Mostrando entradas con la etiqueta michael caine. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta michael caine. Mostrar todas las entradas

jueves, 12 de marzo de 2015

Kingsman: El Servicio Secreto - Crítica



Espías, acción y humor

¿Parodia? ¿Homenaje? En Kingsman: El Servicio Secreto hay un poco de todo, aunque lo que más se percibe, en relación a los dos términos mencionados al principio, es una especie de cortesía u honra a aquello que califica como cine de espionaje. Matthew Vaughn, reconocido principalmente por X-Men: First Class y por la feroz y desprejuiciada Kick-Ass, sorprende al entregarnos una película en la que uno de sus mejores méritos radica en el entretenimiento constante a lo largo de sus más de dos horas de metraje. Una exhibición que mezcla con éxito y ritmo las secuencias de acción y de humor.
Colin Firth vuelve a brillar en la piel de un agente secreto que recomienda a un joven (Taron Egerton de gran actuación y carisma) de cara a un competitivo y riesgoso programa de entrenamiento. Esto se da mientras surge una amenaza global proveniente de la mente maquiavélica de un excéntrico millonario (Samuel L. Jackson).


Más allá de algunas que otras exageraciones dentro de los acontecimientos que se exponen durante la narración, Kingsman cumple con su cometido y no decae un solo minuto, sujetando fuerte al espectador a la butaca a base de momentos dotados tanto de adrenalina como de socarronería. Si bien se esmera en resaltar el sello y el estilo británico asociado a los modales y a la caballerosidad, el film no escatima a la hora de construir y volcar sucesos en donde la violencia, agitada, ocupa espacios diversos (similares aunque menos salvajes que en Kick-Ass). Es aquí donde se anota unos puntos extra: las escenas de acción están rodadas con una agilidad tal que conquista y exalta al público. La variedad de planos y movimientos de cámara ante cada impacto, golpe, explosión o disparo, le añade una pizca más sabrosa y poderosa de desenfreno al asunto.
Kingsman: El Servicio Secreto oficia como thriller y comedia (en circunstancias irónica, negra) a la vez. El tinte humorístico con el que Vaughn baña al relato funciona favorablemente, sobre todo si se cuenta con los intérpretes necesarios para llevarlo a cabo. En ese aspecto, Samuel L. Jackson es uno de los responsables centrales de conseguir que lo gracioso salga a flote con creces, al componer un villano estrafalario, singular y por el que también el espectador pueda sentir simpatía. Lo acompaña, en el flanco de los malos, Sofia Boutella. No se puede pasar por alto la mención al trabajo impecable y entrañable que realiza Colin Firth, así como tampoco se puede evadir la sorpresiva aparición de Taron Egerton.


Es cierto que determinadas secuencias (pocas) se tornan levemente previsibles, pero en Kingsman la diversión no se negocia y se pasa de una situación a otra sin intermitencia alguna, hecho que indiscutiblemente influye de manera positiva en el score final de la película.

LO MEJOR: gran homenaje al cine de espías (mezcla James Bond con el costado humorístico de Austin Powers). El reparto y las actuaciones. El ritmo, las secuencias de acción y lo peculiar de cada personaje.
LO PEOR: en pequeños pasajes es previsible y tal vez algo más exagerada de lo aceptable.

PUNTAJE: 8,5

domingo, 9 de noviembre de 2014

Interstellar - Crítica



Pasará lo que tenga que pasar

Christopher Nolan vuelve al ruedo tras dos años para sumergirnos en una odisea visual de las que fascinan y de las que además dan que hablar. Su cine viene dividiendo aguas, y esta no es la excepción, incluso es factible que se trate de su obra más compleja y audaz. Interstellar para muchos representa una pericia impresionante e inolvidable; para otros (probablemente los que se agrupen en la minoría), una cinta discutible. Dentro de este último bando, existen quienes se jactan de que el director apela a un lenguaje demasiado científico, acusándolo de rebuscado. Si bien es cierto que en determinados pasajes da la sensación de que cuesta un poco asimilar tanta información, es atinado remarcar que este modo de presentar los acontecimientos, con sus explicaciones y con todo lo que concierne a la teoría cuántica, es el más serio y correcto para enfocar el tipo de cuestiones que el relato aborda. Lo que Nolan exhibe en pantalla suena convincente, creíble, serio y a la vez apasiona.
La Tierra está llegando a su fin y se recurre a una arriesgada misión que se encuentra encabezada por el ingeniero-granjero Cooper (Matthew McConaughey) junto a Amelia (Anne Hatthaway), quienes emprenden un viaje hacia más allá de nuestra galaxia con el fin de hallar respuestas que permitan salvar a la humanidad.


