a solas en casa una película de miedo y a pesar de tu terror no puedes dejar de verla.

Era un caso curioso. Cuando vino la primera vez, se le veía asustado, lloroso, no entendía el porqué de su internamiento. ¿Por qué estaba él allí? Él no había hecho nada, nada en absoluto.

No se cansaba de decir que él sólo fue el brazo ejecutor de una orden superior.

Cuando la policía llegó a su casa, se encontró con una escena dantesca. El cuerpo del anciano permanecía inmóvil en el sillón con una mueca de espanto en su rostro. La sangre manaba a borbotones de su garganta derramándose por el suelo, formando un charco espeso y negro. Tenía los ojos abiertos, como no pudiendo creer lo que estaba enfrente suyo.

 Frente a él estaba su ejecutor, inmóvil, con las zapatillas empapadas de sangre y un cuchillo de carnicero en su mano derecha. “Hacía ruido”, “hacía ruido”, “hacía ruido” repetía una y otra vez.

 He aquí su declaración ante el juez:

El cuchillo cayó al suelo, junto a mis pies. Estaba manchado de sangre.
Como mis manos.
Observé durante breves instantes el cuerpo que yacía a pocos metros de mí. Cerré los ojos al sobrecogerme ante la expresión de terror que el cadáver manifestaba. Me arrodillé y llevé las manos a mi cara, intentado ocultar mi profundo arrepentimiento. ¡Le había matado! Le clavé el cuchillo varias veces, hundiendo la hoja hasta su pequeña empuñadura. Le había destrozado por completo. Lo hice. Sí. Con rabia. Con desesperación.
No fui yo. Las voces me obligaron a ello. Esa es la verdad. La terrible verdad. Llevaba varios días oyéndolas dentro de mi cabeza. Al principio eran pequeños murmullos, palabras sueltas, pero pronto comprendí que aquellas voces me hablaban a mí. Sólo yo podía oírlas.
Me insultaban. Se burlaban de mí. Me amenazaban de muerte. Ellas me instigaron, me indujeron a cometer el atroz crimen.
¡¡No podía soportarlo!!
Sonaban en mi interior cada día, cada noche. Apenas me permitían dormir, no podía vivir. Resonaban en mi mente y estallaban como bombas que me angustiaban. Estaba atormentado. Desquiciado.
Ellas me propusieron acabar con la vida de mi vecino. Me indicaron el lugar, escogieron el día. Me dieron la fuerza. ¡¡No pude resistirme!!
Aquellas diabólicas voces me aseguraron que si hacia lo que me decían se marcharían, me abandonarían. Intenté resistirme pero la tortura a la que era sometida fue más poderosa. ¡Quería tranquilidad! ¡¡La necesitaba!!
Sólo había una forma de conseguirla y mientras las voces golpeaban mi cabeza con sus burlas, sus gritos, con sus amenazas y desprecios...lo hice. No lo dudé en ningún momento. ¡Le clavé el cuchillo! ¡Una vez! ¡Y otra! ¡Y otra más!
Intentó zafarse. Escapar del horror pero nada pudo hacer salvo agitarse vanamente. Cuando dejó de moverse, cuando encontró la muerte…las voces desaparecieron por completo. La tranquilidad, la calma, se adueñaron de mí… Ahora algo ha cambiado, algo ahora es distinto. Ahora…estoy tranquilo.
“Yo no soy así” dijo.

El juez en la sentencia dijo que el asesinato lo cometió en un momento de enajenación mental y no lo podía meter a la cárcel por ello. Así que lo enviaron aquí por un periodo mínimo de cinco años.

Ahora, me encargo yo de él. Le llevo la comida o le saco al jardín.

Le estoy viendo ahí sentado, golpeando su cabeza. Un hilillo de baba se le escapa por la comisura de sus labios; será consecuencia de los electrochoques o del pentotal.

Los demás enfermeros se ríen de él porque dicen que escucha voces. Pero yo no, yo no me río porque sé perfectamente de que me habla. Yo también escucho voces. Voces claras, muy claras y me dicen:
“Mátalo”, “mátalo"

7/9/11

:ESTE JUEVES UN RELATO:"RENE LAVAND. NO SE PUEDE HACER MÁS LENTO


Cuando con tus manos haces magia, se torna una locura y compartimos en la distancia el mismo sueño y las mismas ganas de morir abrazados en la tempestad de mi cama.

