Conocimientos que no sirven para nada

lunes, julio 16, 2007

Microtus arvalis asturianus

Aunque parezca raro el Microtus arvalis asturianus no es de Asturias. El topillo campesino, como vulgarmente se conoce a esta criatura, tampoco es un topo. Es pequeño y simpático roedor que puebla los campos mesetarios. Ahora mismo, en la submeseta norte se libra una guerra.

La vida del topillo es dura. En la cuenca del Duero hace frío. Sin embargo, ellos son voluntariosos. En el escaso año que dura su existencia se dedican afonsamente a la procreación. Para ellos no hay periodo de cría, cual Paris Hilton, su celo dura todo el año. A las dos semanas de nacer salen de la madriguera y tras una breve adolescencia de dos semanas, se lanzan a criar y a criar y a criar. La gestación dura veinte días y de cada hembra pueden salir hasta once crías de una vez.

Normalmente el invierno, las lechuzas y las comadrejas se bastan para dejar la población entre cinco y diez topillos por hectárea. Sin embargo, cuando el invierno es húmedo y las heladas se hacen esperar, estos ratoncitos tienen fácil hacer madrigueras, no pasan frío y viven bien. Entonces la población se llega a multiplicar por veinte y ya estamos, plaga de topillos.


Ahora mismo los topillos invaden Castilla. Los agricultores castellanos, esos seres subvencionados por la Unión Europea les han declarado la guerra. Para ello cuentan con la ayuda de la Junta de Castilla y León. Primero optaron por envenenarlos. Así que dejaron veneno desperdigado por el monte. Como los topillos viven en galerías quienes se morían eran las cigüeñas y demás aves que no eran una plaga. Tras semejante torpeza han empezado las medidas drásticas: gasar topillos con butano, quema de rastrojos, inundación de madrigueras. Tantos topillos han matado que han llegado a atascar las acequias de riego con cadáveres de topillos. Ahora los agricultores se están contagiando de turalemia: enfermedad que trasmiten los cadáveres de los topillos.

Desde Conocimientosquenosirvenparanada (bueno, lo digo yo de forma unilateral) exigimos que cese la matanza de topillos. Que son una plaga, vale, pero visto el resultado parece más sensato dejar que entre las águilas, los cuervos, las lechuzas, zorros, algún gato despistado y otros animalitos. ¡Vivan los topillos!

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