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lunes, 14 de febrero de 2022

 

UNA HISTORIA SIN FIN (SEGUNDA PARTE…¿Y FINAL?)

 

                        Ayer, 12 de febrero, me armé de paciencia y vi los noticieros nocturnos de la televisión… No tengo claro si me motivó la esperanza o el masoquismo. Quería ver si algún periodista o editor de noticias chileno consideraba importante conmemorar el aniversario 205 de la batalla de Chacabuco. Obviamente, la respuesta fue NO.

                        A quienes leen este Blog, es probable que la situación les parezca deplorable, pero a la mayoría de los chilenos recordar el pasado, especialmente la historia militar, no pasa de ser una pérdida de tiempo; y miran a quienes tratamos de explicarles la importancia de las lecciones del pasado como a, en el mejor de los casos, ociosos. Si insistimos, corremos el riesgo de ser tildados de fascistas y rápidamente aislados.

                        Para mí, la batalla de Chacabuco representa la confirmación de que los ejércitos realistas podían ser vencidos en América y que Chile, perdió la oportunidad de obtener su independencia en 1814 por las disputas de las facciones políticas que hipotecaron el futuro del país apostando a idearios utópicos, como el plan de gobierno de Juan Egaña, ambiciones de poder o, simplemente ignorancia e ineptitud. Nunca el aforismo: “el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones” tuvo un ejemplo más tangible como las acciones de los gobiernos de la Patria Vieja. Asimismo, nunca los errores de los dirigentes de un país tuvieron consecuencias más funestas.

                        Chacabuco significó, además, la subordinación de la Independencia Nacional al sueño sanmartininano, retrasando la estabilidad política e institucional de Chile hasta 1833. Fueron 20 años de guerra y anarquía… un precio demasiado alto, que podría haberse evitado con un poco de realismo y disciplina.

                        Como estoy encerrado en mi mundo, esperando con los dientes apretados lo que sé que ocurrirá en mi país, celebré el aniversario de la batalla de Chacabuco a la chilena, con empanadas y vino tinto y preparo esta entrada para completar la información del uniforme del regimiento Talavera.

Celebrando a la chilena, con dos chilenas. Mi madre con sus 94 años hizo casi sola las empanadas... Prefiere la cerveza al vino. María de los Ángeles es más tradicional.

   
                     Ya he comentado que estoy muy poco motivado a dedicar tiempo a este Blog, pero mi amigo José Luis Calvo, no ha descansado rebuscando todas las posibles bases documentales y opiniones de expertos, hasta lograr evacuar un documento en el cual, según sus propias palabras: “Como quiera que no existe, al menos no se conoce, Real Orden alguna o reglamentación específica sobre el vestuario que el regimiento Talavera recibió tras su formación en el Arsenal de la Carraca, tras varias consultas o encuestas realizadas a expertos en la materia, se determina y se da por bueno que su uniforme es el que se recoge y describe en los historiales, cuyo uniforme se compone de “casaca larga (oficiales), pantalón y capote azul turquí; cuello, vuelta redonda y vivo encarnada; carterilla (portezuela) recta en la vuelta azul, botón blanco y chacó ancho de copa de suela negra con chapa blanca y escarapela roja, presilla y barboquejo; pompón encarnado con flama para granaderos, verde los cazadores y blanco los fusileros…”.

           

Este dibujo, confeccionado, como los siguientes, por José Luis Calvo representa el modelo de las casacas de paño de soldados y oficiales. Las hombreras son de paño azul turquí con vivo rojo.

Chacó, en este caso de Cazadores

            

 

La gorra cuartelera, con el detalle de la insignia con el acrónimo de Talavera. Los granaderos podían llevar una granada.

                                                  Estos datos se complementan con los consignados en un cuadernillo de la Comisión de Reemplazos, donde vienen relacionadas las prendas de vestuario entregadas a cada uno de los cuerpos expedicionarios. No incluye diseños de modelos, pero si vienen expresados los colores de cada una de las prendas entregadas a algunos cuerpos, así como también los diversos efectos de uniforme y equipo:

            Cada soldado recibía como prenda de cabeza un morrión, con chapa de latón, cordones, pompón, carrilleras y funda.

                Cantimploras de madera procedentes de Pasajes (Guipúzcoa), posiblemente de procedencia inglesa.

            El uniforme estaba compuesto de casaca, pantalón y capote de paño; dos camisas, una chaqueta, pantalón y botines de lienzo, corbatín de pana, un par de zapatos y un gorro de paño (cuartel).

