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domingo, 26 de junio de 2011

Pillado ¡¡

Los gatos son grandes imitadores, aprenden gestos y costumbres, sólo de observarnos a nosotros, pueden aprender a abrir puertas, cajones, a coger comida con sus patitas y llevarsela a la boca, incluso algunos aprenden a hacer pis en el water¡¡

Los gatos también desarrollan un gran repertorio de sonidos para mejorar la comunicación con las personas, son sonidos que muchas veces imitan la modulación humana. Si conviven con perros o cerca de ellos pueden aprender a imitar ladridos, mi gata Dora lo hacía y también este gatito ruso que es pillado por sorpresa conversando con sus vecinos perrunos, lo que pasa es que al gatito parece no hacerle mucha gracia que su dueño descubra que habla idiomas y se pone a disimular en cuanto lo pillan :
 - Eh, que yo no era el que armaba todo ese alboroto

jueves, 10 de febrero de 2011

Extractos del diario de un perro y un gato

Diario de un perro



  • 8:00 - ¡Comida de perro! ¡Lo que más me gusta!
  • 9:30 - ¡Paseo en coche! ¡Lo que más me gusta!
  • 9:40 - ¡Paseo por el parque! ¡Lo que más me gusta!
  • 10:30 - ¡Acariciado y mimado! ¡Lo que más me gusta!
  • 12:00 - ¡Comida! ¡Lo que más me gusta!
  • 13:00 - ¡Hemos jugado en el jardín! ¡Lo que más me gusta!
  • 15:00 - ¡He meneado mi cola! ¡Lo que más me gusta!
  • 17:00 - ¡Huesos! ¡Lo que más me gusta!
  • 19:00 - ¡He jugado con la pelota! ¡Lo que más me gusta!
  • 20:00 - ¡Guau! ¡He visto la tele con la gente! ¡Lo que más me gusta!
  • 23:00 - ¡Durmiendo en la cama! ¡Lo que más me gusta!

Diario de un gato


Día 983 de mi cautiverio. Mis captores continúan provocándome con extraños objetos colgantes.


Cenan carne fresca profusamente, mientras que a los otros presos y a mí nos alimentan con un sofrito de carne o algún tipo de nuggets secos. Pese a que muestro mi desdén con claridad, igualmente he de comer algo para mantenerme fuerte.


Lo único que me mantiene en marcha es mi sueño de escaparme.
En un intento de darles asco, he vuelto a vomitar en la alfombra.


Hoy he decapitado a un ratón, y he dejado su cuerpo sin cabeza a sus pies. Esperaba que les provocase miedo en sus corazones, puesto que les he mostrado de lo que soy capaz. Sin embargo, simplemente han hecho comentarios condescendientes de lo “buen cazadorcito” que soy. Cabrones.


Esta noche han tenido alguna clase de reunión con sus cómplices. Me han confinado solitariamente durante el encuentro. Aun así, he podido oír el ruido y el olor de comida. He escuchado por casualidad que mi confinamiento era por el poder de las “alergias”. He de averiguar qué significa, y cómo usarlo en mi favor.


Hoy casi tengo éxito en el intento de asesinato de uno de mis torturadores, cuando he zigzagueado entre sus pies mientras caminaba. Tengo que volver a probarlo, pero esta vez en lo alto de las escaleras.


Estoy seguro de que los otros prisioneros son esbirros y chivatos. El perro tiene privilegios especiales. Le liberan regularmente - y parece más que deseoso por volver. Evidentemente es retrasado.


El pájaro debe ser un informador. Le observo comunicarse con los guardias con frecuencia. Doy por seguro que informa de cada movimiento que doy. Mis secuestradores le han organizado una protección en una celda elevada, así que está fuera de mi alcance. Por el momento.......


