Con veinticinco años ya tienes una edad, has madurado y tienes una conciencia bastante amplia de todo lo que ocurre a tu alrededor. Un cuarto de siglo no es moco de pavo; piensas en lo que has hecho y en lo que no, a dónde has conseguido llegar y cuáles son tus futuras metas… En resumidas cuentas, reflexionas:
1. La vida no se ve de la misma manera que con veinte años.
2. Eres un adulto joven… Y un joven adulto.
3. Los niños te llaman “señora” (Y no veas como sienta…).
4. Los errores del pasado ya no duelen, se convierten en experiencias muy valiosas para evitar tropezar de nuevo en la misma piedra.
5. El trabajo es el trabajo, pero siempre se puede encontrar algún/a compañer@ que haga las jornadas mucho más amenas.
6. Económicamente tienes más independencia, pero tienes menos tiempo para disfrutarlo.
7. Te das cuenta de las tonterías que hacen los adolescentes de hoy en día, sin ser consciente de que tú hiciste las mismas o más…
8. El amor aparece cuando menos te lo esperas (tópico, pero cierto).
9. Un amigo es alguien que lo sabe todo de tí y, a pesar de ello, te quiere (otro tópico igual de cierto).
10. Comprendes todos los sacrificios que tus padres han hecho por tí. Y les das las gracias.
11. Te cuidas más.
12. Sigues saliendo de fiesta, pero no desfasas como antes.
13. Intentas ser más tolerante con la gente, al fin y al cabo, todos somos humanos.
14. Empiezas a valorar los pequeños placeres de la vida.
15. A veces te encuentras recordando épocas pasadas como si fueras una abuela ;)
16. Te haces más paciente.
17. Antes actuabas, y después pensabas… Ahora piensas primero y luego actúas.
18. Reflexionas sobre tu futuro laboral y personal.
19. Cuesta más quedar con las amistades, pero, cuando eso ocurre, esos momentos se convierten en “muy especiales”.
20. Guardas ciertos recuerdos como si fueran tesoro.
21. Conoces mejor tu cuerpo.
22. Disfrutas más del sexo, y sabes lo que quieres.
23. Descubres qué gran verdad es esa de que el tiempo pone a todo el mundo en su lugar.
24. Te das cuenta de que los sueños no existen, sino que tú los haces posibles. Eres el único dueño de tu destino, y eso se forja día a día.
25. Sigues disfrutando, planeando, estudiando, creando, evolucionando, traspasando límites y fronteras, desarrollando, diseñando, emprendiendo, viajando y gritando… ¡Aún queda mucho por vivir!