Se embriaga de lujuria mi habitación y soltamos las más terribles fantasías que envenenan mi cabeza con momentos perfectos y algo más.
Cuando haces magia con mi libertad y la conviertes en lo más productivo, logras mi ansiada felicidad y entonces es cuando yo puedo hacer magia y te llevo lejos, trayéndote de nuevo a la más triste realidad.
Es lo que hacen los magos y tú, tú haces magia con tus manos.
 Más magos y lentos en casa de Gus

15/8/11

ESTE JUEVES UN RELATO: LO QUE ESCONDEN LAS PALABRAS

Te prometo que te usaré en pretérito imperfecto, con el verbo que prefieras, que no trascenderás al futuro perfecto, yo por mi parte me comportare como un pluscuamperfecto.
Si lo de conjugar verbos  nos aburre, siempre nos quedarán otras gramáticas.
Orales o no orales, si quieres podemos probar con sustantivos o añadirle algún adjetivo. Pero si en vez de tanta lengua eres más de lo espiritual, podemos buscar la sabana santa por mi cama.
Te prometo ser atea en tu religión, siempre que seas tu agnóstico en mis sueños.
No hace falta que prediques los diez mandamientos, que prometo no hacer caso de tus leyes y perder de vista las mías.
Te juro ser solo obediente al instinto, el que te hace ser adicto a mis caderas.
Y en la suma de los cuerpos, prometo buscar el verbo perfecto, que se esconde bajo el vientre.


Más palabras donde Juan Carlos

9/8/11

ESTE JUEVES UN RELATO: A LA PLAYA


Hace años, paseaba por la cala del Sardinero en Santander de la mano de la persona que más he amado jamás. Íbamos en silencio, pero no era un silencio incómodo porque ese silencio decía muchas, muchas cosas ya que esa iba a ser nuestra última noche juntos.
Nos conocíamos hacia años y aunque vivíamos en la misma ciudad, nuestras vidas eran incompatibles.
La primera vez que hicimos el amor fue en esa misma cala y como único testigo teníamos al cielo lleno de estrellas que iluminaban nuestros cuerpos desnudos. Desde esa noche, todos los años quedábamos ese mismo día para volver hacer el amor en el mismo sitio. Así llevábamos diez años.
Durante el resto del año, ni una llamada, ni un mensaje, ni un café y si por un casual nos cruzábamos por la calle, pasábamos de largo como dos completos desconocidos, sin tan siquiera mirarnos, pero ambos deseando que el tiempo pasara y llegara nuestra noche para amarnos sin medida.
Aprovechábamos al máximo nuestra noche, teníamos que hacerlo ya que en cuanto salía el sol, él desaparecía y solo quedaba de esa noche el recuerdo y un colgante plateado de una bruja sentada en la luna y a sus pies, una piedra rosa pendido de mi cuello. Era su manera de decirme que me esperaba a la misma hora y en el mismo sitio al año siguiente. Yo tenía que llevar puesto el colgante todo el año, y el día antes de nuestro encuentro, debía quitármelo y dejarlo en una consigna de correos. Ese era el trato. Dijimos que nunca nos diríamos adiós, que llegado el día en el que nuestra historia se acabara, uno de los dos no devolvería el colgante. Entonces, sólo entonces, sabríamos que esa sería nuestra última noche juntos.
Faltaban apenas veinticuatro horas para volver a verle. Estaba ansiosa. Hacía tanto que no sentía sus caricias… Y aunque el aroma de su piel estaba tatuado en mi piel, necesitaba volver a besarle fervientemente para volver a sentirme viva. Me dirigía a correos con mi colgante, con mi pasaporte a una noche más de amor eterno, cuando algo me detuvo. No puedo explicar muy bien qué fue. Sólo diré que no fui capaz de desprenderme de mi brujita rosa. Llevaba diez años en mi cuello colgada, solo me la quitaba veinticuatro horas, pero esta vez no pude desprenderme de ella porque cuando intente hacerlo empezó a faltarme el aire y es que mi colgante, mi brujita rosa, no era solo mi pasaporte hacia una noche inolvidable, era desde hacía años, parte de mí.
Esa noche, en esa cala del Sardinero, supe que nunca más le volvería a tocar, a sentir, a besar, a amar. Supe que nuestra historia de amor se había terminado y supe que jamás volvería a enamorarme. Pasamos la noche desnudos, bajo la luz de la luna más grande y más llena que jamás mis ojos habían visto, haciendo el amor desenfrenadamente, sin mediar palabra, pero sabiendo los dos que esa era nuestra última noche. Me quedé dormida casi al amanecer, entre sus brazos, con la luna y el mar, nuestro mar como únicos testigos tal y como venía haciendo los últimos diez años y, cuando desperté, supe que todo había acabado, que jamás mis labios rozarían los suyos nunca más. Me toqué el cuello y el colgante había desaparecido. Me levanté de golpe. Empezaba a faltarme el aire, necesitaba el colgante para poder seguir con mi vida, esa vida que yo odiaba pero que no podía dejar y me di cuenta que a mi lado había una nota que decía…
“Sólo si me amas, recuperarás lo que un día te di. Búscalo como solo tú sabes hacerlo, con los ojos del corazón”

