La vida está llena de mensajes.
A diario encontramos señales que nos indican el rumbo a tomar.
Guiños familiares que tratan de auxiliarnos en esa tarea que nos ocupa la existencia.
Eso es algo obvio para muchos que somos infractores sin cura de las señales de la vida o que somos demasiado imaginativos a la hora de interpretarlas.
Si nos indican "STOP", pues no nos detenemos y preferimos darnos de bruces con cualquier cosa-persona o persona-cosa.
Si dice "Precaución: OBRAS", seguimos circulando a nuestra velocidad como si nada.
Del "Ceda el paso", mejor no hablar, tan pronto se lo cedemos a quien debemos como que nos precipitamos de forma inoportuna.
Nos negamos siempre a pagar el peaje en la autopista, aunque acaben embargándonos las cuentas...
y así,
todo.
Somos anárquicos por naturaleza.
Me monté en el coche y me dispuse a acudir a un sitio en concreto.
La dirección era clara. Es más, había ido allí en multitud de ocasiones. En los últimos años, la ida y la vuelta la había recorrido casi a diario, una o dos veces. Aunque el paisaje había variado, el trazado de las calles había permanecido inmutable al paso de mi tiempo, impasible ante los virajes de mi vida.
Era capaz de acudir allí aunque me vendaran los ojos. Me bastaba escuchar el sonido del motor y el rumor de la calle, siempre que circulase sola, claro está.
No sé qué me llevó a torcer a la derecha tras el segundo semáforo en lugar de seguir rectro hasta la rotonda y girar en la segunda salida.
El caso es que continué conduciendo mientras sonaba la música, movida por la inercia.
Cuando me quise dar cuenta estaba en su calle, aparcando frente a su casa.
Giré la llave del contacto y continué sumida en mi pensamiento alternativo hasta que cesó de golpe la música, siendo relevada por el ruido de los otros coches...
A veces buscamos las señales afuera o en un rincón equivocado de adentro. Rebuscamos en el interior, ahogándonos en profundidades confusas, laberintos en obras.
Y todo es mucho más sencillo.
Un cuento para niños se convierte en un cuento para adultos que compran cuentos para niños que nos muestran la señal inequívoca ya en su portada.
Basta con observar a los niños para aprender a despojarnos de todas esas capas que nos impiden ser como somos y, lo que es más importante, actuar como somos.
* Este es el resultado de una noche de viernes cuando decides que estás demasiado cansada para salir de cañas con tus amigos porque quieres descansar y acabas poniéndote a actualizar tu blog descuidado.
** Las ilustraciones son obra de SHAUN TAN, del cuento "El árbol rojo".
Gracias a quien me lo regaló, porque son una maravilla, por ser un cuento tan sabio en su sencillez, por la ternura y delicadezá de sus imágenes y por su dedicatoria. Recuerdo perfectamente el día que me lo regalaste. En fin, no sé si alguna vez llegarás a leer esto.
18 comentarios:
Jajaja, de infractora a infractora, a las tantas de la madrugada, con un ojo abierto y el otro medio cerrado, mi querida DALT... yo leo toodas las señales, todas, toodas, pero siempre entiendo las cosas más peregrinas, ojalá mis neuronas me dejaran en paz un día xD ¡¡ ... soy capaz de ver, intuir e incluso entender las cosas más pequeñitas, más escondidas y más retorcidas y lo obvio, lo evidente, lo que todo el mundo ve... yooo... me lo como directamente ¡¡ni me entero!! gracias que me han adjudicado un ángel de la guarda súper potente que si no...ni existía jajaja
Así que, más nos vale no ir juntas, tú y yo, terminamos en la UCI:-)
Es preciosa esa ilustración que muestras es cierto, ojalá te lea... le encantará:))
Un beso grande bonita y muy feliz finde.
Señales...
Quizás te refieres a lo que yo entiendo por intuiciones.
Me fío de las intuiciones más que de los razonamientos.
Pero señales... no veo señales, no sé quizás es que no me fijo.
ejem, no haces caso de la señales. Yo soy como un ninja que hace caso de las señales visibles y hasta de las que creo percibir. Y a pesar de todo me estrello. mi punto débil del no seguir las normas es cuando me transformo en el increíble hulk, ahí sí pierdo el maquillaje de ser social y en sociedad y hago lo que me da la gana y regreso a la espontaneidad infantil. Que totalmente de acuerdo, sólo se puede ser feliz sin ceñirte a rutinas como los niños 8más concretamente como los niños pobres a los que nadie controla, hace poco leí "La mujer justa" de Sandor Marai que me ha dejado alucinado y explica esto último y practicamente todo sobre el alma humana). Perdón por el rollo de resaca de Sábado.
Jo faig cas dels senyals :)
He mirat el llibre per youtube i m'ha agradat :)
Yo me fio de las señales, y sobre todo, como dice Xavi, de mi intuición. De esa me fio ciegamente.
Me encantan las ilustraciones. Buscaré el libro.
Por cierto, qué suerte que te regalen cuentos. Un libro siempre es el mejor regalo.
Besos, y un abrazo.
Qué bueno María!!!
Solo se me ocurre una cosa, que si viajamos juntas lo hagamos siempre con un buen conductor y nosotras como pasajeras, relajadamente.
