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3.8.11

¿Hacia dónde vamos?


“…siguen cooperando, abiertamente o en secreto, con las fuerzas imperialistas y reaccionarias del mundo. Para servir a sus propósitos, se han dotado de poderosos sistemas de difusión cultural e informativa, que invaden la opinión pública con conceptos erróneos y superficiales.

Los planes de estudio siguen siendo muy rígidos, poco imaginativos e incapaces de responder a las necesidades de infancia y juventud de una sociedad que cambia con rapidez. A este respecto, lo que se pretende es educar a una futura ciudadanía conformista, alienada y obediente, que en el futuro no apueste por un cambio de la sociedad.

La educación, lejos de ser pragmátidca y ofrecer respuestas a la vida en sociedad, se limita a bombardear a la juventud con un montón de detalles irrelevantes y sin conexión global. 

Las diferentes ramas del conocimiento se presentan de forma separada, como compartimentos estancos, y no se enseña a interrelacionar las diferentes áreas del saber.

No se fomenta una visión totalizadora del mundo, la sociedad y la historia, ni se enseña a investigar las causas reales que subyacen bajo los problemas que hay que afrontar en la vida, ni a pensar de forma independiente y con una mente abierta ni a ser tolerantes o tener iniciativas.

Por el contrario, el objetivo es formar un ejército de ciudadanas y ciudadanos pasivos y mediocres, preparar a futuros burócratas que funcionarán dentro de un sistema administrativo, a ejecutores de las decisiones que toman otros, siempre sumisos a la autoridad de los dirigentes y de los líderes.

Y en esta sociedad tan rígidamente estructurada el papel reservado a las mujeres, ya sea en el mundo laboral o en la familia, es el de una subordinada que debe doblegarse a la voluntad y dominación del hombre”.

Fragmento de La cara desnuda de la mujer árabe, de Nawal El Saadawi, escrito en los años 70, en referencia a los regímenes árabes de aquél contexto. 
Cualquier parecido con otras realidades es mera coincidencia... ¿o no?