Llevo ocho años sin verle, sin sentirle… No he vuelto a cruzármele por la calle. Todos los años vuelvo a nuestra cala a la misma hora y el mismo día y me quedo dormida esperándole aunque sé que él no vendrá.

Este año, no podré asistir a mi cita, me voy de crucero, no se… Algo me dice que hoy voy a volver a respirar.

Más playas donde JUAN CARLOS

13/4/11

ESTE JUEVES UN RELATO. RELATO HISTÓRICO


Cada familia tiene su historia y esta es la historia de la mía.

Ummm veamos… ¿por dónde empiezo? ¡Ah si! Por el principio como es lógico. Bueno, es que en mi familia…. La lógica y lo lógico no existe. Y veréis como al final del relato me dais la razón. Empecemos por mi abuela materna que es de la que se todo o prácticamente todo, porque de mi abuela paterna no se apenas nada, bueno, si, que tenía tres tetas en vez de dos como todas las mujeres, pero eso no es relevante y es otra historia. Bien ¿Por dónde iba? ¡Ah sí! Ya me acuerdo. Mi abuela materna. En sus tiempos, alta, con el pelo castaño claro y los ojos grises. En fin, un bombón de la época. Pues bien, mi abuela, ha tenido dos maridos y dos amantes de los cuales, uno se convirtió más adelante en marido también. Total, ha enterrado a dos maridos y a un amante. Del primer amante tuvo una hija, a la cual reconoció como hija suya no su amante si no el padre del susodicho que era viudo; Ya que el amante en cuestión estaba casado y en época de Franco, tener un hijo con otra mujer estando casado, era motivo de cárcel. Total que la hija en cuestión pasó de ser hija de su padre a ser hija de su abuelo y sobrina de su padre. ¿Me seguís? Pues hay más.

Más tarde, conoció a su primer marido, y pese a que su madre (mi bisabuela) la dijo una y otra vez que ese hombre no era bueno y que le dejara, mi abuela, prefirió comprobarlo por ella misma y se casó con él dándose cuenta la misma noche de bodas que su madre tenía razón con respecto a su ya marido, cuando este la propinó su primera paliza. Seguían siendo tiempos de Franco y mi abuela la pobre, entre paliza y paliza, tuvo tres hijas más que con la anterior hacían cuatro. Sobra decir que la infancia de la hija mayor no fue muy buena que digamos, ya que su padrastro le propinaba tantas palizas a ella como a su madre.

Un día mi abuela le echó valor y decidió ir a denunciar a la guardia civil a su marido pese a que en aquella época, la guardia civil no solo no te ayudaba sino que si no volvías a casa, por las buenas, te llevaban ellos por las malas. Pues bien, cuando la guardia civil escuchó a mi abuela, por algún extraño motivo, decidió ayudarla y ellos mismos sacaron de la casa al marido de mi abuela. Sobra decir, que en esos años su marido se gastaba todo el dinero en borracheras y que mi abuela, trabajaba como una mula de carga para que sus hijas pudieran por lo menos tener un plato de comida en la mesa.