Visto en : Cuánto Daño






martes, 21 de diciembre de 2010

Léase con concentración antes de adoptar un gato

Los que tenemos la suerte de disfrutar del cariño incondicional de un gato como animal de compañía también somos conscientes de los inconvenientes, las preocupaciones y las responsabilidades que contraemos para con ellos, así que enumero algunas de ellas por si estás pensando en adoptar un lindo gatito y todavía no sabes lo que vas a hacer:
  • La alimentación ha de ser la que ellos quieren,… no aceptarán el pienso más barato y entre una lata de comida para gatos de 0,10 € y una de 12€ adivinad cual prefieren. A las nueve te clavarán sus ojos redondos con cara de lástima y más vale que no se te haya olvidado comprarla.
  • La salud hay que vigilársela pero más aún hay que vigilar al veterinario que en cuanto te descuidas la factura coincide exactamente con el próximo recibo de su hipoteca.
  • Los muebles que tantas horas de cola en Ikea te costaron -añadir el sobrecoste del montaje- pasarán a ser su afilador personal de uñas samurai. Da igual el invento que te vendan que ellos preferirán agujerear el sofá o labrar tu librería.
  • Las otroras cosas de valor que heredaste de tu abuelita o que te regaló tu Paco ya tienen fecha de caducidad. En cuanto al Sr. Miau le venga en gana todo caerá sobre el suelo como demostración de que la Ley de la Gravedad no es unicamente cosa de manzanas.
  • Las vacaciones traen el dilema de que hacer con ellos,… si te los llevas se estresan, se vuelven ariscos perdiendo el brillo del pelo y no te permiten hacer la excursión de dos días a la fábrica de quesos manchegos en Murciaquebonitaeres y la obligada visita a los estudios de cine del desierto de Almadremía. La solución es dejárlos a cargo de alguna víctima de confianza a sabiendas que el año que viene tendrás que buscarte otra y al final se acaban estos buenos samaritanos.
  • Los pelos son el principal agente desquiciante ya que no tendrán compasión alguna con tu ropa, muebles, cortinas y aparecerán por todas partes,… la única solución es elegir adoptar uno de esos gatos de laboratorio completamente sin pelo.
  • Los arañazos también son inevitables ya que si quieres jugar con ellos o lo haces con guantes de boxeo o seguro que acabas con las manos torturadas. También están los zarpazos voluntarios cuando el único que quiere jugar eres tú y el pasa de estar sociable.
  • Igual que los pelos, las huellas de los gatos están en todas partes porque tienen tendencia a pasar por encima de cualquier resquicio de humedad y facilitar así a los del CSI la ruta que ha seguido el Sr. Miau entre siesta y siesta.
  • Son bobos en el mejor de los casos y cuando salen tu de casa sin estar acostumbrados se suelen perder para siempre o meterse en casas ajenas con el trastorno de la disculpa o subirse a un árbol de diez metros en una finca gobernada tiranamente por dos doberman.
  • El cagadero de estos seres es otro de los grandes problemas,… a nadie escapa que apestan su orines y ni te cuento sus cacas -finolis soy- así que una buena localización, al aire libre preferentemente, y una limpieza diaria con cambios frecuentes de la arena se hace imprescindible y no siempre es posible.
  • La cama deja de ser tu propiedad y se convierte en su santuario,… puedes incluso echarlo momentaneamente pero volverá y durante la noche será un martirio moverse pues te estará aplastando con su ronroneo incesante. Si son dos o más los gatos no podrás moverte en toda la noche. Se ha descubierto incluso como organizan los gatos tu cama en zonas de diferentes usos:



Concluyendo que es gerundio y se hace tarde,… esto de tener gatos en casa tiene muchas pegas pero también tiene sus beneficios, sobretodo afectivos, y para que cuando los vecinos te oigan hablar solo que no piensen que estás loco,… demostración:
-Vecino Paco: Paca, el vecino está hablando solo?
-Vecina Paca: Que vá, estará hablando el Sr. Miau!
-Vecino Paco: Con quién?
-Vecina Paca: Con su gato!
-Vecino Paco: Ah!
Así que a pensárselo muy bién antes de adoptarlos ya que odio encontrármelos en la carretera porque alguien los ha echado de casa cuando se han convertido en molestia


Fuente: juanete.net

jueves, 18 de noviembre de 2010

Escalofriante Sucedido en la Vida del Gato Bonifacio (Una historia real)



Bonifacio era un gato feliz. Vivía en las calles de Varsovia, una ciudad preciosa y muy confortable, donde en invierno la temperatura frecuentemente baja de los 15 grados bajo cero. Comía de las basuras, pero poco, para conservar bien la línea y que no le subiera el colesterol. Era un cachorrote de pocos meses y estaba en los huesos…


Pero un día sucedió lo peor. Una pareja de humanos sin escrúpulos lo cogieron y lo llevaron a su casa. Allí le obligaron a vivir calentito, y a comer unas latas de salmón, gambas y atún que no estaban a la altura de su paladar de gourmet. También intentaban colarle unas bolitas duras e insípidas, menos mal que él les explicó que eso se lo podían comer ellos…A veces lo bañaban ¡QUE HORROR! ¡MISERABLES! Además le exigían estar muchas horas tumbado delante de un ordenador, a echarse siestas interminables junto a los radiadores, a vigilar por la ventana a los vecinos, y a despertarles todos los días mordiéndoles los pies y tirándoles del pelo. Incluso le compraron un ratoncito de juguete, y lo forzaban cruelmente a jugar con él sin parar.

