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jueves, 4 de diciembre de 2008

Por la puerta de atrás


Por Francisco Ortí.-

Valencia-Brujas (1-1)

El partido ante el Brujas se presentaba como un china en el zapatazo para el Valencia pero también como una oportunidad de lujo para los menos habituales. El guante sólo lo recogió un genial Pablo Hernández, el mejor sobre el terreno de juego, y Nikola Zigic, especialista en aprovechar este tipo de oportunidades.

El encuentro comenzó frío, como el ambiente y como las gradas. Mestalla esta vez no respondió y sólo unos pocos valientes se atrevieron a acercarse a la avenida de Suecia para presenciar el envite europeo. Sin apenas sobresaltos se vivieron los primeros minutos, hasta que Alcaraz se decidió por sazonar con picante el encuentro y adelantó a los belgas en una acción a balón parado que dejó en evidencia a la zaga ché y a Guaita, portero titular en sustitución de Renan.

El gol del defensa paraguayo despertó al Valencia, que intentó buscar el área rival con mayor ímpetu. El aumento en los niveles de adrenalina no se tradujo en un fútbol claro, si no todo lo contrario. Con Maduro y, sobre todo, Hugo Viana desaparecidos en combate el equipo ché estuvo huérfano de organización y recurrió a la búsqueda desesperada de los centímetros de Nikola Zigic con balones largos.

La solución de emergencia resultó rentable gracias a la verticalidad de Jaume y Pablo Hernández, muy activos durante toda la noche. Sin embargo, sus disparos, en posiciones demasiado forzadas, no encontraron los tres palos.

El Brujas, mientras tanto, buscaba salir a la contra buscando con insistencia al venezolano Vargas, un incordio para Asier del Horno a causa de un velocidad y habilidad para ganarle la espalda.

El descanso llegó con una momentánea victoria visitante iluminada en el marcador. Se esperaba reacción local en la reanudación y no tardó en producirse. De nuevo con pocos argumentos ofensivos, pero con los muchos centímetros de Zigic el Valencia encontró el empate en un saque de esquina que el gigante serbio cabeceó a la red.

El delantero balcánico se ha especializado en rescatar al Valencia con sus goles en este tipo de encuentros "olvidados". Los aficionados ché recordarán sus tantos cruciales en las primeras ronda de la Copa del Rey que a la postre acabó tiñéndose de blanc i negre.

Con empate en el luminoso, Emery intentó dotar de sentido al centro del campo con la entrada de Manuel Fernandes y Albiol, que permitió a Marchena adelantarse hasta la medular. La nueva pareja de centrocampistas mantuvo al Valencia en las proximidades del área belga, aunque faltó chispa para acabar de voltear el marcador.

El empate final, pese a todo, viene de perlas a ambos equipos, que afrontarán la última jornada con la tranquilidad que otorga el saber que dependen de sí mismos para sellar su pase a la siguiente fase. Los ché, incluso, pueden centrarse en pensar si prefieren la primera o la segunda plaza, puesto que la tercera ya la tienen asegurada.

Foto: ValenciaCF.es

viernes, 28 de noviembre de 2008

Ancelotti le debe una

Por Ander Barroso.-

Carlo Ancelotti reservó a algunos de sus baluartes en la visita del Milan al estadio del Portsmouth. Seedorf, Pirlo y Ronaldinho no salieron de entrada y precisamente los principales problemas del equipo rossonero llegaban a la hora de elaborar. Demasiado músculo y poca creación en el centro del campo.

Los de Ancelotti dominaron buena parte de la primera mitad aunque no con excesiva superioridad. Les faltó puntería para materializar sus ocasiones. Shevchenko volvió a estar desacertado y falló estrepitosamente siempre que se presentó delante de un inspirado James.

El ‘Pompey’ hizo bien todo lo que hizo y el planteamiento táctico de Tony Adams no pudo ser más efectivo. Sobre todo en la segunda mitad, que fue cuando se impusieron en todo a un Milan que dio señales de cansancio e inferioridad.