Lo que el espectador más espera es el momento del gran despegue, ese que lo interiorice y lo haga suspenderse más allá de las estrellas a la par de los protagonistas. Pero al contrario de lo que dice el dicho, esta vez lo bueno no tarda en llegar, dado que el prólogo también forma parte de lo atractivo; resulta fundamental la presentación de los personajes, sus vivencias, inquietudes y los dilemas que deben enfrentar. Todo esto se hace manifiesto en lo que opera como introducción. Tiempo sobra para que quedemos boyando en el espacio, puesto que Interstellar se extiende a una duración de 169 minutos que, pese a lo fuerte que retumba ese número de primera impresión, no abruman en densidades que nos desconecten con la narración. En este aspecto es importante destacar el cómo, en referencia a lo que se cuenta, y qué mejor que la mano de Nolan para dotar a la cinta de una inmensa cantidad de instancias memorables, con diálogos que conservan el eco en la mente del público incluso minutos después de terminada la función.
Pero el trabajo superlativo del realizador de entregas como Memento o The Prestige no queda aislado de todo lo que lo rodea y acompaña con la misma vibra, con el mismo poder de enlace. Es aquí donde interviene la banda sonora, a cargo de Hans Zimmer, casi omnipresente y fortaleciendo aún más la potencia de las imágenes y la profundidad de los eventos. Interstellar funciona como un bombardeo apabullante (haciendo uso de la palabra en un sentido positivo) de secuencias que halagan y estimulan lo sensorial.
Es difícil no caer en la comparación con 2001: A Space Odyssey, aquella película de culto de Stanley Kubrick, puesto que una y otra proyección tienen puntos en común, pero también resulta válido encontrar similitudes o guiños de Interstellar con obras precedentes de su director. Esto podría explicarse en tramos en los que Nolan juega con la correlación del tiempo entre una fase y otra (en el espacio y en la Tierra), así como lo hacía en Inception, en la que marcaba la diferencia entre el pasaje de las horas entre el mundo onírico y el real. Este elemento que tan bien maneja el nacido en Londres sirve para acrecentar el grado de rigidez y de nervio de la historia en sí, y dotarla de opresión.


El film no se limita únicamente a la ciencia ficción “hard”, con lo técnico de sus explicaciones y sus postulados, además excava en lo afectivo y adquiere un valor emocional significativo cada vez que se vuelca a lo dramático. El vínculo paterno-filial pisa fuerte, cala hondo y ejerce como empuje o motor de las acciones de nuestra figura central. Es entonces donde se luce Matthew McConaughey, con una interpretación nuevamente soberbia, dando muestra una vez más de lo que puede llegar a dar a base de una admirable capacidad gestual y una presencia sólida.
Cuando la aventura espacial da inicio y el observador finalmente se mete de lleno en esa odisea, las sensaciones y la postura cambian. A partir de allí todo va mutando hacia lo que podría denominarse cine-experiencia, algo que le cabe asimismo a Gravity. El viaje es único, excitante y a la vez claustrofóbico. Existen escenas en que todo se percibe sofocante, asfixiante y angustiante, siendo éstas unas impresiones que no se viven de forma seguida en el cine. Nolan se da el gusto de añadirle giros argumentales que le otorguen un poco más de tensión al asunto, y nos exaspera a través de un recorrido incierto por el orden de lo cósmico, insertándonos en diferentes planetas, agujeros de gusano, agujeros negros y momentos en los que lo psicodélico y lo tétrico también encuentran su espacio para presentarse.
Interstellar es tan abarcadora que escribir sobre ella se hace complicado. Representa la fusión del drama con la ficción, el brote de los sentimientos con el refuerzo de lo que comprende el apartado técnico de imágenes y sonido. Es una experiencia gratificante, pero sobre todo apasionante y con corazón.

LO MEJOR: el modo en que se cuenta la historia. Lo emotivo, el viaje espacial intenso y la experiencia única en la que se sumerge al espectador. La banda sonora. Las actuaciones y la mano de los hermanos Nolan para combinar el cine de autor con una producción enorme.
LO PEOR: cuesta un poco acostumbrarse a las primeras explicaciones técnicas.
PUNTAJE: 10

domingo, 9 de junio de 2013

Now you see me (Nada es lo que parece) - Crítica


Magos, engaños y billetes

Con un tráiler netamente dinámico y demoledor y con un reparto tan envidiable como carismático, Now you see me ya conseguía atraer al público, más aún a aquel que gusta y se divierte con la magia.
A cada uno de los “cuatro jinetes” le llega una enigmática carta de convocatoria en un sitio en particular. Los mejores ilusionistas del mundo reunidos para brindar en sus shows un truco maestro mediante el cual asaltan bancos y se despiden haciendo llover el dinero robado sobre los espectadores. El FBI debe intentar enfrentarlos y conseguir pruebas certeras para inculparlos, a manos de Mark Ruffalo y Mélanie Laurent , enviada por la Interpol (Shosanna en Bastardos sin gloria). Además de ellos, el personaje encarnado por Morgan Freeman, un sujeto dedicado de lleno al desenmascaramiento de magos (aquel que suele descubrir el as bajo la manga de cada artimaña).


La película arranca con mucha fuerza y ritmo, presentando a cada uno de los cuatro prestidigitadores junto con sus características: Jesse Eisenberg como el “capo” de los naipes y juego de manos; Woody Harrelson como un mentalista e hipnotizador súper sarcástico; Isla Fisher y Dave Franco. Lo interesante está dado en lo que suelen proveer las narraciones que involucran a la magia como temática: esa intriga que acecha al observador acerca de cómo se hizo semejante truco. Lo bueno de ello es que todo tiene una explicación o develación detallada, quedando a criterio del público qué tan verosímil o realizable pueda resultar.
En Now you see me el aburrimiento está prohibido, la cinta es un espectáculo visual entretenidísimo que goza de una agradable bocanada de diálogos graciosos, irónicos y chispeantes. Para deleite de quienes buscan algo que se salga un poco más de la vaina, la historia nos trae unas ingeniosas vueltas de tuerca que elevan el nivel de la película un escalón más.
Sumamente recomendable, Nada es lo que parece enlaza, divierte y provoca una buena sensación en el espectador pero sin lograr trascender, quizás por algún que otro manejo que lo encasillan más como un producto comercial y pochoclero.

LO MEJOR: el reparto, particularmente Eisenberg, Harrelson y Freeman. Un ritmo vertiginoso que no da lugar al bostezo. Buenos giros. Buena fotografía.
LO PEOR: queda un sabor extraño que no termina de llenar al espectador. Le falta algo.

PUNTAJE: 7,6