                  Los oficiales usaban gorro de paño en lugar de morrión, así como casacas largas.

         Las compañías de Cazadores y Granaderos del regimiento TALAVERA (también el de Granada) llevaban, además de la chapa, cornetillas y granadas en los morriones.

                                    Solo destacar las carrilleras del morrión. No se trata del simple barboquejo de cuero, sino que de carrilleras de escamas de metal blanco. También llama la atención que los oficiales no llevaban el bicornio (según José Luis se dejó de usar en el ejército español en 1811), sino que la gorra de cuartel, probablemente con borde plateado, en vez de blanco.

            Por último, No puedo dejar de reiterar mis agradecimientos a don José Luis Calvo, cuya imagen "oficial" (es la que está en internet y él no dispone de otras) les presento. Sin duda su desinteresada investigación es la única responsable de que este Blog haya podido corregir un error en la iconografía de la "Crónica Militar de la Patria Vieja". Justamente la idea de este espacio era estimular el estudio de la historia militar del período para rellenar las lagunas (en algunos casos verdaderos lagos) que la historia oficial ha dejado por desidia y falta de interés.
               He de confesar que la desidia también me ha contagiado y he retrasado, sin justificación valedera la publicación de esta entrada por más de un mes. José Luis me envió una monografía con sus dibujos el 7 de enero... 
Después de todo, soy chileno... 







lunes, 18 de septiembre de 2017

NOVEDADES SOBRE LA BANDERA DEL BATALLÓN TALAVERA

                                                             Revisando el blog de José Manuel Rodriguez (http://www.eborense.es/blog/), me encontré en su entrada del 30 de agosto este enlance En el que se expone el trabajo, excelente trabajo, de investigación de Esteban Ocampo. En el se entregan interesantes datos que validan la bandera presentada en San Juan como la bandera original del batallón Talavera capturada en Chacabuco. Recordarán ustedes que en una entrada anterior planteaba mis dudas respecto a la autenticidad de dicha bandera. Pues bien, el trabajo de Ocampo parece despejar las dudas, aunque también con bastantes elementos especulativos (Por ejemplo que Rozas la haya llevado a Lima y de ahí se hubiera juntado a las otras banderas capturadas en Perú...). Sin embargo, lo que para mí es novedoso, y que le da mucha fuerza a la tesis de Ocampo, es que el diseño de la bandera de la Legión Extremeña sea muy similar, combinando los diseños de los estandartes de caballería con los de infantería (¿caprichos de artesano?). Por lo tanto, creo que los wargamers podemos usar tranquilos la enseña del Talavera en nuestros juegos, confiados en que estamos recreando la historia.

domingo, 4 de septiembre de 2016

LAS OTRAS BANDERAS REALISTAS
                        Después de haber especulado respecto a los estandartes de los batallones chilotes, creo que corresponde seguir tratando de reconstruir las banderas de los otros batallones realistas que combatieron durante la Patria Vieja. Por desgracia, también en este tema deberemos dejar un amplio margen a la especulación, interpretación e imaginación.

Batallón Concepción: Oficialmente se denominaba “Batallón de Chile” y su bandera, capturada en la batalla de Maipo se conserva (espero) en el Museo Histórico Nacional de Santiago. Años atrás encontré esta fotografía del original en algún sitio de internet cuyo nombre se perdió entre los múltiples cambios de archivos obligados por los cambios de computador (obligados por el avance tecnológico). Se puede apreciar que los escudetes muestran el nombre de Chile, en vez del escudo de la ciudad de Concepción. A juzgar por los bordes de la bandera, la foto muestra el reverso y no podemos saber si la otra cara o anverso es similar o despliega el escudo real de Carlos III (el mismo de Carlos IV y Fernando VII).
Bandera del Batallón Chile, también lla mado Concepción o Fieles de Fernando VII
Escudo de la ciudad de Valdivia
Batallón Valdivia: De esta bandera no he encontrado rastros… Lo más probable es que haya sido destruida por el ejército de Los Andes en el campo de batalla de Chacabuco, donde fue aniquilado este batallón. Sin embargo, que no tengamos datos de su destino, no significa que no haya existido. Debemos recordar la importancia de los estandartes en los cuerpos armados de la época; incluso las unidades de nueva formación debían disponer de una enseña que representara al Rey para jurarle lealtad. Al respecto Quintanilla refiere la jura a la bandera al reunirse, con su escuadrón de Carabineros de Abascal, con el brigadier Osorio en Talca al inicia de la campaña de Rancagua. Los carabineros eran un escuadrón de milicias y se había formado unas semanas antes y tenía un estandarte. Por lo tanto es seguro que un batallón formado en 1758 debía contar con su pabellón. ¿Qué características tenía?. Indudablemente la cruz de Borgoña estaba presente y debía tener un diseño similar a la del estandarte del batallón Chile. En los cantones sin duda se desplegaba el escudo de la ciudad de Valdivia, pero sin el yelmo y hojas (incluidos en memoria al escudo de armas de Pedro de Valdivia), para permitir la coronación de los escudetes con la corona ducal de reglamento.
                        Estos elementos mínimos se podrían complementar con el escudo real, que en este caso debiera ser el de Fernando VI en el anverso. También existe la posibilidad que, por ser un regimiento de un único batallón, adoptara una fórmula similar al batallón Chiloé comentado en una entrada anterior, con el escudo de Fernando VI sobre la cruz de Borgoña.