Los británicos recurrieron al juego aéreo como principal arma para hacer daño a los milanistas. Peter Crouch y Kanú son el 50% de este equipo y acabaron desquiciando a Senderos y Antonini, en un quiero y no puedo.

El apoyo del público terminó por meter en el partido a un Portsmouth que empezó a creer en la victoria. Consiguieron embotellar al Milan en su campo, lo que les dio mucha confianza. La movieron bien y el domino que tuvieron durante el segundo tiempo fue total.

Sólo faltaba el gol. Y terminó llegando. Primero fue Kaboul, tras un disparo de Glen Johnson. Y con el Milan en plena crisis anímica, Johnson volvió a aparecer para que Kanú rematase en boca de gol y aumentara la diferencia en el marcador.

Fue entonces cuando Ancelotti recurrió a Ronaldinho y Pato. El resultado podría haber sido diferente si los dos hubiesen salido de entrada, pero no fue así y todo lo demás son hipótesis de las que no se puede sacar una solución clara.

Lo que si es de elogiar es que las cosas volvieron a su cauce tras la salida del pasado (¿presente?) y futuro de Brasil. El Milan la movió con más fluidez y en diez minutos fue capaz de darle la vuelta al partido. ‘Dinho’ volvió a demostrar su dominio a balón parado con un golazo e Inzaghi, bajo la bocina, aprovechó una pelota muerta en el area para poner las tablas en el marcador.

Un punto con el que el equipo rossonero firma su clasificación. Ancelotti puede respirar tranquilo. A saber lo que se le pasó por la cabeza con 2-0. Seguro que nada bueno. Qué se atrevan a decir ahora en San Siro que la Copa de la UEFA sea una competición asequible.

jueves, 2 de octubre de 2008

Mala imagen (2-1)


Por Francisco Ortí.-

Valencia-Marítimo (2-1)

Del Horno evitó el bochorno en Mestalla. Unai Emery se equivocó jugando con experimentos en la alineación y el Valencia sufrió de lo lindo para imponerse a un débil Marítimo. El lateral izquierdo y Villa salvaron los muebles a última hora, pero los ché dejan una mala imagen.

Unai Emery había mandado durante la semana un mensaje avisando de que la eliminatoria no estaba resuelta y que no había que confiarse. Al parecer ese mensaje debió olvidarlo inmediatamente después de abandonar la sala de prensa de Paterna porque lo que puso sobre el terreno de juego no fue un once con que el que demostrara que no se fiaba del Marítimo.

Con Maduro como lateral derecho, Viana de enganche y un ex jugador como Iván Helguera en el centro de la zaga, el Valencia volvió al pasado y disputó uno de los clásicos bolos veraniegos.
El problema era que ni estamos en pretemporada ni el partido era amistoso. Se trataba de toda una eliminatoria de la Copa de la UEFA, con un rival como el Marítimo que no era un derroche de calidad técnica, pero sí de ilusión y fe.

Pese a el estrambótico dibujo táctico el Valencia dominó los primeros compases del encuentro y llegó a disfrutar de un par de ocasiones aisladas en las que obligaron a estirar a Marcos, portero rival. Sin embargo, con el paso de los minutos los ché bajaron los brazos, pensando que tenían ante sí una tranquila noche de mediados de agosto.

Y de noche tranquila nada de nada. El Marítimo, viendo que el Valencia no era tan fiero como lo pintaban, comenzó a creer en sus posibilidades. Primero avisó con un disparo de Djalma, luego otro de Bruno, y finalmente, al filo del descanso, Marcinho castigó la desidia valencianista con un gol soberbio, batiendo a Guaita por alto picando el balón con el exterior.

El gol de Marcinho despertó a los jugadores ché, que se bronceaban a la luna de Valencia, pero la reacción tuvo que esperar a la segunda mitad. Emery no tardó en mover ficha y dio entrada a David Villa, en lugar de Helguera, quien se marchó pitado por la grada de Mestalla, y a Mata por un tocado Vicente.

