Una nube de moscas plateadas encerradas en un globo imaginario que se me acercaba desde atrás y se posaba casi en mi lado derecho de mis ojos, una sensación parecida a juntar miles de estrellas y apretarlas en un ramo de luces y moverlas cerca mío… y al rato sentir que el mundo que me rodeaba se movía a un ritmo diferente al mío y mi lenguaje no correspondía a ese ritmo; mis palabras no servían para esa nueva atmósfera en que estaba metiéndome de a poco… entonces llegó de golpe el cimbronazo de la gente que me rodeaba, ver caras estiradas de asombro que se me acercaban hablando ese lenguaje distorsionado y mi sensación de impotencia extrema al no entender lo que estaba sucediendo…. Y sumergida en mi desesperación y cuando ya no me quedaba otra…, me dejé llevar…
Nunca perdí del todo la conciencia, pero después de un rato extensamente corto, me vi dentro de un cilindro blanco, en una camilla fría tapada con una manta marrón barata de hospital, Cómo entre sueños y de vez en cuando escuchaba: -“Quedate quietita bonita que ya falta poquito”. Me costó entender por momentos en donde estaba pero entre los ruidos secos y monótonos que ese cilindro hacia y tratando de unir detalles al rato entendí que era una resonancia de cerebro. Entonces empecé a coordinar en mis pensamientos y tratar de entender que es lo que estaba haciendo YO en ese lugar y en ese momento… Comencé a mover tímidamente los dedos de los pies, sutilmente las manos, para corroborar que no había sido un accidente, que tenía todo mi cuerpo completo y en un orden aceptable. Y nuevamente la voz que me decía –“Quietita linda, ya falta menos”- Armando de a poco con imágenes borrosas me dejé llevar nuevamente para pasar el momento de encierro dentro de ese cilindro blanco…
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