Batallón Talavera: Esta bandera fue capturada en Chacabuco y enviada a Buenos Aires por San Martín, pero luego, el Director Supremo Martín de Pueyrredón la donó (a petición del propio San Martín para agradecer la participación de los soldados de San Juan en la reconquista de Chile)) al pueblo sanjuanino. Llegó a la ciudad de San Juan el 7 de mayo de 1817 y fue depositada sucesivamente en la casa Consistorial, templo de San Agustín, altar de Nuestra Señora del Carmen y, finalmente, en la Catedral de donde desapareció en el año de 1871… en 1892 reaparece en manos del obispo José Achával, quien la entregó al Museo Histórico Nacional de Buenos Aires. En el año 2000 el Senado argentino aprobó su vuelta a San Juan, permaneciendo en la Celda de San Martín hasta el 22 de mayo de 2007, fecha en que se trasladó al Regimiento de Infantería de Montaña 22, donde permaneció hasta el 8 de febrero de 2013, siendo depositada definitivamente en la sala sanmartiniana del Centro Cívico de San Juan.
 
La bandera del Talavera en el RIM 22 LINK
                       Viendo esta bandera, tanto en las fotografías del original, como en su reproducción del libro de Mario Luqui-Lagleyze, no deja de llamar la atención lo… atípico de su diseño, que hace surgir dudas respecto a su origen (dudas que son fomentadas por su desaparición de 1871 a 1892).


                          En primer lugar debemos considerar que el batallón Talavera se formó como parte del regimiento Victoria y que solo fue elevado a la categoría de regimiento a su salida hacia Talcahuano, cuando se inició la formación de un segundo batallón en Perú. Por lo tanto, de ser original, esta bandera se construyó en el Perú, ya que lleva la inscripción “Regimiento de infantería de línea Talavera primer batallón”, lo que es improbable, pues significaría que el batallón salió de España sin bandera. En segundo lugar la cruz de Borgoña está evidentemente cosida con retazos de tela roja de distinta calidad y carece de los escudetes en las esquinas. Tanta desprolijidad en una unidad peninsular que se jactaba de su superioridad ante los americanos es… improbable y, si consideramos que el coronel del batallón era el orgulloso y puntilloso Maroto… es Imposible!. En tercer lugar, el escudo real (bordado en plata, pero cosido sobre el campo blanco de la bandera) no es el escudo de ordenanza de Carlos IV, sino que el escudo simplificado de España que ostentaban normalmente los estandartes de caballería…

                        Yo dudo de la originalidad de esta bandera, pero mientras no haya un estudio serio, los wargamers, recreacionistas y demás interesados debemos aceptarla e incluirla en nuestras actividades. Para terminar, una última especulación. Yo creo que la bandera del Talavera fue destruida, al igual que la del Valdivia en Chacabuco y que La bandera enviada por San Martín a Buenos Aires fue reconstruida con los retazos que se pudieron salvar. Es posible que el escudo central y los escudetes laterales sean los del estandarte de los Carabineros de Abascal o los Húsares de la Concordia. En todo caso, los leones con los dos mundos entre sus garras era un emblema común a varias unidades realistas que luchaban en América. Otra posibilidad, claro que mucho más arriesgada y que implica mala fé, es pensar que la bandera original esté aún en manos de un particular y que esta burda reproducción se haya construido durante el período de su desaparición… Polémico, pero eso es lo que hace la historia entretenida.

