
Poco a poco, Francisquito se iba acercando a él; dispuesto a asestar a su enemigo un golpe certero, un zarpazo letal capaz de alejarle para siempre de sus dominios. Un paso: un poco más cerca. Otro más: Francisquito ya es capaz de atisbar su lanudo perfil. Otro más: ese no sabe lo que le viene encima. Pegado a la pared, avanzando con el sigilo de un ninja, Francisquito estaba a punto de verse las caras con su némesis felina…
Y justo en ese momento, la dueña de Francisquito barrió por fin aquella pelusa gigante de la entrada de la casa. Francisquito se quedó sin enemigo.