- Claro que sí ¿acaso lo dudabas? -
Una vez en la cocina y espectante ella, él procede con desesperante lentitud a extraer un paquete de la bolsa y abrirlo lentamente.
- ¿Recuerdas cuando te puse aquel chaleco mágico en casa de mi amigo? - Dijo interrumpiendo la operación. La pequeña respndió efusivamente - Y ¿qué sucedía cuando tirabas de la anilla? -
- ¡Que salían pompas! - Respondió ella sonriente.
- Pues aquí...- decía al tiempo que terminaba de abrir el paquete - tienes uno solo para ti! -
Ella aplaudió feliz al ver que había cumplido su promesa de regalarle uno.
- Pero no te lo puedes poner hasta mañana cuando vayas al mercado ¿prometido? Y cuando sea mediodía tira entonces de la anilla y cierra los ojos -
La pequeña fue a dormir contenta soñando con aquel momento, mientras él permaneció sentado, apurando el café. Revisó una vez mas el paquete, cerciorándose de que no era el que contenía jabón, y aguardó a que amaneciera.
Impaciente ella se levantó antes aunque no hubiese escuela ese día, a sus ocho años desconocía el significado de la fecha pero sabía que el mercado siempre se llenaba de extranjeros y estaba muy animado y esa mañana salió de casa dispuesta a estrenar su regalo. Notó que le pesaba mas que el que se probó días antes, pero obediente no tocó nada y esperó junto al reloj de un puesto a que fuese la hora.
Entonces tiró de la anilla y...
La explosión destrozó su cuerpo llevándose con ella la vida de mas gente.