domingo, 31 de julio de 2016

EL REGIMIENTO VICTORIA Y EL BATALLÓN TALAVERA.-

                        En una entrada anterior (Banderas Chilotas) mencioné que la bandera capturada a los realistas en la batalla de Cerro Pasco correspondía a la bandera coronela del regimiento de Voluntarios de Castro, que había pasado a integrar el segundo batallón del regimiento Talavera. Mi intención era en otra entrada hablar sobre la que se considera es la bandera del Talavera y empecé a buscar referencias, entre las que, obligadamente, se encuentra la magna obra de Clonard. Pues bien, la historia que encontré me pareció tan entretenida, que no pude dejar de resumirla para compartirla en este Blog.
                        El batallón Talavera se formó como el segundo batallón del regimiento Victoria, cuya historia comienza en 1704 en la ciudad de Vitoria, con la formación de un tercio de 500 hombres de la diputación de Alava, pero solo en 1707, el Tercio de Alava recibe el nombre de Regimiento de Victoria. En 1715 es disuelto, pasando su primer batallón al regimiento de Lisboa y el segundo al regimiento de Saboya.
                        En 1794 es recreado en Madrid, pasando a constituir parte de la guarnición de Cádiz con el nombre de Granaderos Voluntarios de Estado. Su composición fue variando hasta que en 1799 consta de 3 batallones con 5 compañías de granaderos cada uno.
                        En 1802 se suprime el nombre de granaderos y pasa a denominarse regimiento de línea Voluntarios de Estado. Desde 1797 hasta la paz de Amiens en 1803 el regimiento se divide en piquetes de infantería que sirven en los barcos de la armada. Reunificado, el regimiento pasa a guarnecer la plaza de Ceuta participando en la lucha contra los moros hasta 1806, en que es destinado a la guarnición de Madrid.
 
Escudete del Regimiento Victoria. 
                       Durante los sucesos del 2 de mayo de 1808, el coronel del regimiento, marqués de Casa-Palacio acuartela a sus hombres, pero dos compañías luchan junto al capitán Pedro Velarde en la defensa del parque de artillería de Monteleón. El resto del regimiento desertó para reunirse en Galicia y seguir la lucha.
                        En el Ferrol se inicia la tercera recreación del regimiento bajo el nombre de Voluntarios de la Victoria con 1200 hombres (junto a los fugados de Madrid formaron presidiarios  con “condena limpia” y oficiales de la armada) divididos en dos batallones. Estos batallones sufrieron la suerte de los ejércitos españoles durante la guerra peninsular, siendo reformado con reclutas de las distintas regiones de España, luchando con distinción hasta la batalla de Toulouse el 10 de abril de 1814 con 742 plazas.
                        Las bajas habían reducido al regimiento a un único batallón desde 1809. Cuando ya la derrota de las fuerzas de Napoleón parecía incontrarrestable, a fines de 1813, se comenzó a formar el segundo batallón del regimiento Victoria en el arsenal de la Carraca. Desde un comienzo se pensaba destinarlo a ultramar y se le dio el nombre de la batalla de Talavera, pero se continuó considerando como el segundo batallón del regimiento Victoria. En este punto, la historia sigue dos caminos (y pronto seguirá tres) que se tomarán por separado, aunque son contemporáneos:
                        El primer batallón se embarcó en Cádiz el 7 de febrero de 1815 junto a la expedición del general Morillo con destino a Costa Firme (Venezuela), siendo su coronel Miguel de la Torre, quien lo dirigió brillantemente durante las campañas de la guerra de independencia de la Gran Colombia hasta junio de 1818, cuando el batallón es desmovilizado para reforzar otros cuerpos.
                        El segundo batallón del Victoria, o batallón Talavera llega al Callao en mayo de 1814, dejando 2 compañías en Lima, el grueso se embarca hacia Talcahuano y dará el golpe de gracia a la Patria Vieja chilena, manteniéndose de guarnición en Chile hasta su destrucción en la batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817. Sin embargo, con esto no desaparece el nombre Talavera: Las dos compañías que permanecieron en Lima, formaron, con recluta local el segundo batallón del –ahora- Regimiento Talavera, a las órdenes del teniente coronel Vicente Gonzalez. Si bien en América se conoce como segundo batallón de Talavera, en realidad se trata del tercer batallón del regimiento Victoria. En septiembre de 1818 el Talavera recupera el nombre de Victoria, pasando su segundo batallón (reformado con los restos del primer batallón que volvieron con Maroto de Chile) a constituir su primer batallón y el tercer batallón (reforzado con los Voluntarios de Castro llevados al Perú por el coronel Rodriguez Ballesteros) a formar el segundo batallón del regimiento Victoria Expedicionario… Efectivamente, debemos agregar el adjetivo expedicionario para distinguirlo del Victoria Peninsular (este es el tercer camino).
                        En febrero de 1815 en las plazas de Santander y Santoña se formó el regimiento gemelo peninsular del Victoria con tres batallones provenientes de los regimientos Plascencia, Tiradores de Cantabria y Voluntarios de Navarra. El regimiento Victoria peninsular cumple funciones de guarnición en diversas localidades hasta el inicio de la guerra civil en 1820, en cuyos combates va desgastándose hasta su desmovilización en 1823.
                        Hemos de concluir las historias de los dos batallones expedicionarios: El primer batallón (ex segundo del Talavera) fue aniquilado en la batalla de Pasco en 1820, pero sus restos fueron reforzados en Lima y en 1821 se embarca a Quito, luchando hasta la derrota de Pichincha. Los sobrevivientes se embarcaron hacia España, fundiéndose con los dos batallones del gemelo peninsular (en 1821 se concentran sus tres batallones en dos) que guarnecía el puerto de la Coruña en 1822. En tanto, el segundo batallón (ex tercero del Talavera) siguió la suerte de los restos del ejército de La Serna en Ayacucho en 1824.