La segunda mitad fue un monólogo valencianista. Los ché monopolizaron el balón, ante un Marítimo que acumulaba cada vez más hombres atrás. Pese a todo, este dominio no se tradujo en ocasiones de gol y el dúo salvador de esta temporada, el que forman Villa y Mata, apenas apareció.

La prórroga ya se notaba en el ambiente y se multiplicaban los comentarios tipo "nos van hacer estar aquí hasta mañana", Del Horno metió la cabeza. El lateral izquierdo sorprendió con una de sus habituales llegadas y cabeceó el balón a la red para meter al Valencia en la próxima ronda de la Copa UEFA.

Emery confió en Asier del Horno el pasado verano y el lateral izquierdo se lo ha agradecido evitando al técnico que se quemara con sus propios experimentos de química.
En los minutos finales, el árbitro se inventó un penalti a favor del Valencia que David Villa se encargó de materializar. El Valencia está en la fase de grupos, pero Emery encaja su primer rasguño como entrenador ché.

Foto: ValenciaCF.es

jueves, 18 de septiembre de 2008

Un gol entre el barrizal (0-1)

Por Francisco Ortí.-

Marítimo-Valencia (0-1)

Pese al impracticable barro, la intensa lluvia y las lagunas mentales de Iván Helguera el Valencia ha comenzado con buen pie su andadura en la Copa de la UEFA. Las condiciones climatológicas no invitaban a la práctica del fútbol y el Valencia completó un encuentro muy práctico, con pocos alardes, pero muy efectivo.

Unai Emery estuvo listo en los momentos previos al encuentro y viró sus planes iniciales para plantear un fútbol diferente al que quiere para su Valencia, pero ideal para el estado del terreno de juego. Consciente de que las circunstancias no eran las ideales para jugadores como Mata, Joaquín o Villa, el técnico ché buscó un mayor potencial aéreo con la entrada de Zigic y Morientes.

La apuesta pronto le deparó beneficios al conjunto ché. En la primera ocasión que tuvo llegó el gol. A los 12 minutos, Fernando Morientes recibió el balón en el interior del área y tras dejar sentado a su marcador con un fino regate batió al portero rival con el exterior. Un gol de Killer.

El tanto ché no derrumbó los ánimos del Marítimo. Los portugueses saltaron al terreno de juego dispuestos a plantar batalla y se impusieron a trompicones y con poca claridad. Su ímpetu fue su mejor virtud, aunque no logró crear ocasiones claras de gol de no ser por la inesperada colaboración de Iván Helguera.

El cántabro completó un mal partido, mostrándose muy fuera de forma y concediendo demasiadas facilidades a unos jugadores lusos que pecaron de ingenuidad y no se terminaron de creer que podían hacer daño al Valencia. Helguera incluso pudo ser expulsado cuando agarró a Moutinho tras su enésimo error en la entrega, pero el árbitro no le vio.

En la segunda mitad, el Valencia comenzó ofreciendo mejor imagen y llegando con facilidad al área rival, pero pronto volvieron a imponerse los mayores niveles de adrenalina de los portugueses.

Los ché se relajaron y permitieron al Marítimo soñar con la remontada. Tanto fue así que Marcinho llegó a estrellar un balón un tiro libre contra la madera y posteriormente Guilherme remató libre de marca en el interior del área, aunque con escasa puntería.

Estas dos ocasiones despertaron al Valencia de su letargo. Los de Emery se dieron cuenta de que el trabajo todavía no estaba hecho y las entradas de Villa y Mata terminaron de reactivar el equipo.

Pese a la mejoría del Valencia en los últimos minutos el marcador no se volvería a mover. Tanto Angulo como David Villa dispusieron de claras ocasiones para sentenciar la eliminatoria, pero no estuvieron finos. Lo mejor, sin duda, el marcador y escapar sanos y salvos del barrizal.