Hasta que te cansaste de no estar cansada...
y de golpe entre dos medialunas,
me contaste un gran pedazo de tu vida...
Al lado mío, muy cerca de mi mano una taza de café para acompañar este (mi) silencio.
Afuera, gente que va y viene todo el tiempo. Algún saludo, muy pocas sonrisas. Imagino que afuera hay sol y que la brisa mezclada con sal del mar deja en el aire ese perfume tan particular del verano.
Y yo sigo acá. Planteándome un balance de fin de año en el que no se bien qué poner o qué sentir...
No es la necesidad de hacer un balance lo que me mueve a escribir esto que escribo, es más bien la necesidad de sacar todo esto de adentro.
Muchas veces la pantalla en blanco fue una buena terapia y espero este tiempo retomar todas esas cosas que me hacían bien y dejé olvidadas en algún rincón.
Termino el año con la necesidad de hacer cosas por mi y para mí. Correrme nuevamente al centro y volver a ser... eso simplemente, volver a ser.
Termino el año con el alma y el cuerpo cansados. Evidentemente, el cansancio que más pesa es el primero.
Se va este mes de diciembre con un mar de lágrimas derramadas y algunas que todavía quedan por derramar. Se termina diciembre con la impotencia en mis manos. Cansada de pelear, pero sobre todo cansada de perder... Cansada de estar cansada...
Y sólo me queda esperar la absurda ilusión del cambio de año para deshacerlo todo y recomenzar...
El año que viene ya no tendré oficina, no tendré los mismos papeles que me acompañan impávidos y me voy a dar a mi misma, algunos meses de silencio mental, para que el jugueteo de las olas me ayude a pensar, me ayude a encontrar nuevos caminos, nuevas metas y nuevos planes...
Empezar de cero (o casi), para no dejarme caer, para replegar las filas y volver a la batalla con un nuevo plan.
Sé que esto también pasará, que todo se va a acomodar y que volverán los días en que se es simplemente feliz... Sé que no estoy sola y esa también es una razón fundamental para seguir batallando contra molinos de viento.
Sé que soy lo suficientemente fuerte para superar todo esto y sé que me sostienen las manos personas con la entereza que necesito para tomar impulso.
Sé que esto no es lo peor del mundo, que a veces hay que dar un paso atrás para seguir avanzando...
Pero la frustración, la impotencia, el agotamiento mental, las ganas inmanejables de llorar y ver como todo pasa entre mis manos como arena fina...
Termino este año, dispuesta a cambiar miles de cosas en mi vida. Retomaré no solo viejos libros, sino el hábito de la lectura en general. Voy a sacar (por fin!) el registro. Voy a rendir las 12 materias que me propuse para este año. Voy a lograr cambiar el rumbo de mi vida, aunque eso me cueste cambiar de domicilio también... Voy a ver crecer a mi hija y voy a disfrutar su tiempo, sus monerías y todo eso que dejamos de lado por cansancio o falta de tiempo. Voy a tomar la ruta e iremos a tomar mates a algún lugar lejano del país. Me voy a sentar a ver el amanecer en el campo. No voy a dejar que las obligaciones me hagan derramar una lágrima más... Voy a creer en que todo es posible...
2 comentarios:
amigaaaa por que tantas lagrimas??? solo por ese lugar de mierda??? hay algo mas??? sabes que qaca siempre tenes una amiga, un hombro, una cama ja!
te amo!!
Hola, cuanto tiempo sin escribir... Qué fue de ese 2014?, de esas 12 materias y de tus ratos de lectura?. Saludos oj ala todo este mejor y el corazón feliz y las manos llenas de amigos para abrazar.
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