Después de aquello, mi abuela siguió trabajando y en uno de esos trabajos conoció a su segundo amante. Amante que años más tarde se convertiría en su segundo marido y en mi abuelo. Él estaba casado y tenía dos hijas. De hecho él y su mujer eran los jefes de mi abuela. Pero como la carne es débil, mi abuela estaba de muy buen ver y él era muy buen hombre pero todo lo que tenía de buen hombre lo tenía de mujeriego, pues le echó el ojo a mi abuela y se convirtió en su amante hasta que un fatídico día su mujer murió y entonces mi abuela pasó de tener un amante a tener una relación formal y años más tarde un marido. Y digo años más tarde porque él se había quedado viudo pero mi abuela aún estaba casada con el anterior y este tardó varios años en morirse. Total que mi abuela se vio de golpe con cuatro hijas propias y dos añadidas.

Poco a poco fueron pasando los años y mi madre se hizo mayor y ahí…. Mi madre tenía un novio con el que salía hacía varios años del que estaba hasta el moño y con el que seguía saliendo digamos que por inercia.

Mi abuela tenía una vecina cheposa que tenía tres hijos y una sobrina, la cual era la mejor amiga de mi madre. Un día mi madre subió a casa de la vecina a buscar a su amiga y vio en la cocina a un señor muy feo (esto lo dice mi madre no lo digo yo) sentado comiendo queso y bebiendo vino. Este señor resultó se el hermano pequeño de la vecina y tío de la amiga de mi madre y poco después mi padre. ¿Qué como llegó a convertirse en mi padre? Pues fácil. Mi madre se fue a pasar unos días a Madrid con su amiga y casualidades de la vida, ese señor vivía allí y una cosa llevó a la otra y mi madre volvió a casa anunciando a mi abuela y a su novio (antes amante) que se casaba. Pero que no se casaba con su novio de toda la vida, si no con el hermano de la vecina y tío de su amiga. Sobra decir que a mi abuela y a su novio (mi futuro abuelo) les dio un patatús con la noticia ya que mi madre sólo tenía diecisiete años y si se casaba iba a pasar de ser una chica sin responsabilidades a ser una esposa y madre de dos hijos.

Con todo y con eso, como mi madre otra cosa no, pero cabezota lo suyo, consiguió el permiso de mi abuela y se casó con el hermano de la vecina y tío de su amiga y fruto de ese matrimonio, nacieron tres hijos y uno de ellos es la que escribe. …Y ahí comenzó la historia de mi vida. Pero eso… eso es otra historia.


Nota del Autor: Cualquier parecido de esta historia con la realidad es pura coincidencia…. O no vaya usted a saber.


Más historias en casa de Gus

6/4/11

ESTE JUEVES UN RELATO: A CUATRO MANOS. LA CARA


Observo tu cara purísima y resplandeciente y veo que de ella surge una luz silenciosa que todo lo desnuda, una luz que descubre paraísos y mares de ceniza. Es una cara que oculta sombras con su belleza y vuela como un pájaro en libertad. No puedo sacarte de mi cabeza, intentar olvidar tu rostro, es como ahogar el corazón y tratar de ignorarlo es como vivir a ciegas, dando tumbos. No sé quien eres pero siento la imperiosa necesidad de hablarte. Como acercarme a ti? Con que excusa? En mi imaginación armo toda clase de planes fantásticos pero al sentarme frente a ti en el tren cada día, los desecho. Tienes una mirada triste e intensa, la belleza de esa mirada azul me paraliza, solo me queda observarte furtivamente cuando creo que no me ves. Esta mañana al bajar has olvidado un sobre con papeles sobre tu asiento. He querido avisarte pero el tren ha sido más rápido que yo y ya estamos nuevamente en marcha. Con cuidado abro el sobre, son exámenes médicos según el membrete de los informes. No debería leer pero me gana la tentación: “Paciente: Juan Ignacio Lattari, 32 años. Diagnóstico: ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). Presenta endurecimiento y/o pérdida progresiva de fibras nerviosas. Pronóstico: Atrofia/Parálisis muscular progresiva en un lapso de 6 meses a 2 años.” Al final del informe, escrito en lápiz, leo lo siguiente: “A la chica guapa del tren: tu rostro es el mejor comienzo para mis mañanas; si has llegado hasta aquí comprenderás porque no me he animado a hablarte hasta ahora. Luego he pensado que perdido por perdido ... ahí va: Le concederías unos minutos de charla y un café a un condenado? Espero tu respuesta mañana.”

