Algunos nacen con una cantidad precisa, ingente pero precisa.
Otros están dotados de una fertilidad prodigiosa y son capaces de multiplicarla y conforme más tienen, de más gozan y dan a gozar a los demás.
Los hay quienes fueron capaces como si fuera infinita pero un buen día, algo o alguien secó de repente aquella fuente que parecía inagotable.
Puede que sin darse cuenta los primeros sean incapaces de gestionarla, no racioalicen o de hacerlo, venza cualquier cosa no-razón y se centren tanto en alguien que olviden todo lo demás, incluso se olviden de si mismos... Y se vuelvan cada vez más pequeñitos, más insignificantes, conforme se van dando sin pensar, derrochándose sin límites y se olviden de que la cantidad era ingente pero precisa.