                        En este cuadro se resume, espero que en forma clara, la evolución de los distintos batallones que sirvieron bajo el nombre de Victoria. Debo dejar en claro que Clonard en el tomo XI de la “Historia orgánica de las armas de infantería y caballería” no profundiza la actividad del primer batallón del Talavera en Chile. Menciona que se traslada del Callao a Talcahuano y de ahí establece que Regresa con Maroto a Arica… Aunque no menciona la destrucción del primer batallón del Talavera en Chacabuco, sigue el derrotero de los dos batallones restantes (segundo y tercero del Talavera) como segundo y tercero del Victoria, título que solo adquieren en septiembre de 1818.

sábado, 21 de mayo de 2016

LAS BANDERAS CHILOTAS:
                        Los estandartes siempre se desplegaron en los campos de batalla para marcar la posición de comandantes o determinadas agrupaciones militares. Por lo general, indicaban a los soldados donde estaba el centro de la línea de batalla y hacia donde tenían que dirigirse en caso de desorden, avance o retirada. En consecuencia, la captura del estandarte por el enemigo significaba que la unidad había dejado de existir como fuerza combatiente y constituía un importante trofeo, prueba del valor y eficacia combativa de quienes lo arrebataban al enemigo. Con la desaparición de la pica a comienzos del siglo XVIII y la flexibilización de las formaciones, constituyendo batallones más pequeños y manejables, las enseñas regimentales pudieron reducir su tamaño y emplear diseños menos vistosos, pero más significativos.
                        Fernando VI firmó en 1768 un decreto en el que se regulaban las dimensiones, características y número de estandartes del ejército español. Las banderas debían ser cuadradas de 1,4 mts de lado (2 cms. en escala 1:72…por si acaso), de color blanco. Una bandera por batallón. Los regimientos de infantería asignaban la bandera principal, o coronela al primer batallón; el segundo batallón (y tercero si lo había) portaba la bandera sencilla, ordenanza o batallona. La coronela tenía el escudo real al centro y, escudetes (escudo de la ciudad de origen del regimiento) en los 4 cantones. La sencilla era similar, pero en vez del escudo real, al centro desplegaba la cruz de borgoña. Esta norma general, en la práctica estaba supeditada a la interpretación de los coroneles de cada regimiento, por lo que los diseños eran variados… Y aquí empieza nuestra historia.
                        Esta bandera aparece en el libro “Banderas de España”, de José Calvo y Luis Grávalos (Ed. Silex 1983) y ha sido erróneamente catalogada como la bandera del batallón Voluntarios de Castro. Al parecer se encuentra en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires, aunque no he podido determinar en que batalla fue capturada por las fuerzas independentistas.
                        Se atribuye a los Voluntarios de Castro debido a los escudetes que justamente son los correspondientes a dicha ciudad (el escudo actual ha reemplazado los leones en gules –rojo- de castilla por archipiélagos en sinople –verde-), sin embargo llama la atención que el escudo real sea el correspondiente a la casa de Borbón durante los reinados de Felipe V a Fernando VI, es decir desde 1700 a 1759; además, este escudo esta sobrepuesto sobre la cruz de borgoña, a la usanza de los regimientos de un solo batallón, como los de infantería ligera. Por lo tanto, este estandarte corresponde a la bandera del BATALLÓN DE INFANTERÍA LIGERA CHILOE o Veterano de San Carlos, capturada en la batalla de Chacabuco.
                        Los elementos que permiten hacer esta afirmación son los siguientes: Las compañías de infantería veterana de Chiloe existían desde mediados del siglo XVII y se reconoció su estatus en 1753, aunque no pudieron constituirse en batallón, por precariedades económicas hasta 1801, Siempre se consideró como batallón de infantería ligera. En tanto las milicias de Chiloé estuvieron organizadas en compañías (hasta 38) y solo se constituyeron como regimiento de 3 batallones en 1791, bajo el reinado de Carlos IV, cuyo escudo era el instaurado por Carlos III. Las diferencias están a la vista en la siguiente figura.
                        Por lo tanto, la bandera corresponde a una unidad de un solo batallón, organizado como infantería ligera y formado antes de 1759 en la ciudad de Castro de Chiloé, que era la UNICA ciudad del archipiélago (todas las otras eran solo villas según la nomenclatura urbanística de la época y, en consecuencia, sin derecho a tener escudo de armas). De ahí que, a pesar de tener su asiento en San Carlos de Ancud, el batallón desplegaba los escudetes de Castro, que han motivado la confusión.
                        Entonces, si esa bandera es del veterano de Chiloé, ¿tenía algún estandarte el regimiento de Milicias de Castro?. Creo que la respuesta es SÍ, pero ahora si que las especulaciones son las únicas que guían mi juicio. Ojalá que algún historiador lea esto y se estimule a investigar el tema, que no me atreví a profundizar en la “Crónica Militar de la Patria Vieja”:
                        Luego de años convencido de que la bandera considerada de los Voluntarios de Castro no era tal, un día me encontré con la siguiente bandera:
                       Que también está guardada en el Museo Histórico Nacional de Buenos Aires y que en el libro de Calvo y Grávalos es atribuida a los Dragones de la Frontera de Chile. Obviamente se trata de una bandera sencilla de infantería, buscando la imagen original, resulta que se trata de una bandera capturada en la batalla de Cerro Pasco en 1820, perteneciente al batallón Victoria. Pues bien, este batallón era el segundo batallón del Talavera y fue formado en base a las compañías de preferencia del primer batallón que regresaron de Chile después de Rancagua junto a una compañía de Cazadores de Chile y… los Voluntarios de Castro… Aquí ya tenía todas las alarmas activadas y no pasó mucho tiempo hasta que en el Foro del Gran Capitán encontré esta bandera, que tiene los mismos escudetes que la supuesta bandera de Dragones de la Frontera.


