Si la luna que quería ser madre que cantaba Ana Torroja hubiera visto a Adrián, sus papis tendrían un problema porque es tan mono que es difícil resistirse a hacerle unas fotos y no salir con él corriendo.
Si emocionante me resultó que María y Jose se casaran (si no lo entiendes, no has visto "63 botones"), os podéis imaginar lo que supone para mí hacerle fotos a su churumbel. Y claro, quise hacer tanto (y, por supuesto complicado, porque si no es complicado y "yamismo" como que no soy yo), que no salió cómo esperaba. Además, se me ocurrió que a la luna le iba de miedo el bokeh de lucecitas y me compliqué más de la cuenta con la iluminación.Y es que para ciertas sesiones los bebés cuanto más chiquitines, mejor. Y por chiquitines me refiero a recién nacidos, cuando les puedes poner en poses impensables porque duermen profundísimamente.
No era el caso de Adrián, que ya es un tiarrón de casi 2 meses, pero aún así, pobre mío, se portó fenomenal.
La idea de la luna... Vi una cuna con esta forma y al segundo siguiente ya tenía a mi pobre padre pensando en cómo hacerlo. Como os imaginaréis, tenía que ser para ya, así que lo resolvimos temporalmente con cartón pluma.
El gorrito de oveja fue la sensación. Sus padres y yo nos volvimos loquísimos al ponérselo. Es de la Tienda de punto de Cati, en Artesanum, y ahora está que lo tira de precio.
Casi cuatro horas después todos nos fuimos a echarnos una gran siesta. Y a lavarnos.
En la siguiente imagen podéis ver un poco del making of: los superpapis atendiendo al artista.
Forman una familia muy bonita.
Os deseo para este fin de semana que miréis todo con el interés y asombro de un niño. Intentad ver las cosas de nuevo como por primera vez. Y a ver qué pasa.
Feliz fin de semana