Fue ese corazón pintado en el suelo.
No fue lo único,
pero formó parte de ello.
Fue la lucha del amarillo contra el azul de hacía 60 años.
Y ese balcón.
Fue una huída,
un destierro,
un infierno
y un acierto.
Fue la suerte,
y su oponente.
Y fue la luz
y los colores.
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