                        Aunque no se describía el origen, estaba junto a otras banderas realistas capturadas en Perú, probablemente en la batalla de Ayacucho, donde combatió un último batallón de Castro.

Esta es la foto del original de la bandera sencilla captura en Cerro Pasco. Nótese que los escudetes están invertidos con respecto a la coronela, lo que hace suponer que se muestra el reverso de la bandera.
                        Por lo tanto tenemos las dos banderas de un regimiento de infantería realista, una coronela y una sencilla. Para determinar a que regimiento pertenecen estas banderas comencé a estudiar los escudetes, de los que, afortunadamente, en el mismo foro aparece un close up:
                        En sus cantones superiores aparecen de izquierda a derecha: El león con cetro, símbolo del Rey; La Asunción de la Virgen, representando a la religión católica y las manos enlazadas que simbolizan la unión del viejo continente con América. Bajo estos, la leyenda: “Por el Rey, la fé y la patria” los valores fundamentales de las tropas americanas realistas, especialmente sustentados por los chilotes. Por último, y lo más significativo: En el cantón inferior una línea de árboles tras de una línea de torreones. Me parece que claramente se simboliza la isla fortificada de Chiloé. Cada torreón es uno de los fuertes o baterías que protegen a la isla, cuya principal fuente de riqueza económica en esa época era la madera de alerce. ¿Es el mío un razonamiento correcto o estoy alucinando?. He tratado de exponer solo hechos que se pueden correlacionar, pero el hilo conductor puede que esté sesgado por mi deseo inconsciente de encontrar las banderas de los bravos defensores del Rey que dejaron sus huesos esparcidos en tierras lejanas a su suelo natal.

 Espero que mentes más jóvenes y ágiles de amigos peruanos y argentinos interpreten, ojalá con las piezas originales a la vista, el origen de estas banderas… Si sus conclusiones apoyan las mías o las descartan definitivamente, les ruego que me lo comuniquen.