INMA Y ANNY


Más caritas en casa de Gus

23/2/11

ESTE JUEVES UN RELATO: EL CONSTRUCTOR DEl MUNDO 2ª PARTE

Este relato lo ha escrito mi marido, el no tiene un blog donde plasmarmo asi que me ha pedido que lo publique en el mío.



El sonido de la máquina, ese beep incesante y monótono era el único sonido que rompía el silencio de la habitación. El ruido de la respiración asistida se había convertido en parte de ese pequeño rincón del mundo. Por eso, ya ni lo oía, era parte de un todo. Estaba cansado y delante de su cama, recordaba los días de compañía, rememoraba una y otra vez su mirada de manera obstinada, casi enfermiza. Me parecían lejanos, perdidos como algún capitulo en un libro de miles de páginas.
La seguía mirando y allí estaba, ajena al mundo, perdida en ese inmenso océano de olvido que se supone es estar en coma. Hacía unas horas que había vuelto a construir sus recuerdos, mis recuerdos… los nuestros. Pero la inmensa alegría que me producía ver su sonrisa se tornaba en dolor al saber que ese mundo era como un castillo de arena que desaparece cuando se lo traga el mar.
Durante mucho tiempo había seguido con ese juego, construyendo un mundo de papel. Me valía su sonrisa, el suave tacto de su piel, pero ¿de que me valía? Cuando el contador volvía a cero me estrellaba de nuevo contra un muro, contra las cuatro paredes de esta habitación.
Me levanté y volví a colocar la flor. Ésta se inclinaba burlona, como sabedora de la verdad que me esperaba.
Al sentarme de nuevo, me sentí cansado, con un cansancio infinito. No un cansancio físico si no mental. Como el condenado a muerte que sabe que su tiempo se ha acabado. Unas lágrimas brotaron de mis ojos y al caer hicieron un ruido seco y mordaz. La máquina cambió su beep discontinuo a un pitido constante y agudo, una línea continua y azul asomó en la pantalla. Se abrió la puerta y una mano
extraña se apoyó en mi hombro, su voz me lo dijo todo:Quizás sea mejor así”

ESTE JUEVES UN RELATO: EL CONSTRUCTOR DEl MUNDO


Te veo ahí dormida, sin más ruido en esta habitación que el sonido del monitor que me indica que aún quedan esperanzas. Y sueño que construyo un mundo para ti.
Es un mundo mágico, lleno de luz. Un mundo en el que no tiene cabida ni el dolor ni la desesperación. Está hecho de retazos de mi vida, de tu vida, de nuestra vida. Y te veo sonriente, paseando por las calles ajena a todo tu dolor y llena de vida. Vida que ahora está en mis manos….
Miro a mi alrededor y te vuelvo a ver dormida y me doy cuenta que sólo estaba soñando, que sigues ahí postrada y lo único que queda es esa margarita que me mira y se ríe porque ella sí está llena de vida.
Me acerco te acaricio el rostro y siento que no debo pedir perdón. Pero aún así, mientras acerco mi mano al monitor y lo desconecto, un susurro se escapa de mis labios….
“Lo siento mi amor, lo hago porque te amo”
Más constructores maravillosos en casa de Gus

