Iñaki Badiola se convirtió este jueves en el vigésimo noveno presidente de la historia de la Real Sociedad. El empresario guipuzcoano arrasó en unas elecciones que sólo tuvieron en él al único candidato. Por ello, tenía asegurado el sillón presidencial, antes de que comenzaran las innecesarias elecciones.
Sin embargo, existía el rumor de que el día iba a ser calentito, pues durante la tarde podían aparecer varios accionistas con peso que exigiesen estar en la Junta. Badiola temía que esto ocurriera y que su llegada al club txuri-urdin se viera empañada por una agria polémica.
No fue así. Es más, el nuevo presidente realista contó con el respaldo de la mayoría de accionistas, exactamente con el 71,89%. Estos números indican claramente que Badiola ha caído bien y que su discurso de hacer una nueva Real ha convencido. El hecho de que en su día prometiera la llegada de futbolistas como Fran Mérida o Marc Crosas también ha sido fundamental.
Junto a él llega Pako Aiestaran, un tipo que triunfó al lado de Rafa Benítez en el Liverpool, hasta que una discusión entre ambos le hizo tomar la decisión de marcharse de Anfield. Ahora la Real si que tiene un director deportivo de verdad, aunque Ayestarán no lo será oficialmente hasta la próxima temporada.
‘Jabo’ Irureta también tendrá mucho que decir. El vizcaíno contará con un papel importante dentro del club que depende de Chris Coleman. Si el técnico británico decide marcharse, el ex del Deportivo se hará cargo del equipo. De lo contrario, pasará a formar parte de dirección deportiva.
Con la llegada de Badiola, la Real tiene mucho que ganar en el aspecto económico. Conocida es su mala situación económica desde hace tiempo. Sin embargo, el acuerdo que se alcanzará en breve con varias empresas chinas puede cambiar por completo la economía txuri-urdin.
El objetivo del nuevo presidente es claro, sólo hay que leer su eslogan (Erreala Primeran) para saber que Badiola confía en que la Real regresa a la categoría de oro del fútbol español está misma temporada. El conjunto realista está a tres puntos de los puestos de ascenso, por lo que el pensamiento del presidente no va desencaminado.