Cabe la vida entera en un soneto
empezando con lánguido descuido,
y apenas iniciado ha transcurrido
la infancia, imagen del primer cuarteto.
Llega la juventud con el secreto
de la vida, que pasa inadvertido,
y que se va también, que ya se ha ido,
antes de entrar en el primer terceto.
Maduros, a mirar ayer tornamos
añorantes, y, ansiosos, a mañana,
y así el primer terceto malgastamos.
Y cuando en el terceto último entramos
es para ver con experiencia vana
que se acaba el soneto...Y que nos vamos.
MANUEL MACHADO