10/2/11

ESTE JUEVES UN RELATO: MÁS BESOS


¿Que es un beso? ¿A que sabe? ¿Te puedes enamorar con un beso? ¿Como se da? ¿Cuando se da? ¿Por qué se da? Cuando un chico te besa… ¿te tienes que casar con él? ¿Y si besa mal? Porque yo no quiero estar para siempre jamás con un chico que bese mal.
Todas estas preguntas e incluso creo que alguna más me hacía yo cuando era chiquita. Mi primer beso creo que me lo dio un niño de mi barrio cuando yo tenía cuatro años. Bueno, más que un beso, fue un roce de labios, pero claro, como yo por entonces era una princesita, pues me creí que ese beso era la puerta al amor eterno. ¡¡¡DIOS LO QUE HACE VER PELIS DE WALT DISNEY!!! Perseguí tanto a ese pobre niño, que cuando me veía salía corriendo y gritando… ¡¡¡¡¡¡mamaaaaaaaaaaá!!!!!
Hay muchos tipos de besos y pasan como nosotros por etapas de nuestra vida. Está el comúnmente llamado muack, muack, que es el que usamos cuando nos encontramos con un conocido y le damos dos besos en la mejilla, pero sobre todo se usa cuando somos adolescentes y nos encontramos con nuestros amigos.
También está el beso de rigor, que es el que le damos a nuestra madre cada vez que la vemos, no es obligado, pero si cotidiano. La visita a nuestra madre, comienza siempre o casi siempre con un beso y un “hola mami”. Sobra decir, que cuando somos adolescentes, ese beso no existe.
Luego está el beso de agradecimiento. Este, es totalmente espontaneo, nos sale sin darnos cuenta, normalmente suele salir cuando te regalan algo que te hace mucha ilusión y estás tan entusiasmada que cuando te das cuenta, le has plantado un beso enorme a la persona que te ha hecho el regalo. Ese beso, si eres adolescente, de ser agradecido, pasa a ser eufórico y suele ir acompañado de un gritito tipo… ¡¡¡AAAHHH! Y un abrazo muy fuerte a tus amigas del alma que son las portadoras del presente.
Cuando tenemos cierta edad, empiezan a aparecer en nuestra vida besos interesantes. No quiero decir con esto que los anteriores no lo sean, pero les prestamos menor importancia.
Bien, os pongo en situación:
Sábado tarde- noche, tienes unos 17 años, estás en un pub con tus amigas bailando como una loca. De pronto se abre la puerta y aparece el chico que te gusta. Se te corta la respiración, empiezas a no llevar bien el ritmo de la música, total, estás hecha un flan. Ese chico te gusta mucho, y cuando digo mucho es mucho y se te cuela en tus sueños todas las noches, sueñas que te besa.
Te estás poniendo tan nerviosa que tienes que ir al baño, no sabes bien a qué, pero si que para ir tienes que pasar por su lado. Te acercas a tú mejor amiga y la preguntas ¿estoy bien? Y ella te dice… “Jo, tía estás que te sales” y con su visto bueno te encaminas al lavabo. Pasas por delante de él y te le quedas mirando, te saluda con la cabeza y tú solo aciertas a sonreírle. Entras el baño, te retocas el pelo y cuando vas a salir, justo en el pasillo te das con “tu chico” de morros que sin decirte ni media palabra, te coge de la mano, te lleva a la otra punta del pub,(tus amigas y sus amigos no pierden detalle) y te besa. Al principio, no sabes muy bien que hacer, pero cuando el separa sus labios de los tuyos, lo arrinconas y le das un beso que ni tu misma sabías que eras capaz de dar.
Ese beso, es en realidad TU PRIMER BESO y no es un beso de amor, pero si un beso de deseo, porque te morías por besarle y pensabas que nunca ibas a atreverte.
A ese beso, le siguen otros muchos, todos con adjetivos y nombres distintos. Besos largos y cortos, dulces y amargos, rápidos y lentos, buenos y malos. En fin, nos pasamos media vida buscando un beso. Pero no uno cualquiera, buscamos ese beso que está destinado a cada persona. Porque aunque parezca mentira, hay un beso destinado a cada persona y cuando lo encuentras, lo sabes al instante.
¿Cómo lo sabemos? Con ese beso, nos tiemblan las piernas, estamos nerviosos igual que un niño pequeño el día de reyes abriendo regalos y tenemos “mariposas” en el estómago. Puede que halla sido un beso corto o pequeño, pero si es el beso que nos hace sonreír a todas horas, seguro que ese beso era el que estaba destinado para nosotros y ¿por qué no? Puede incluso ser el que nos abra las puertas al amor verdadero.