Todas las noches Bonifacio ponía a dormir a su ratoncito de peluche debajo de la cómoda del dormitorio: allí lo dejaba calentito detrás de una pata del mueble. Y cada mañana después de desperezarse, estirarse, hacer sus ejercicios matutinos y despertar a los humanos, Bonifacio acudía a levantar a su ratoncito: le maullaba, le gruñía, le conminaba a salir y si no lo hacía (nunca lo hacía) al final lo sacaba a zarpazos lanzándolo por al aire con alegría.

A Bonifacio también le gustaba mucho meterse en los armarios y colarse en los cajones. Los humanos tienen montones de cajones llenos de ropas suaves y perfumadas, y extrañamente no se meten nunca a revolcarse entre ellas. Es un misterio para un gato la utilidad que le dan los humanos a esos cubículos que huelen a jabón. Siempre que encontraba una rendija abierta, Bonifacio se colaba dentro con su ratoncito y aprovechaba para echarse una buena siesta.
Un día observó que el humano macho colocó un cajón (con tapa abatible) sobre la cama, y empezó a meter en él montones de jerseys, camisas, calcetines y otras maravillosa tentaciones gatunas. Aprovechó un descuido y se coló dentro, acompañado por su ratoncillo inseparable…
-¡Fuera de ahí, Bonifacio, que estoy haciendo la maleta….!-, grito el humano cuando comprobó el desorden de sus ropas recién guardadas… Bonifacio no tuvo más remedio que abandonar el terreno recién conquistado con dignísima parsimonia, no sin antes haberle brindado su más expresivo mohín de desprecio…
Partió el macho humano llevándose su cajón portátil, pero….¡OH DESGRACIA…! ¡EL RATONCITO HABÍA DESAPARECIDO…! Bonifacio lo buscó por toda la casa…, por debajo de las camas, por los rincones, tras el sofá… A su ratoncito parecía habérselo tragado la tierra. Bonifacio comprendió la verdad: el ratón estaba escondido debajo de la cómoda y no quería salir. Allí quedó el pobre Bonifacio maullando sin consuelo, estirando sus patas rebuscando por el fondo del mueble….
-¡Sal, ratón, que no voy a hacerte nada…! ¡No puedes quedarte ahí para siempre…!, maullaba lloroso y lastimero Bonifacio. Pero el ratón no aparecía. Había viajado escondido en la maleta hasta Marinador, Ciudad de Vacaciones y estaba tostando su barriguita bajo el sol de España.
La hembra humana se hizo cargo de la gravedad del caso cuando Bonifacio pasó un par de días maullando lastimero junto a la cómoda, sin separarse de allí…, sin comer.... , sin beber…, casi sin dormir…. Fue a la tienda a comprar otro ratoncito. Pero no era el mismo. Bonifacio no podía cambiar una amistad de años de juegos juntos por un impostor advenedizo que además no olía a nada. La humana restregó el ratón de trapo por toda la casa, por la cama, cerca del comedero, por el sofá…, contra su propio cuerpo… Nada, aquel no era el ratón de Bonifacio.
Y allí agachado, enroscado, lloroso y tristísimo quedó Bonifacio durante una semana, lo que tardó el humano en volver de su viaje y traer de nuevo a casa a su ratoncito. Cuando Bonifacio al fin se encontró cara a cara con él le organizó una buena bronca, lo tiró por los aires, lo arrastró, lo agitó agarrado por la cabeza y le arrancó el rabo. Los ratones desobedientes se merecen un buen escarmiento.
-¡Y QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ…!- le dijo Bonifacio al ratón mientras le arrancaba un ojo de fieltro. Estuvo algún tiempo huraño y rencoroso, pero al fin lo perdonó y lo acostó, como siempre, debajo de la cómoda.
Nota del autor: algunas semanas después, los humanos adoptaron a otro gato abandonado y hambriento, Ambrosio, y desde entonces ambos comparten los cajones, los malditos baños, el ratoncillo y su displicencia con los humanos…



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