La prueba definitiva de que una banda es una gran banda se
manifiesta en directo.
Un buen directo se caracteriza principalmente por una buena selección de temas,
su buena disposición, un número adecuado de ellos y, sobre todo, un buen
sonido. A esos cuatro pilares básicos podemos sumar matices secundarios, como
la puesta en escena e interacción con el público, matices que pierden valor en
las grabaciones.
El primer disco en directo completo que recuerdo haber
escuchado fue Live… In the Raw de W.A.S.P. Nuestro entrañable Antonio el Heavy,
nos suministraba en aquella época todo el material musical del que
disfrutábamos, hasta que nos pusimos de acuerdo para suscribirnos a Discoplay y
compartir la música. Esa revista supuso un antes y un después en nuestras vidas
desde el punto de vista musical.
Esta grabación cedida por nuestro benefactor musical a
finales de los 80 supuso parte de la banda sonora de las tardes de los primeros
años de instituto.
Contaba Nikki Sixx, bajista y alma mater de
Mötley Crüe, en los primeros capítulos de The Dirt, que cuando entraba en un local Blackie Lawless, fundador y jefe de W.A.S.P., era arrollador: “Tenía la capacidad de plantarse y quedarse quieto en
mitad de un club con sus aires de tipo duro y atraer la atención de todas las
mujeres, que no tardaban en rodearle”. Exacto, cuando uno ve a Blackie en
persona se da cuenta del extraño y diabólico magnetismo que posee. Un tipo que
seduce, rabiosamente, provocando, pero sin acritud. Así lo vivimos
al verlo en el Sonisphere de Madrid en 2010. El tiempo no había pasado por ese
animal de casi dos metros de altura que saltó al escenario como la estrella que
es, con su voz rasposa, su pelo cardado, sus cortantes sierras en los antebrazos y su
inseparable camiseta de fútbol americano. Tras escuchar todos sus clásicos, entendí
por qué fue durante mucho tiempo mi grupo favorito: Inside the Electric Circus, L.O.V.E. Machine, Wild Child, Sleeping in
the Fire (balada con un fantástico solo de guitarra), I wanna be somebody (todo un himno)…
Live… In the Raw
está formado por las diez canciones que siempre recordaremos de WASP grabadas
en el Long
Beach Arena de Los Ángeles y mezclado en estudio, en donde se le añadió el
sonido del público (por eso suena de esa forma). A las canciones en directo se
les sumó un tema de estudio compuesto para la película Ghoulies II: Scream until you like it (un tanto flojito, podía haber sobrado). Heavy metal directo y
sin contemplaciones. Eso es W.A.S.P.
Es difícil destacar una canción por encima de otra. Darle al
play en este disco es como meter el dedo en el enchufe sin que nadie te ayude a
quitarlo de allí: descarga total hasta que se rompe o apaga, como si estuvieras
dentro de un circo eléctrico.
Sin duda alguna, el momento clave del concierto se sitúa en
la provocadora entrada de la canción Harder
Faster donde el “Manimal Lawless” arremete contra la PMRC debido a la
persecución que esta rancia asociación les dedicó. El lascivo verso
perteneciente a esta canción “Shuck me suck me eat me raw” no deja indiferente a
nadie. Lo cierto es que la estampación del sello de la PMRC, clasificándolos de
peligrosos e inmundos, sirvió para que aumentaran su fama (ya se sabe lo
que pasa con lo prohibido), pero también tuvo consecuencias
horribles: a Blackie Lawless le dispararon dos veces y manipularon su coche
para intentar acabar con su vida: la leyenda ya estaba formada.