Este fin de semana para mí también ha sido muy nocturno, de manera que estoy k.o. ...espero recuperarme en el día de hoy y empezar en forma la semana, sobre todo, porque esta semana empiezo algunas cosillas de las propuestas para el nuevo curso escolar.
Yo curiosamente, al igual que tú soy muy intuitiva, pero para las recetas ajenas y a veces me asusta tener esta capacidad de ver lo que les está pasando y lo que les pasará a los demás. Sufres por adelantado.
Para mí, una absoluta nulidad, ya te digo, pierdo la objetividad y, lo que es peor, el raciocinio...
Esto te lo cuento así, en la intimidad, mientras nos tomamos un té y cuando nadie nos escucha (creo que nuestros compañeros de Bloguer aún andan en la cama...)
Besos
Fíjate Toro, además de las intuiciones, también hay señales...
Jajaja... eso es que eres como yo que te las saltas todas :)
Feliz Domingo
Vaya, Sergio! ´
Acabo de buscar en mi librería "La mujer justa" y resulta que no lo tengo, solo tengo "Divorcio en Buda" y "El último encuentro". Son bestiales también. Pensaba leer de nuevo "La mujer justa" a la vista de tu comentario.
Recuerdo que la leí hace cuatro años y que me impactó, después me he acordado de que no lo tengo porque me la dejó una compañera de trabajo.
Los libros de Márai son de esos que te aportan cosas nuevas siempre en función del momento de tu vida. Es impresionante cómo conocía la naturaleza humana!
Me encantan tus rollos de resaca de sábado, de manera que no me pidas perdón.
Un abrazo
Emily: A mí me encantaría ser capaz de obedecer las señales, creo que me iría muchísimo mejor. Por eso, me he apuntado a mi autocurso :)
Sí sabes de otras ilustraciones que te hayan gustado especialmente, me encantaría que me las recomendaras.
Besos
Me ha alegrado verte de nuevo. Desde que nuestro Paseante se retiró a sus aposentos, nos encontramos menos...
voy a asomarme ahora
¿Has dejado el blog?
He pinchado y no me ha salido nada Emily :(
Adoro los libros y los cuentos y las ilustraciones como forma de arte Nuria.
Me quedo embobada mirándolas y siempre descubro algo nuevo.
A mí también me gusta regalar libros pero no siempre aciertas con las personas. Te das cuenta cuando pasado el tiempo no te han dicho nada de que lo han leído...blablabla... lo peor es que muchas veces no es que no les haya gustado sino que ni siquiera lo han leído porque no les divierte leer..
En fin,... en la variedad está el gusto ;)
Besos y espero que estés disfrutando mucho del fin de semana
Si son de dirección , las señales, las entiendo bien..
Si son de interpretación tengo algún problema, solo soy un hombre.
Y recibo mensajes confusos.
Así que tenemos a Dalt innamoratta!! Aparcando frente a la casa de alguien, con nocturnidad y no siendo consciente de sus actos mmmhhhh!!
Que le impide no decírselo directamente?
La veo muy oriental signorina..
Es su profesor de Kung- Fu??
jeje
Un piacere
Sicilia
Me he tomado la libertad de apuntarle a mi Curso de interpretación de señales, Signorino Sicilia. Le veo un tanto perdido ;)
En cuanto a mi profesor, sí, es Chi Lun, pero su disciplina es el Tai Chi con espada.
¿Innamorata, dice?
...
Toco madera!
Un beso
De la insistencia en hacer caso omiso de las señales obligatorias para seguir las que que interpretamos con la intuición y con la imaginación -sin reparar en golpes- aquí tenemos un adjetivo al que no le encuentro substitutivo en castellano. Se llama ser "mesell". És algo así com ser un poco kamikaze.
A veces también tiene su recompensa, eso sí, pero no hay que olvidar tener a mano un paracaídas.
un beso Dalt!
Y otro para mi peroneta parisien, creo que alguna vez sobrevuela por aquí ;-)
Muy buena idea la de llevar siempre en el bolso un paracaídas de mano :)))... o dos, por si falla el primero.
Tu peroneta seguro que recibe tu beso. Otro de mi parte también, si sobrevuelas, como dice País.
Besos y disfruta mucho del Otoño
*ando un poco descuidada por aquí, pero a veces me asomo a tu blog. Es un remanso de paz y belleza.
A menudo creemos y queremos ver señales allí donde no las hay. Marcamos un destino, un objetivo o un deseo y luego vamos fabricándonos las señales que nos confirman que todo va bien, que la dirección es correcta y que en poco tiempo lo alcanzaremos. Pero las señales sólo existían en nuestra imaginación... y otras ocurre al contrario, las señales están y no las vemos. Los sentimientos distorsionan los sentidos.
Hola Dalt :D
llevaba tiempo queriendo pasar por aquí, pero siempre voy con muy poco tiempo y apenas me da tiempo a nada.
En el tema de las señales que planteas, yo soy de las que me solía equivocar constantemente. Cuando me parecía interpretar correctamente una señal que recibía, solía equivocarme invariablemente. Pero mira, con el tiempo, he aprendido a esperar alguna señal más que confirmara o desmintiera mi primera impresión y así voy consiguiendo no meter la gamba más que en contadas ocasiones. Me sigo equivocando, claro, pero ya no tanto :D
La experiencia es un grado ;-)
Un beso, Dalt.
Siempre terminamos llegando a donde realmente queríamos ir.
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